Esta vez me gustaría hablar sobre cómo se aborda la atención a la diversidad en una escuela activa. Muchas personas me han preguntado sobre este tema y voy a contaros cómo lo hacemos en la escuela donde trabajo. La verdad es que no tiene mucho misterio…
La escuela es uno de los primeros sitios donde los niños se enfrentan a las primeras experiencias sociales, y es, por tanto, un lugar donde la diversidad y la diferencia se hacen palpables en toda su magnitud…
Ahora bien, ¿qué entendemos por diversidad?
Todos somos únicos y diferentes
En la escuela consideramos a cada niño como un ser único. Cada niño y cada niña tiene sus propios ritmos madurativos, sus aptitudes, sus capacidades, sus maneras de abordar los aprendizajes, sus maneras de relacionarse y de adaptarse a nuevos contextos… cada uno es diferente, no hay ninguno igual a otro…
La escuela, al igual que la sociedad, está llena de diversidad y esta diversidad viene dada por cada una de las personas que la habitamos. Cada uno de nosotros aportamos lo que somos y es ahí donde reside la verdadera riqueza. La riqueza y el aprendizaje de saberse único y diferente a la vez.
Preparar la escuela para atender a la diversidad
Y dado que cada uno es diferente, habrá que preparar cuidadosamente la escuela para dar respuesta a las necesidades individuales de cada uno y concebir los diferentes caminos e itinerarios que se vayan trazando…
Habitualmente, los acompañantes, vamos introduciendo diferentes materiales en los espacios en función del ritmo, la evolución y los intereses que van surgiendo por parte de los niños.
En el espacio del cual soy referente, el espacio de cálculo, el año pasado empecé a introducir unos juegos de mesa (juegos de mesa, como tantos otros, que utilizan contenidos matemáticos para llegar a una solución) y empecé a ver que algunos niños que no habían transitado todavía ese espacio, empezaron a hacerlo. Y comenzaron a acercarse a diferentes contenidos matemáticos de la mano de estos juegos. Hasta que no pude vivir ese momento no pude entender aquello de que cada uno tiene su propio estilo de aprendizaje, su propia versión de abordar el conocimiento.
Educar en la diversidad es:
respetar los diferentes procesos de aprendizaje,
las necesidades individuales
y las caracterísitcas sociales, culturales y personales intrínsecas de cada uno.
El trabajo que se hace desde la escuela activa parte de las aportaciones hechas en el ámbito de la neurociencia, que sugieren el respeto por las individualidades de cada niño y en la confianza en sus ritmos evolutivos y madurativos, así como en el aprovechamiento de los canales naturales de aprendizaje.
La escuela activa acoge esta educación en la diversidad y la hace suya como la manera que tiene de entender la educación.
El papel del acompañante
El papel del adulto dentro de una escuela activa, se centra en asistir a los niños que tiene a su cuidado, observar sus necesidades y darles respuesta de manera amorosa, desde el respeto y la confianza en sus procesos de vida.
Así pues es, a través de esta mirada atenta, que el adulto reformula los espacios, sugiere nuevos materiales, valora la evolución de los aprendizajes y evalúa los objetivos iniciales para conseguir el desarrollo integral de todos los niños atendiendo la individualidad de cada uno.
A parte de la observación directa y de las anotaciones que vamos tomando cada uno de nosotros en los diferentes espacios, también tenemos en cuenta las entrevistas que hacemos de manera asidua con los padres. Estas nos sirven para obtener información del niño que no podemos obtener dentro del contexto de la escuela, pudiendo obtener una perspectiva diferente de cómo es el niño y cuáles son sus necesidades.
En nuestro contexto particular, de escuela pública pequeña, organizamos los espacios en función de los objetivos y contenidos que queremos transmitir a través de diferentes materiales los cuales abarcan toda la franja de edad de los niños que transitan estos espacios (infantil y primaria), los diferentes ritmos evolutivos y diversos itinerarios de aprendizaje.
Por tanto los niños tienen acceso libre a cada uno de los materiales, sin importar su edad.
Hoy en día los aprendizajes están secuenciados por edad, es decir, te marcan lo que debe aprender cada niño en función de la edad que tiene y en función del ritmo evolutivo en el que se supone que ha de estar, así que si un niño de 4 años por ejemplo, quisiera aprender un contenido el cual no le corresponde por edad, no podría. Sin embargo cuando tienen todo a mano pueden elegir qué aprender, sin secuenciaciones externas.
Y así, sin más complicación que la de considerar a cada uno de los niños como único, atendemos la diversidad.
Esto me recuerda una frase que leí una vez: “Cada semilla sabe cómo ha de llegar a ser flor siempre que se le ofrezca el ambiente adecuado”. Para la planta, este ambiente adecuado ha de contener luz, agua y tierra. Pues de la misma manera, cada niño sabe como llegar a ser adulto si se le ofrece un ambiente que cubra sus necesidades básicas y un acompañamiento afectuoso que se ajuste a sus necesidades individuales.
Ya sabeis que cualquier aportación será bien recibida y, como suelo deciros, esta es tan solo una manera más de hacer las cosas… ¡Nos seguimos leyendo!
Todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su capacidad para trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil. – A. Einstein.
Aguamarina