La fotografía que acompaña a este post seguramente no es la más bonita que pueda poner, pero sí la más especial. Corresponde al primer picnic que planificaron mis niños, a finales de agosto. Eligieron el mantel, Paloma su caja decorada roja (se la regalé como contenedor de regalos de superheroína para su cumple y le encanta utilizarla), Felipe las botellas de cristal con las pajitas rojas para el agua fría, y las cápsulas de “cupcakes” a juego, y entre los dos el menú: humus, ensalada de pasta, croquetas, tortilla, frutos secos, arándanos y uvas blancas. Mamá se ocupó de completar el resto: la tortilla fue de calabacín y cebolleta con huevos ecológicos, las croquetas de merluza y langostinos, la ensalada de pasta ecológica y pollo asado, las uvas sin pepitas y los frutos secos anacardos y almendras.
En la caja de fresas transportamos las servilletas, los cubiertos y las botellas de agua, además de los cuencos de cristal para la ensalada. En las hueveras de los huevos ecológicos (riquísimos, de una granja del desierto de Tabernas, en Almería), puse seis croquetas (preparé doce en total). Eso sí, con una doble capa de papel absorbente recortado al tamaño de cada hueco. Tendríais que haber visto a los niños con la boca abierta cuando llevé las hueveras y les pregunté quién quería un huevo. “Mamá, que son croquetas”, me dijeron cuando las abrí. Son más ricos… Eso sí, tan emocionados estaban que ni me dejaron disponer las cosas en el mantel (las pusieron ellos, a toda prisa), ni poner los bollitos de pan, las “regañás” y piquitos. ¡Ni el humus apareció en la foto! Querían comer ya, nada de fotos.
Como veis todo muy de peques y un menú muy sano y nutritivo. Sobre la preparación, realmente fue muy rápido: las croquetas las tenía ya listas y congeladas de días atrás, así que solo freírlas (me gusta hacerlo en aceite de oliva suave); el humus también lo tenía preparado (aguanta en el frigo perfectamente tres días, más tiempo la verdad es que nunca nos dura, porque se acaba antes: ¡a mis niños les encanta!); en la ensalada de pasta ecológica aproveché un muslo de pollo de corral que había asado el día anterior… Así que lo único que tuve que hacer fue la tortilla (fácil y rápida).
Si os parece empiezo por los entrantes… Humus. Mis niños se aficionaron al humus de Mercadona, que les encanta, pero comencé a hacerles el casero, para que se fueran acostumbrando a su sabor y textura más natural. La Thermomix ayuda muchísimo a que el resultado final sea magnífico. Con una batidora también lo podéis hacer, pero supongo que no quedará tan fino (la potencia de la Thermomix siempre me asombra). La elaboración es muy sencilla. Necesitáis:
400 gr. de garbanzos.
50 gr. aceite de oliva virgen extra.
1 diente de ajo.
Tahiné o tahina (pasta de sésamo tostado).
El zumo de un limón mediano.
Sal.
Sésamo molido.
Agua de la cocción de los garbanzos.
Pimentón molido dulce (opcional).
Empiezo por lo más importante: los garbanzos. Podéis por supuesto comprarlos de bote, pero os recomiendo que los cocinéis vosotros en casa. Así os saldrá mucho más económico, podéis dejar los garbanzos más tiernos (los de bote tienen un punto que no me gusta, y menos para el humus) y emplear el agua de cocción en la receta. Solo acordaos la noche antes de dejarlos en remojo. Cocedlos en una olla express con agua caliente, nunca fría.
