Son muchas las ocasiones en las que hablo con amigos, familiares o padres de mis alumnos, de los ingredientes que convierten a un niño en un futuro adulto de éxito. También son muchas las ocasiones en las que he hablado sobre este tipo de temas en el blog, y generalmente una de las conclusiones a las que siempre llego es la creatividad.
¿Nunca te has preguntado qué fue de aquel compañero del colegio que siempre sacaba sobresalientes?, ¿a qué se dedica ahora?, ¿ha cambiado el mundo? ¿ha hecho algo grande? Quizá tu conozcas algún caso de compañeros de colegio que destacaban entonces y lo hacen ahora, pero en mi caso, y en el caso de la mayoría de la gente que conozco, no es así. ¿No te has preguntado por qué?
El otro día llegó a mis manos un artículo del New York Times que hablaba de este tema. Hoy me gustaría compartir contigo las conclusiones a las que llega ese artículo.
Si eres profe, tendrás en tu clase a uno o varios niños que son el reflejo de la perfección: con 4 y 5 años ya saben leer, se sientan bien, ayudan a sus compañeros, comienzan a controlar un segundo idioma, hacen cálculos sencillos mentalmente y mucho más. Sus padres están orgullosísimos de ellos y el resto de los mortales les envidian porque no tienen que luchar día a día como con sus hijos para que lean, se sienten a hacer los deberes, etc. Son niños a los que los profes alagamos, ponemos de ejemplo y utilizamos para que ayuden al resto de sus compañeros. Tener niños así en clase es una bendición porque hace que todo sea mucho más sencillo, pero, ¿qué pasará cuando estos niños crezcan? ¿Seguirán siendo un modelo para el resto?
En Estados Unidos tienen el Westinghouse Science Talent Search, uno de los premios de ciencias más prestigiosos que se otorga a alumnos de educación secundaria. Se considera la Super Bowl de la ciencia y desde su creación en 1942 y hasta 1994 premió a más de 2000 adolescentes. Lo más sorprendente de estos datos es que solo un 1% de estos adolescentes terminó en la Academia Nacional de Ciencias, y solo ocho ganaron un premio Nobel…
Es bastante raro que los niños prodigio se conviertan en genios que cambian el mundo cuando son adultos. Asumimos que esto sucede porque a estos niños les faltan una serie de características sociales y emocionales fundamental para alcanzar el éxito. Pero en realidad, estos niños no tienen ningún problema emocional ni social, de hecho, menos de una cuarta parte de los niños prodigio tienen problemas para relacionarse. Entonces, ¿por qué se quedan en el camino?
El principal problema que hace que no lleguen lejos es que no aprenden a ser originales. Lo que más preocupa a estos niños es ganarse la admiración de sus padres y profesores. Esto les lleva a continuar trabajando y esforzándose constantemente para ser mejores, pero no para ser diferentes o hacer algo diferente.
Normalmente los niños prodigio tocan piezas de música de forma increíble, pero nunca componen las suyas. Son niños que centran todos sus esfuerzos en consumir información y conocimientos ya existentes, pero no desarrollan los suyos propios.
Este estudio sugiere que normalmente, los niños más creativos no son los favoritos de los profesores, lo que hace que muchos no comuniquen sus ideas creativas, las empiecen a guardar para ellos mismos y terminen convirtiéndose en una ovejita más.
Según este artículo, la mayor parte de los niños que destacan se convertirán en buenos profesionales en su sector y, posiblemente, en líderes dentro de sus organizaciones. Pero un mínimo porcentaje serán creadores. La mayoría de estos niños continuarán aplicando lo que se les ha enseñado a hacer mejor: hacer su trabajo lo mejor posible, sin salirse del camino pautado, buscando siempre el reconocimiento de los demás, de pequeños de sus padres y profesores, más adelante de sus jefes, y así toda su vida.
Estos niños serán grandes médicos, pero no harán nada para mejorar el sistema. Serán buenos profesores, pero no intentarán cambiar un sistema educativo que no funciona. Serán grandes abogados que defenderán a sus clientes a capa y espada, pero no intentarán cambiar las leyes injustas.
La pregunta es entonces, ¿Cómo debemos criar y educar a un niño para que sea un niño creativo?
Este estudio compara a las familias que son consideradas como creativas y aquellas familias que no lo son.
Una de las principales diferencias entre este tipo de familias, es que aquellas familias que son consideradas como no creativas, tienen una media de 6 reglas en casa, relacionadas con los horarios para los deberes y el momento de ir a la cama, mientras que aquellas familias consideradas creativas tiene una media de menos de una regla.
Es indudable que la creatividad es difícil de enseñar, pero lo que si es fácil es frustrarla. El principal problema de tener un elevado número de reglas es que estamos limitando a los niños a pensar por ellos mismos y tomar sus propias decisiones. Esto no significa libertinaje. Los padres que educan niños creativos hacen más hincapié en los valores morales que en la reglas y prohibiciones. En lo que se debe y no se debe hacer, y en base a eso dejan que el niño tome sus propias decisiones.
No significa que los padres de niños creativos no les animen a alcanzar la excelencia y el éxito. Lo que significa es que sobre todo les animan a que busquen el placer en su trabajo, a que lo disfruten y hagan lo que les guste. Son niños a los que se deja espacio para que investiguen y descubran sus propios intereses, y esto es lo que les preparará para ser adultos creativos.
El psicólogo Benjamin Bloom lideró un estudio en el que investigaba el origen de muchos músicos, artistas, atletas y científicos. Aprendió que sus padres nunca les habían criado para que fueran superestrellas. No eran sargentos que les hacían ensayar durante horas y horas. Lo que todos tenían en común es que habían desarrollado la motivación intrínseca en sus hijos, y cuando los niños habían mostrado un interés en una determinada actividad, entonces les habían apoyado incondicionalmente para que la realizaran.
Muchos de los pianistas profesionales no tuvieron profesores de élite. Muchos de estos pianistas recibieron sus primeras clases con profesores que vivían cerca y les hacían aprender de forma divertida. Mozart empezó a mostrar el interés por la música antes de empezar a dar clases.
Entonces, ¿Cuál es el camino? Desde mi punto de vista y, a modo de conclusión, creo que lo fundamental durante los primeros años de vida es dejar a los niños que descubran el mundo a través de sus propios ojos y no de los nuestros. Eso no significa que no debamos inculcarles el trabajo duro y el esfuerzo, pero sí que les dejemos pensar por ellos mismos.
Un gran error que cometen muchos padres es educar a sus hijos como creen que les gustaría que les hubieran educado a ellos. Les educan para que se conviertan en lo que a ellos les gustaría haber sido, no para que sean lo que ellos quieran ser. Por eso, si quieres educar un niños creativo… ¡déjale ser!
¡Gracias por estar ahí!
La creatividad nunca ha sido sensata. ¿Por qué habría de serlo? ¿Por qué tú deberías ser sensato? A lo largo del tiempo, lo que un artista necesita es entusiasmo, no disciplina.
Julia Cameron
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