Hace días he estado leyendo sobre la “inmortalidad” del amor. Aprendí que el amor es un sentimiento eterno, que no cambia, que siempre es el mismo y que hay una fuente inagotable de amor que es Dios, en cualquier forma que lo llames.
Hoy vi la frase que encabeza esta entrada, y la verdad confirmé que el amor en si mismo quizá no sea un sentimiento. Si Dios es amor, como yo así lo considero, es más que un sentimiento. Es un estado permanente de bienestar, salud emocional y plenitud que sobrepasa todo lo que humanamente podemos entender.
La semana pasada permití que una persona me sacara del estado de paz que he ido adquiriendo en los últimos 20 días. En el fin de semana llegué a la conclusión de que no me perdonaba a mi misma el permiso que le di a esa persona de sacarme de mi estado. Había sido un trabajo arduo entre Dios y yo, comprendiendo que no hay nada fuera de Dios que me pueda llenar más que Él. Antes no entendía, no lo reconocía o lo había olvidado. Pero esta misma fuente inagotable de amor fue la que hoy me dijo en sueños: si tienes que mendigar amor, entonces no me estás buscando a mi, estás buscando [con mucha sed] en la fuente equivocada.
Si los sentimientos son visitantes, propongo saquemos al amor de esa categoría. La ira, el orgullo, la soberbia, la rabia, la venganza, el odio, el desconsuelo, la desesperanza, la pérdida de fe, entre otros, esos sí podrían ser visitantes, que hay que dejar que vengan, reconocerlos, sentirlos, mirarlos tal cual son y liberarlos por nuestro propio bien. Sin embargo, el amor, visto desde la perspectiva de que es eterno y no muere, si lo vemos desde la fuente que es Dios, estará siempre con nosotros, siempre y cuando lo queramos así.
Aprendí hace poco que el ego es un sistema de creencias, y que si fuéramos computadoras, sería como el Windows: si lo usas adecuadamente y te servirá para varias cosas. Sin embargo, sin ego (sin Windows) no dejas de ser humano (computadora). Es una forma divertida de entender este sistema, según mi opinión. Reconocer su existencia es válido.
Te propongo que esta semana te preguntes si estás identificando bien tus emociones y sentimientos. Es importante saber que nuestra actitud no debe ser determinada por las circunstancias. Siempre hay una salida, una alternativa, un para qué continuar nuestra búsqueda de sentido. Recuerda que la felicidad ya es tuya, solo debes estar atento(a) a las señales que la vida te presenta.
Hasta la próxima.