Es diciembre y este mes la sección Soñando una escuela ¡viene muy completa! Para empezar hoy abarcamos algo muy novedoso y que puede hacer que nuestras escuelas inicien el verdadero cambio: las escuelas Changemaker. ¿Sabes lo que son? ¿Conoces alguna de las 4 que hay en España?
Vamos a averiguarlo de la mano de la fundación Ashoka y veremos cómo llegar a ser una verdadera escuela Changemaker.
Pero antes de dejarte con Turquesa me hace especial ilusión contarte que De mi casa al mundo ha sido nominado recientemente a los premios 2015 Madresfera en la categoría de Educación. Me siento muy honrada y agradecida porque haya otras mamás bloggers que consideren este blog ¡merecedor de estar en esas nominaciones! ¡Eso solo ya es un regalo de Navidad maravilloso!
Ahora comienza la fase de votaciones y animada sobre todo por F. que es mi mayor fan (aunque también mi mayor crítico y opina que debo hacerlo :-)), he puesto la insignia en el blog para pedirte el voto. Si te gusta lo que lees por aquí, si sientes que aportamos un granito de arena para abrir miradas y despertar conciencias sobre la educación de nuestros hijos e hijas, te invito a que nos regales un voto. Puedes hacerlo desde aquí. Y también te dejaré la insignia al final del post. ¡Muchas gracias!
¿Conocéis la labor que están haciendo desde la Fundación Ashoka?
Ashoka es la mayor red de emprendedores sociales innovadores que existe a escala mundial. Parten de la certeza y de la necesidad de un cambio inminente a nivel social y educativo y su visión es la de un mundo en el que todos podamos ser parte del cambio.
Para lograr esto hablan de la importancia de una nueva generación de niños y jóvenes equipados con las habilidades necesarias para enfrentarse a los problemas, aún desconocidos del mañana. Y ahí es donde entramos los maestros y maestras y todas aquellas personas vinculadas con la educación y con la infancia que creen en la necesidad de este cambio y actúan para llegar a él.
No he podido resistirme a hacerle una entrevista a David Martín, director de educación y jóvenes de Ashoka.
¿Quién es David Martín Díaz? ¿Cómo llegaste a Ashoka?
Es una historia larga, llevo dando vueltas en la órbita de Ashoka 7 u 8 años. Como voluntario, como consultor, como emprendedor social y ahora como contratado a cargo del Área de Educación y Jóvenes... Estoy a medio camino entre la comunicación y la educación, junto con el empoderamiento juvenil-adolescente.
Fundé www.cibercorresponsales.org y lo co-dirigí hasta hace poco, y también lancé “Enrédate con Unicef” (www.enredate.org), de hecho fui responsable de Educación para el Desarrollo y Participación en Unicef durante 6 años. Trabajé en Amnistía Internacional en educación para los derechos humanos y lancé sus grupos de activismo universitario…
¿Qué es Ashoka?
Ashoka es la red mundial de emprendedores sociales más grande del mundo. Lleva 35 años de historia y su fundador, Bill Drayton fue Premio Príncipe de Asturias de Cooperación en 2011.
Nuestra visión es “todo el mundo puede cambiar el mundo”. Queremos favorecer esa sociedad comprometida, activa, capaz de resolver retos sociales y de unirse para mejorar el entorno.
Todos los cambios siempre han dependido sobre todo de la iniciativa de personas, así que el ejemplo de los emprendedores sociales es clave para ello.
Entendemos que la mejor forma de cambiar el mundo es apoyar y dar mucha visibilidad a quienes ya lo están haciendo para que puedan inspirar a los demás y demostrar que es posible.
Si te fijas es la misma idea la que aplicamos con las Escuelas Changemaker, pero llevado a la transformación educativa y de la escuela.
¿Cómo surgió la idea de las Escuelas Changemaker?
