El sueño infantil: cómo ayudar a tu hijo a dormir
Este es un tema muy controvertido ya que hay diferentes maneras de hacer y de entender la infancia y el momento de ir a la cama.
Antes de entrar en materia, decir que, en mi opinión, no hay una manera única y eficaz de abordar esta situación y, por lo tanto, el método que elija cada familia, si este les funciona,, será tan válido como cualquier otro.
Ahora entremos en materia.
¿Cuántas horas hay que dormir?
Parece un tema irrelevante ya que, en la vida adulta tendemos a dormir más bien poco y restarle importancia pero las horas de sueño es un aspecto que puede influir, y mucho, en el desarrollo de los niños y en cómo estos afrontan su día a día.
Se ha demostrado que durante las horas de sueño, los bebés segregan hormonas que ayudan a su crecimiento y al desarrollo neuronal, fomentando así muchos procesos de maduración. El sueño también permite que cuerpo y mente descansen y estén preparados para afrontar una nueva jornada. Entenderemos, por tanto, lo importante que es asegurarnos que los niños y niñas duerman las horas adecuadas.
A continuación os dejo una tabla orientativa sobre las horas que tiene que dormir el niño o niña según su edad:
Diferentes edades, diferentes problemas
Está claro que en función de la edad de nuestro hijo o hija, los problemas con los que nos encontremos a la hora de dormir serán muy diversos. Durante los 3 primeros años del niño, su cuerpo sufre más cambios que en el resto de su vida, por lo tanto, no es difícil entender que las necesidades de este van a ir cambiando a medida que va evolucionando.
Durante los primeros meses de vida, los bebés van alternando los momentos de sueño con los de alimentación. La falta de sueño en los padres, unido a las limitaciones comunicativas del bebé hacen que, la dificultad de estos últimos para dormir se convierta en un momento que nos genere mucha tensión.
En este caso, el mejor consejo es intentar estar lo más tranquilos que sea posible. Cuando tenemos al bebé en brazos le transmitimos nuestro estado anímico a través de la tensión corporal y la manera como nos comunicamos con él, por lo tanto, si nosotros estamos nerviosos, es muy probable que le contagiemos ese nerviosismo al pequeño dificultando aún más, que consiga relajarse y dormirse. Por lo tanto, calma.
Habrá muchos momentos en los que nuestro bebé llore y no podamos hacer nada por calmarlo, eso es un hecho; al aceptar esto, la manera como nos enfrentemos a este tipo de situaciones será diferente ya que nos quitamos de encima el sentimiento de culpa al creer que podríamos solucionarlo pero no somos capaces.
Es mucho más sencillo, si el bebé llora significa que nos necesita, por lo tanto será fundamental darle la proximidad y el cariño que necesita para ayudarle a tranquilizarse y sentirse protegido. Más allá de esto, poca cosa podemos hacer (siempre en el caso que el bebe no tenga ningún dolor físico susceptible de ser tratado, claro).
¿Cómo enfrentamos el momento de ir a dormir estos primeros meses?
Entre el famoso “Método Estivill” y la actual tendencia del “Colecho”, hay un gran abanico de opciones por las que podemos optar a la hora de llevar a nuestros hijos a la cama, pero antes, conozcamos un poco más sobre los dos modelos mencionados:
Metodo Estivill:Este método, ampliamente explicado en el libro “Duermete niño” de Eduard Estivill, se puso de moda a partir del 1996 y seguramente no habrá madre o padre que no haya oído hablar de él. Según este libro, el niño, a partir de los 6 meses, ya está preparado para dormir solo puesto que sus hábitos del sueño van pareciéndose cada vez más a los del adulto y ya no requiere de una atención tan continuada durante la noche.
La idea básica es que el adulto tiene que llevar al niño o niña a dormir, explicarle que a partir de ese momento va a dormir solo, decirle que nosotros estaremos cerca y desearle buenas noches. A continuación, hay que dejar al niño solo en la habitación con la luz apagada. Puede que a algunos os funcione y vuestro hijo se quede dormido a la primera. a todos ellos, enhorabuena! Para los que no tengáis esa suerte, Estivill ofrece una tabla de tiempos que habrá que seguir para tranquilizar al niño y hacerle ver que no está solo.
Al entrar en la habitación del pequeño no podemos tocarlo, solo hablarle y decirles que tiene que dormir solo y que estamos ahí. Con el paso de los días cada vez habrá que acudir en menos ocasiones hasta que el niño o niña acaba por dormir solo.
Colecho:El colecho es una práctica tan antigua como la vida misma y se ha practicado a lo largo de los años en las diferentes culturas.