Después, escurridlos (reservad el agua) y echadlos en el vaso de la Thermomix junto a una cucharada sopera de tahiné, bien colmada (yo lo compro en una tienda marroquí de alimentación, pero podéis hacerlo en casa con semillas de sésamo tostadas, sal, ajo y aceite, todo triturado hasta hacer una pasta). Añadid un diente de ajo (yo le quitó la parte central y solo pongo uno pequeño, porque si no los peques dicen que pica), el zumo de limón, el aceite, la sal, una pizca de comino molido y 20 gr. de agua de la cocción de los garbanzos. Primero tritura todo 2 minutos, sin temperatura, velocidad 7. Prueba y rectifica el sabor (si quieres más sal o más limón, incluso más tahiné o comino, este es el momento). Comprueba la textura: ¿te gusta más compacto o más fluido? Ahora es el momento de añadir un poco más de agua de la cocción de los garbanzos. Cuando estés satisfecha con el sabor y el punto de fluidez, tritura 3 minutos/velocidad 10 (sin temperatura). Ya tienes tu humus listo. Puedes servirlo con un poco de pimentón dulce molido por encima (yo, cuando los niños comen, no le pongo). Podéis comerlo con pan de pita, con verduritas crudas en bastoncitos, con piquitos de pan o “regañás”, incluso con patatas fritas (patatas “de ruido”, que dicen mis niños). ¡Está delicioso!
Vamos ahora con la ensalada de pasta. Es una ensalada muy versátil, ideal para el verano y muy completa. Podéis variarla a vuestro gusto. Eso sí, la pasta es muy importante. Debéis elegir una variedad para ensalada, y que sea de calidad. Además, cocedla “al dente”. No hay nada más desagradable que una ensalada de pasta “chiclosa”. Yo elegí unos lazos que compré en la zona de productos ecológicos de Carrefour. Después le añadí dos nuevos ecológicos cocidos, tomate picado en cuadraditos (sin pepitas), maíz dulce ecológico, una manzana pequeña pelada y cortada en trozos pequeños, aceitunas y pollo asado que había quedado del día anterior, limpio y en trocitos. Sal, aceite y limón y ¡ensalada lista! Como es una ensalada muy de aprovechamiento podéis añadir en vez de pollo lo que queráis: tofu, gambas, queso…
Le llegó el turno a la tortilla de calabacín. La verdad es que aunque no tiene ninguna dificultad, y se hace en muy poco tiempo, es una tortilla suave y riquísima. Cuando los niños van a comerla siempre pelo el calabacín con un pelador de patatas y le quitó la parte verde. Así ellos piensan de entrada que es de patatas, porque visualmente se parece, y se la comen tan a gusto. Tengo que confesar que para que se acostumbraran al sabor del calabacín, a la tortilla de patatas, además de cebolleta, también le pongo medio calabacín pequeño. Le aporta suavidad y el sabor es delicioso. Esta vez solo usé:
1 calabacín grande pelado cortado en cuadraditos.
1 cebolleta.
4 huevos ecológicos.
Sal.
Una pizca de pimienta negra molida (opcional).
Aceite de oliva virgen extra.
Primero, en una sartén con aceite de oliva virgen extra, ponemos el calabacín y la cebolleta (cortada pequeña). Echamos sal y una pizca de pimienta (yo siempre se la pongo, pero podéis prescindir de ella). Dejamos que se rehogue a fuego medio, moviendo de vez en cuando. Reservamos. En un bol, batimos cuatro huevos (tres si son grandes) y les echamos una pizca de sal. Añadimos el calabacín y la cebolleta escurridos, mezclamos y volcamos la mezcla en una sartén previamente pintada con un pincel con unas gotas de aceite de oliva virgen extra (el que nos ha quedado de hacer la verdura). A mí me gusta usar el pincel porque así no se pega pero tampoco queda aceitosa. Y, como supongo que haréis muchos de vosotros, tengo una sartén reservada para las tortillas. Así siempre salen estupendas. Esta tortilla siempre queda jugosa, así que me gusta cuajar el huevo: la pongo a fuego suave por los dos lados hasta que esté doradita. ¡Qué rica!
En un próximo “post” os mostraré mi receta de croquetas de merluza y langostinos. Espero que os haya gustado esta entrada. Si es así dadle a “me gusta” y compartidla . También podéis seguirme en las redes sociales y suscribiros al blog. Me encantaría leer, además, vuestros comentarios. Un beso y ¡hasta mañana!