¿Qué hace falta para conseguir eso de que “todo el mundo pueda cambiar el mundo”? Necesitamos personas con actitud, con determinada forma de pensar y comportarse. Significa tener curiosidad, mente abierta, ser críticos, tener empatía y tomar partido para resolver problemas, ser capaz de colaborar con otros, asumir responsabilidades, resolver problemas…
Está claro que la escuela es una de las claves para conseguir esto. No basta con saber mucho de lo tuyo, tienes que ser capaz de vivir en un mundo global, de gestionar emociones y tener habilidades sociales, etc. Queremos contribuir a esta visión y creemos que requiere un “cambio de paradigma” en la educación.
En ese contexto, hay muchas escuelas y mucha gente haciendo las cosas muy bien, y nunca son noticia.
Necesitamos cambiar la conversación y hablar de educación en positivo para favorecer el cambio progresivo. Las Escuelas Changemaker son un equipo de trabajo. No son un ranking o una lista de “las mejores” ni mucho menos. Son escuelas que demuestran una visión por re-imaginar la escuela desde un punto de vista integral (no solo metodológico). Son equipos (directivos, docentes, familias, alumnos) comprometidos con ese cambio de paradigma educativo, con ganas de contribuir a la mejora de la escuela y transformar más allá de su centro educativo. ¡Es una responsabilidad enorme ser una de ellas!
¿Qué aptitudes y criterios ha de tener una escuela para ser agente de cambio?
Son changemaker porque están generando tendencia, tienen una trayectoria de transformación, de resolver retos y dificultades para llegar hasta donde han llegado. Y también lo son porque están educando para que sus alumnos y alumnas sean changemaker también.
Son escuelas “con alma”, con equipos alineados y trabajando juntos, escuelas abiertas a la comunidad y donde las familias participan, que promueven el aprendizaje activo y ceden gran parte del protagonismo a los niños, niñas y jóvenes en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Y, muy importante, son escuelas con muchas ganas de compartir lo que hacen y de favorecer una transformación del sector, más allá de su escuela.
¿Cómo son los maestros de estas escuelas? ¿Y los alumnos?
¡Son geniales! Esa es la mejor parte de mi trabajo: conocer esos alumnos y alumnas tan despiertas y desenvueltas, que no paran de hacer preguntas y se anticipan a lo que estás pensando. Esos chicos y chicas que colaboran en proyectos para mejorar sus comunidades o su colegio.
Y qué decir de esos docentes, profesionales apasionados y tan inspiradores... Son gente que ante todo ama su trabajo y a esos alumnos, que disfruta a pesar de las dificultades y entiende que los retos se presentan constantemente y para superarlos es fundamental la actitud y la entrega.
De momento tenéis 4 escuelas nominadas como Changemakers:
El Colegio O Pelouro de Pontevedra
Amara Berri en País Vasco
Colegio Padre Piquer en Madrid
y la Escola Sadako en Cataluña...pero estáis buscando más, ¿públicas, concertadas o privadas? ¿Por qué?
Sí, nuestro plan es presentar otras 4 ó 6 nuevas Escuelas Changemaker para primavera. Todas las que estamos evaluando ahora mismo son públicas y en distintas comunidades.
Nuestro objetivo es representar distintas realidades, titularidades o formas de entender la escuela: cooperativas, escuelas rurales, públicas o privadas, religiosas o no…
La escuela tiene gran diversidad y necesitamos encontrar modelos de cada cosa, para que “no haya excusas”, para que cualquier escuela encuentre un espejo en el que mirarse independientemente de su contexto. Queremos representar esa diversidad y también distintas comunidades autónomas.
El plan es llegar a tener unas 20 Escuelas Changemaker en dos o tres años, un equipo bien potente que va a permitir contar muchas historias muy inspiradoras y positivas de que “sí se puede”, y junto con otros muchos que ya están en la misma línea contagiar y contagiar…
¿Crees que las escuelas públicas deben cambiar?
Las personas son las que cambian las escuelas.