Básicamente el colecho consiste en dormir con los niños y niñas hasta que consideremos que el pequeño está preparado o, simplemente, este lo pida. Durante los primeros meses es algo natural tener al bebé en la misma habitación para poder llevar a cabo la lactancia durante la noche, lo que defiende esta teoría es simplemente alargar este periodo con la finalidad de dar seguridad al niño. A medida que el niño vaya creciendo y ya no usemos el moisés, este podrá pasar a la cama con los padres. La teoría defiende múltiples beneficios como que hace que los niños lloren menos bajando así su estrés y el de los padres, los padres están más descansados ya que pueden atender las necesidades de sus hijos sin desvelarse, ayuda al descanso del niño y hace que esté más tranquilo,
Algunos aspectos a tener en cuenta para el colecho:
El niño debe tener más de 3 meses
No se puede llevar a cabo cuando el adulto esté extremadamente cansado
Tampoco podemos dormir con los pequeños si hemos consumido alcohol
No hacerlo con bebés prematuros
Asegurarse que la superficie del colchón sea firme
Como habréis podido comprobar estas dos propuestas parten de maneras totalmente opuestas de entender el momento del sueño. Como adultos tendremos que valorar que se adapta mejor a nuestros modos de educar y, a su vez, ver qué necesita nuestro hijo. Cada niño tiene una forma de ser y cada uno sigue su propio desarrollo, por lo tanto, lo más recomendable sería tener en cuenta estos para ver cuál será la propuesta más adecuada.
Como hemos comentado, si ninguna de las dos opciones nos convence hay muchísimos términos medios que podemos adaptar a nuestra situación. Una propuesta a medio camino entre los dos métodos, por ejemplo, sería hacer colecho durante la lactancia y después, llevar al niño a dormir a su cama haciéndole un acompañamiento para, poco a poco, ir dejando que duerma solo.
¿Qué pasa cuando no quiere ir a dormir?
Cuando el niño o niña ya duerme solo y es un poco más mayor suelen tener lugar otro tipo de problemas y es que los peques nunca ven el momento de irse a la cama.
Algunos trucos que podemos seguir son:
Establecer rutinas:Los niños y niñas necesitan rutinas para organizarse. Marcar una hora para ir a la cama y unas rutinas previas, como por ejemplo, bañarse, ponerse el pijama, cenar, ir al baño, lavarse los dientes, Ayudará al niño a anticipar la situación y reaccionar mejor
Que aprenda a pasar momentos solo en su habitación:Muchas veces el gran problema de los niños y niñas a la hora de ir a dormir es que tienen miedo. Es fácil entender que quedarse solo en la habitación, a oscuras y, relativamente alejado de los padres, puede suponer un momento difícil para los más pequeños. Para evitar esto podemos propiciar, a lo largo del dia, que nuestro hijo pase momentos a solas en su habitación y entienda que esta és un lugar totalmente seguro donde estar. Quedarse solo de día le será más fácil ya que hay luz natural, puede escuchar a los miembros de la familia ir de un lado a otro haciendo nuestras tareas y en cualquier momento puede llamarnos y sabe que estamos ahí. Poco a poco aprenderá a generalizar estas sensaciones que le transmite estar en su habitación también a la hora de dormir.
Crear un ambiente adecuado:Tener una cama cómoda, unas sábanas que huelan bien, un ambiente tranquilo y la luz adecuada pueden ser elementos que nos ayuden a hacer de ese de la hora de ir a la cama, un momento agradable del que poder disfrutar.
Darle seguridad:El niño o niña tiene que saber que estamos ahí y que, siempre que tenga un problema, sea cual sea, nosotros vamos a acudir. Por ejemplo, si lo acostamos y a los 5 minutos nos llama, en vez de contestarle desde el cuarto de estar y de malas maneras que tiene que dormir, podemos ir a la habitación y preguntar tranquilamente si tiene algún problema; al principio puede ser molesto pero veremos cómo, poco a poco, las veces que necesita llamarnos van a ir disminuyendo en la medida que se vaya sintiendo cada vez más confiado de que vamos a estar ahí.
Algunos conceptos clave:
Crear rutinas: Las rutinas son fundamentales para niños y niñas en todos los momentos del dia. Será muy importante que, en función de nuestros hábitos y necesidades, vayamos creando unas rutinas del sueño que podamos ser capaces de cumplir cada dia.
Respetar las horas de sueño: Es fundamental tener en cuenta las horas de sueño que necesitamos para estar descansados y rendir durante el día. Dormir bien nos ayudará a estar de mejor humor durante todo el día y a no llegar tan cansados a la noche, evitando así berrinches innecesarios.
Hábitos saludables: Tenemos que propiciar hábitos saludables en todos los sentidos: respecto a la alimentación, el orden, la higiene personal, el sueño. Veremos como todos influyen los unos a los otros favoreciendo el bienestar de nuestro hijo.
Transmitir seguridad: Es normal que los niños y niñas más pequeños tengan miedos. Como adultos tenemos que enseñarles que, normalmente estos miedos son irracionales mediante el afecto y dándole seguridad.
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