¡Salte quien pueda! es una divertida historia de Agnés de Lestrade, ilustrada por Annick Masson y editada por Tramuntana que nos ayudará a explicar a nuestros hijos qué son los piojos y cómo pasan de una cabecita a otra. ¡Salte quien pueda! nos relata la vida de un piojo vista desde su perspectiva en un álbum ilustrado de esos que tanto nos gustan.
¡Salte quien pueda! La historia de un simpático piojo
¿Quién no ha tenido piojos? ¿Quién no los ha sufrido en propia persona o los ha tenido muy cerca? ¿En qué clase no ha habido una época en la que los piojos han colonizado las cabecitas de nuestros hijos creando el pánico entre los padres y profesores? Porque no nos engañemos, los piojos son algo tan común en las escuelas que no hay quien no los haga sufrido, y si los hay, serán de los pocos afortunados que no han tenido que luchar contra ellos.
Sí, los piojos no nos gustan mucho, porque son unos pequeños insectos que se alimentan de nuestra sangre y nos producen muchas molestias. Pero conviven con nosotros nos gusten o no. Pues bien, este es el libro perfecto para hablar de ellos de un modo distendido, relajado y divertido. Un modo de quitar hierro al asunto y explicarles a nuestros hijos cómo son y por qué hay algún visitante en su cabeza.
La historia de ¡Salte quien pueda! narra la vida de un pequeño piojo que vive en la cabecita de un niño. El piojo vive feliz en con él y lo considera como su caballo perfecto, un caballo que le lleva de un sitio a otro y con el que incluso aprende a leer ya que le lleva diario al cole.
Sin duda una historia divertida que nos hará reír mientras les contamos a nuestros hijos que tener piojos es muy habitual, que no es por falta de higiene, que nadie nos tiene que insultar por ello y que intentaremos que se marchen de su cabecita para que no le vuelvan a molestar.
¡Salte quien pueda! Eliminando tabús sobre los piojos
Sí, los piojos han sido y son un tema tabú, porque nadie quiere decir que sus hijos tienen piojos no vaya a ser que le discriminen por ello. La verdad es que durante un tiempo, y probablemente hoy en día también, el hecho de tener piojos en algún momento ha provocado que el resto de alumnos, amigos o compañeros no quieran acercarse a un niño o niña del que se diga que tiene piojos. Normal, diríamos, pero … ¿cómo se siente un pequeño cuando ve que nadie quiere estar a su lado o que le llaman piojoso? Mal. Se siente mal. Y ningún padre quiere que su hijo se sienta rechazado por ningún motivo. Ningún padre desea que insulten a su hijo ni lo menosprecien. Así que si el motivo del rechazo y del desprecio son los piojos tomemos buena nota todos, porque:
Los piojos son algo común en las escuelas.
Se contagian fácilmente por el contacto de una cabeza con otra cuando los niños pequeños juegan juntos o trabajan en grupo.
No tiene que ver con una mala higiene aunque es preciso llevar a cabo una correcta higiene diaria, revisar frecuentemente las cabezas de nuestros hijos y
Avisar al cole cuando detectemos que nuestros hijos tienen algún visitante no deseado.
No compartir peines ni cepillos y llevar a cabo el tratamiento adecuado durante el tiempo que indica.
Nos guste o no piojos, niños y cole son inseparables.
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