Hay escuelas públicas decadentes, inmóviles o ancladas en inercias tóxicas que no hacen bien a nadie, ni a sus docentes ni mucho menos al alumnado… Y hay escuelas que han dado un giro de 180º. ¿Por qué? Porque alguien o un grupo de profesionales de la enseñanza se lo propusieron. A veces con apoyos, pero casi siempre sin apoyo de nadie.
Si tuvieras un lápiz y una goma, ¿qué cosas borrarías de la escuela pública y cuáles añadirías?
Con la goma borraría la tristeza, la frustración, la decepción y ese “acomodamiento” que a veces acompaña a algunos docentes. Los niños y niñas no se merecen eso sino todo contrario: luz, energía, buena actitud y ganas de transformación.
Y el lápiz se lo daría a los alumnos y alumnas para que añadieran lo que quieran. Escucharles es el primer paso para acompañarles en esa deliciosa aventura de aprender juntos.
¡¡Muchas gracias por la entrevista David!! ☼
PARA MI UNA ESCUELA CHANGE MAKER DEBERÍA SER…
Una escuela que respete a sus alumnos, en la cual los adultos se coloquen a la altura de los niños, no se les invada su espacio, se les pida permiso, se les mire de igual a igual, de ser excepcional a ser igualmente excepcional, una relación de mutuo aprendizaje.
Una escuela que se adapte al ritmo de aprendizaje de cada alumno. Donde se haga un acompañamiento de manera individualizada, atendiendo a las particularidades y potencialidades de cada uno de los alumnos.
En la que el aprendizaje sea activo y vivencial, que parta de las necesidades e intereses de los alumnos. Esta actitud no contempla las proyecciones que hacen los adultos a través de los niños, sino que ha de centrarse en la verdadera necesidad de investigación del alumno, en las ganas irrefrenables por querer saber todo de algo que verdaderamente está movilizando todo su ser. Para eso hace falta mucha observación por parte del adulto y escuchar, escuchar de verdad.
Una escuela que contemple la educación integral de todas las dimensiones del niño.
En la cual coexistan espacios seguros, relajados y organizados de manera que respondan a las necesidades psicopedagógicas de la etapa y a los intereses de los niños. En este sentido los diferentes espacios se convierten en el tercer educador, como decía Loris Malaguzzi. El sentido de la estética y el hecho de educar la mirada en la belleza es para mí de vital importancia para que lo bello sea concebido como “lo normal”.
Una escuela en la cual el adulto acompaña (no dirige) con amor y respeto. Esto cambia radicalmente la manera en que los maestros han venido actuando durante generaciones. El papel del adulto cambia a un rol en el cual él no es el protagonista, se convierte en facilitador del proceso de aprendizaje. Carl Rogers, impulsor de la pedagogía no directiva dice algo así: “La tarea más difícil en la enseñanza, es saber cuándo debemos intervenir y cuándo debemos cerrar la boca, o sea, casi todo el tiempo”.
Para mí, una escuela que ha de generar tendencia ha de ser no directiva. Una escuela no directiva cree en el juego, la actividad espontánea y la experimentación no dirigida como únicas estrategias eficaces de desarrollo. Una escuela no directiva promueve el pensamiento reflexivo, crítico, autónomo y creativo.
Y, sobre todo, una escuela changemaker debería ser una escuela pública y al alcance de todos.
¿Y vosotros? ¿Qué tipo de escuela queréis? Os invito a reflexionar sobre vuestra propia práctica y que hagáis una realidad la escuela en la que creéis.
¡Convertiros en parte activa del cambio! Haced de vuestra escuela un referente que anime a las demás a detectar las necesidades y a actuar en consecuencia.
Este mes será especial, así que nos volveremos a ver antes de lo previsto…
Más información aquí o aquí. Y en el libro "Educar para ser" de Rebeca Wild.
<<Los emprendedores sociales no se conforman con dar un pez ni con enseñar a pescar. No descansarán hasta que hayan revolucionado la industria pesquera. - Bill Drayton, fundador de Ashoka.>>
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