Hace ya muchos días que tenía pendiente de escribiros este post y por fin he encontrado el momento. Llevamos unos días de muchos cambios en casa, mucho trabajo y a veces cuesta encontrar el momento en el que estés suficientemente relajada y concentrada para ponerte a escribir delante de la pantalla de temas tan serios como el dormir.
Yo desconozco lo que debe de ser que tu hijo no coma, porque a nosotros nos ha tocado una que come por los codos, sola y de todo, pero de lo que sí puedo hablar es de lo horrible que es no dormir. Por supuesto, lo peor que te puede pasar en la vida es que tu hijo esté enfermo o tenga problemas de salud, vaya por delante que siempre que he estado desquiciada por la falta de sueño, éste ha sido uno de los pensamiento que más me he repetido: que tenía que sentirme agradecida por tener una hija y porque fuera sana.
Dicho esto, no dormir, ha sido lo peor que vivido, sí, diría que lo peor. Las horas de sueño han sacado lo peor de mi como persona, mujer y madre. He hecho y dicho cosas de las que luego me he arrepentido al segundo, o al a mañana siguiente cuando la luz del sol hacia que todo se viera con otro prisma. No sé que tiene la oscuridad y no dormir… pero entiendo que se use como tortura porque realmente es lo más duro que he experimentado.
Nosotros hemos vivido 18 meses sin dormir más de 3 horas seguidas, y cuando digo 3, lo digo de verdad. Puedo contar con los dedos de una mano, las veces que Valentina ha sumado 4 o 5 horas seguidas y siempre han sido hechos aislados que no se han repetido. Hasta los 6 meses la cosa es normal, un bebé que mama y que cada 2-3 horas se despierta. Algo para lo que estás preparado y ves normal. Se despierta, mama y se duerme.
Hasta ahí bien.
La cosa empezó a torcerse cuando cumplió los 6 meses y empezó a gatear, la comida complementaria y todo el universo que se le abrió. Y sí, a todos los sitios que íbamos nos decían que era normal, que sobre esa edad el sueño se altera. Pero es que nosotros lejos de ir a mejor, solo íbamos a peor. Empezó a despertarse cada 3 horas, cada 2 horas, cada hora… alguna vez apenas habían pasado 30 minutos o no llegaba nunca a dormirse o relajarse… y cuando creíamos que AQUELLO ya no podía ir a peor, paso: los desvelos. Y no hablo de desvelarse una horita no… hablo de desvelarse 3 y 4 horas. Y no un día suelto no. Días y días seguidos. Aquello era horrible, ya no sabíamos qué hacer. Había veces que nos bajábamos a la calle a las 4 de la mañana a pasear, ya no esperando que se durmiera, si no para que nos tocase el aire a nosotros y coger fuerzas.
¿Y qué es lo que hicimos?
Me encantaría poder escribiros la fórmula mágica, pero nosotros no la encontramos. La buscamos y rebuscamos en especialistas, asesores del sueño, en libros… y no dimos nunca con ella. Lo que sí que hacíamos, era que cuando llegábamos a una crisis en la que ya no podíamos soportarlo más, hacíamos un cambio. Y esto es lo que quiero explicaros hoy por si a alguien le puede servir de ayuda:
A los 9 meses pasamos a la V a otra habitación, y fue un fracaso absoluto. Se despertaba igual, cada hora y yo me metía unos viajes arriba y abajo que me quedaba muerta. Así que a las dos semanas volvimos a la situación inicial. Deducimos que no estaba preparada y que no era mi olor lo que la hacia despertarse, si no que necesitaba la presencia nuestra.
Al mes decidí yo irme de la cama y se quedaron los dos durmiendo y la cosa mejoró ligeramente.
Una vez esta situación estuvo consolidada, intentamos que alguna de las veces que se despertaba el amore la intentara volver a dormir, con chupete y con brazos. Algunas veces funcionaba y otras no.
Al año la pasamos a su habitación, en el mismo colchón con el que habíamos estado durmiendo (ya que fue cuando nos cambiamos de colchón 1.80m) y dejamos el colchón antiguo en el suelo de su habitación, lo que lo convirtió en algo parecido a una haima.
A los dos meses, cuando vimos que ya no se movía tanto en el colchón la pasamos a su cama Montessori.
En este momento habíamos conseguido que se despertara cada 3-4 horas, pero el problema era que una vez que yo le daba el pecho, ella seguía despierta y muy nerviosa. Así que fue cuando decidimos destetarla de noche y entró en escena el papi.
La cosa no es que mejorara en cuanto a despertares pero si en cuanto a desvelos, es decir, ella seguía despertándose 3-4 veces por la noche, pero el amore iba, le ponía el chupete, la acariciaba, le daba agua y se volvía a dormir.
Y con este cambio nuestra calidad de vida mejoró bastante. El gran cambio para nosotros vino a los 18 meses, cuando de viaje a Holanda, en uno de los momentos con menos rutinas del mundo, en casas extrañas, con horarios disparatados, un día nos despertamos a las 5 de la mañana los dos de un susto, y nos dimos cuenta de que no habíamos escuchado a la niña en toda la noche. Os juro que pensé que le había pasado algo, corrimos a la habitación y la tía estaba tan pancha durmiendo con toda la luz que entraba por la ventana.
Ese fue el primer día que Valentina durmió la noche del tirón, y desde aquel día vinieron todos. No hicimos nada, sencillamente había llegado el día en el que ella ya estaba preparada para dormir. Quizás todo lo que hicimos antes hizo que por fin durmiera, quizás no, nunca lo sabremos… Os digo que probamos de todo, pasando por flores de Bach, homeopatía, y brujería… y nuestra hija decidió empezar a dormir el 15 de Julio de 2017.
¿Con todo esto qué quiero deciros? Pues que podrás hacer las mil y una, los rituales de de cena, bañito, cuento y cama; bajar las luces, nada de tele, las voces, podrás hacer de todo, pero si tu hijo es inmaduro para dormir, le costará y punto y lo único que se puede hacer es esperar, tener paciencia y amor. Y como siempre os digo, rodearos de especialistas en el tema que os puedan ayudar y que hagan que no os sintáis tan solos (o pringados). Porque la verdad, cuando parece que todo el mundo a tu alrededor duerme menos tu, te sientes la persona más pringada del planeta. Sacaros de la cabeza que habéis hecho cosas mal, porque no es así, hay niños que son maduros para dormir con 6 meses, otros para andas a los 9 y otros para hablar con año y medio. La mía de dormir, poco (sigue despertándose a la hora de las gallinas), de comer, mucho, de hablar poquillo y de subirse por todos lados, demasiado! Así que lo mejor que podemos hacer es aceptar como son nuestros hijos y dejar de culparnos por todo, porque ¡madre mía lo que nos gusta a las madres echarnos la culpa de todo!
Hace unas semanas Valentina pasó una mala noche por la tos, y a las 4 de la mañana estaba de pie delante de la ventana con ella en brazos meciéndola para que volviera a dormirse. Y me vino imagen de todas aquellas noches que habíamos dejado atrás y se me puso la piel de gallina. Porque ha sido horrible, porque he llorado muchas veces mirando las calles vacías, las ventanas bajadas, las luces apagadas, dónde todo le mundo dormía y nosotros no; y me imaginaba en algún lugar alguna madre que estuviera en la misma situación que yo. Así que si me estás leyendo que sepas que este post va para ti. Para mandarte ánimo, fuerza y paciencia. Porque no dormir es muy jodido, porque nadie sabe lo que es si no lo ha vivido, así que ánimo. Puedes con todo.