Nuevo artículo de Soñando una escuela por Turquesa.
Llevo algo más de tres años publicando en esta sección, una sección que nació con la idea de acercaros otras maneras posibles de hacer en la escuela pública que tuvieran como base el respeto hacia las diferentes necesidades de los niños/as, el respeto por sus ritmos de aprendizaje y la necesidad de acoger las evidencias que desde la neurociencia se hacen al campo de la educación acerca del funcionamiento del cerebro y de cómo favorecer aprendizajes significativos y duraderos.
Ahora estaba revisando todas las entradas que he estado haciendo a lo largo de estos años al respecto; Os he hablado del diseño de espacios, he entrevistado a personas que apuestan por el cambio educativo y del juego como herramienta imprescindible del aprendizaje , os he hablado también del matiz existente entre una escuela no directiva y otra que aún con similares bases metodológicas aplica la directividad (mira aquí), he hablado de neurociencia , de la importancia de la formación , del rol del adulto , de algunos miedos, inseguridades y mitos que se atribuyen a la escuela activa, de cómo se atiende la diversidad en la escuela activa pero en ningún momento os he hablado de lo que significa para mí una escuela activa. Y ese va a ser el objeto de este artículo: contaros…
Lo que para mí significa una escuela viva y activa
Desde que publiqué el libro “Un cambio de mirada. Los inicios de una escuela pública activa” me han llamado de diferentes comunidades autónomas para impartir formación acerca de las bases de la escuela activa y de su aplicación en una escuela convencional. Al inicio de cada una de estas formaciones siempre hago la misma pregunta:
¿Qué es para vosotros una escuela activa?
Porque bajo una misma idea pueden surgir un sinfín de interpretaciones y/o matices que hagan distar mucho una concepción de otra.
Las respuestas siempre suelen acogen términos como:
Formación permanente, el niño como protagonista del aprendizaje, respeto a la diversidad, evaluación personalizada, funciona por intereses de los niños, respetuosa con los ritmos de aprendizaje, los aprendizajes se realizan de manera activa, en movimiento, el adulto es un acompañante, los espacios se transforman…
Y todo esto forma parte de la escuela activa.
Ahora bien, para mí una escuela activa es aquella que cumple con estas 4 premisas básicas:
(1) Que tenga en cuenta las investigaciones que desde la Neurociencia se hacen al campo de la educación
La Neurociencia es la ciencia que estudia el cerebro humano y cómo se producen los aprendizajes en él. Tenemos una ciencia que nos dice cómo debemos acercar a los niños los diferentes contenidos para que sean significativos e incidan en nuestro aprendizaje de manera positiva ¿por qué no la utilizamos e integramos todo aquello que nos pueda aportar? Es maravilloso tener una guía, un mapa que nos oriente y nos diga cómo favorecer un recuerdo más eficaz y un aprendizaje más permanente que esté disponible cuando queramos recurrir a él.
(2) La escuela activa también es aquella que revisa y cambia el rol del adulto
Un adulto que atiende las necesidades de los niños, que vela por sus intereses, que media, que acompaña, que respeta, que no proyecta, no etiqueta y confía. El adulto se denomina acompañante, acompañante de los procesos de aprendizaje y de vida que van realizando los niños a lo largo de los años que pasan en la escuela.
(3) Reorganización de espacios y tiempos
Y también la escuela activa es esa escuela que reorganiza espacios y tiempos para dar respuesta a las diferentes necesidades de los niños.
Se distribuyen los espacios de diferentes maneras en función de la necesidad y del contexto y atendiendo las normas básicas de organización (que fomenten la autonomía, libres de peligros activos… (te hablé de eso aquí)
Así como también se adaptan los tiempos para dar cabida a todas aquellas cosas que acontecen en el día a día.
(4) Atiende las diferentes necesidades todo el tiempo
Pero para mí, sobre todo, lo más importante de todo, es que una escuela activa es aquella que atiende las diferentes necesidades de los niños en todo el momento de la actividad lectiva.
Me explico: Hay escuelas que en un afán de querer implementar esta metodología, cogen algunas partes olvidando la verdadera esencia y promueven el “trabajo por ambientes” los lunes y miércoles o todos los días después del patio… Esto no es escuela activa, ya que se están acogiendo las necesidades de los niños dos días a la semana o unas horas al día.
Imaginaos al niño, ¡qué incoherencia! Según la hora o el día de la semana que sea se van a respetar sus necesidades o no.
Se puede empezar de diferentes maneras, por ejemplo implementando el uso de los espacios preparados de manera gradual, primero en infantil, luego en primer ciclo de primaria, o por niveles si la escuela es muy grande pero no por días porque sino se pierde la verdadera esencia de la escuela activa que no es otra que la de responder en todo momento a las necesidades de los niños/as.
En definitiva una escuela activa es aquella escuela que hace un cambio de mirada a la infancia, que mira con otros ojos y ofrece respuestas pensadas solo para ella.
¡Nos leemos el próximo mes! ¡Y si tenéis ideas sobre las hablar en esta sección os pido que me las hagáis llegar que después de tres años me empiezan a escasear!
Aguamarina