Hoy he tenido uno de esos sustos, en los que uno de tus hijos se pega un buen leñazo y gracias a no se como llamarlo, suerte de los más pequeños, ángel de la guarda, o como sea que cada uno lo llame, no le ha pasado nada.
Pero el susto me lo he comido.
Estaba mi hijo pequeño, subiendo y bajando de una planta a otra de la casa, tantas veces, que ya había perdido la cuenta. Ya sabéis de esos días, que les da por trasladar juguetes del salón a la habitación, y de esta al ático y viceversa. Les oyes dar tantas vueltas, que llega un momento que no prestas atención, más que nada porque no paras de desesperarte, cuando ves el jaleo que está montando. Pero de repente oyes un estruendo y piensas "Que no se haya matado".
Ya sabéis, tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Pues aquí, tanto correr para arriba y para abajo, con juguetes en la mano, que al final alguien se tenía que caer.
Corro a ver que ha pasado y le veo con toda la boca llena de sangre.
No se si os habrá pasado alguna vez. A mi me ha pasado tantas que ya no me asusto tanto.
Recuerdo la primera vez que me pasó con mi hija mayor, cuando era chiquitina. Del ataque de nervios casi me da algo, me fui corriendo a urgencias, y no podía relajarme por nada del mundo. Pero cuando has tenido primero un hijo como mi hija mayor, ya lo que puedan hacer los demás no te asustan tanto.
Recuerdo, esa vez que os comentaba, que la dio por colgarse en la barrera que ponemos en las escaleras para que los niños no suban o no bajen. Era ya más mayorcita y teníamos abierta la barrera del primer piso. Decidió que era Spiderman y que podía escalar por las paredes?Ya os podéis imaginar lo que pasó. Se subió por la barrera que estaba abierta, esta se arranco de la pared y rodó la niña y la barrera escaleras abajo. Ahí si me pegué un buen susto. Rodó todas las escaleras de espaldas, con lo que se marco el borde de los peldaños en la espalda. Por un lado puedes pensar, mejor que haya bajado todos los peldaños de culo, así no se ha dado en la cabeza. Pero es que teníamos miedo de que se hubiera dado en la columna. Fuimos derechitos a urgencias y la miraron por todos lados, y la hicieron una analítica de orina por si se hubiera golpeado los riñones o algún órgano interno.
Por suerte no pasó nada, pero el susto nos lo llevamos igual.
Lo dicho, después de tener una hija mayor así, uno se acostumbra y ya no me asusto tanto con estas cosas.
El problema es que mi hijo es muy escandaloso. Cuando todavía no le habían salido los colmillos, ya tenía los dos dientes de en medio de arriba partidos. Imaginaros que trasto de niño tengo.
Cuando sonríe parece un pequeño vampiro porque los dientes son como cuatro picos. Pregunté al dentista pero dice que tan pequeños no se dejan limarlo, así que así se quedo.
El problema no es por estética, sino porque cada vez que se cae, no se como lo hace que se acaba mordiendo, y como tiene los dientes rotos, que son como agujas, se los clava en los labios cada vez que se cae. Así que ahora os podéis imaginar por que me he asustado tanto.
Cuando le he recogido del suelo aparte de ser un mar de lágrimas, mi pobre pequeño, tenía un buen chorro de sangre, que le salía por la boca.
Es muy escandaloso, pero he dejado de asustarme tanto como cuando me pasó las primeras veces.
Hay otra cosa que debéis tener muy en cuenta, cuando tengáis niños de entre 1 y 4 años. Son trapecistas natos, pueden trepar a casi cualquier sitio que se les ocurra y no conocen el miedo.
Tienen una gran imaginación y saben utilizar cualquier cosa que tengan a su alrededor para alcanzar algo que quieran coger. No en vano ¿Hemos jugado con ellos a hacer torres, no? Pues no dudéis que este conocimiento lo utilizarán, pero no para lo que les habéis enseñado, sino en propio beneficio para alcanzar cualquier cosa que les hayáis quitado de su alcance para que no lo cojan.
Todavía tengo el recuerdo de cuando mi hija mayor iba a la guardería, y cuando fui a recogerla a la hora de comer, me la encontré toda untada en Arnidol. Me dijo su cuidadora que era para que el chichón no se convirtiera en "dramáticamente grande". Al parecer, esa mañana en vez de hacer las fichas mi hija decidió que quería jugar con las marionetas. Como no querían que jugara en ese momento se lo colocaron encima de un armario y cuando la cuidadora salió de la clase, mi hija ni corta ni perezosa, aprovechó la ocasión. Acercó una mesa de la clase al armario, se subió e intentó coger la marioneta, pero como no llegaba, se volvió a bajar y subió una silla encima de la mesa. Como seguía sin llegar, se volvió a bajar, cogió una banqueta, la colocó encima de la silla, que estaba encima de la mesa, se subió y cogió la marioneta.
Las clases están comunicadas por mamparas de cristal. A la monitora casi la da algo cuando la vio allí subida. Fue corriendo a cogerla pero no la dio tiempo. Cayó de la banqueta a la mesa, y súper chichón al canto. No se que habría pasado si llega a caer hasta el suelo, pero como suelo decir, los peques tienen un ángel de la guarda cuidándolos, porque demasiado poco les ocurre para las que lían.
Así que ya sabéis. No dejéis a su alcance cosas que puedan apilar para subirse.
Para los que no os haya pasado nunca quiero daros unos consejos de cómo actuar cuando el niño haya sufrido un golpe, que yo he aprendido con la práctica:
No os asustéis ni gritéis. Si lo hacéis el niño se asustará mas, y no se dejara mirar ni limpiar.
Limpiadle con un clínex o un pañuelo de tela limpio. No utilicéis una toallita porque le va a escocer.
Abridle la boquita y mirad a ver lo que se ha cortado. Puede ser un simple corte en el labio o en la encia, o puede ser algo más. Normalmente suele ser un simple corte, pero de la boca o de los labios se sangra mucho. Si os parece algo grave o profundo, ir a urgencias.
Darle agua para beber. Hará que se quite la sangre y podáis valorar mejor la importancia de la herida. Además se le quitará el mal gusto de la sangra en la boca.
Si es pequeño y todavía tiene chupete ponédselo. El hecho de chupar el chupete le calmará, y dejará de escupir tanta sangre.
Mirad a ver si se ha dado un golpe en la cabeza, aparte del corte. Si tiene un Chichón es muy bueno el arnidol para calmar el dolor por el efecto frio, para evitar que se le ponga morado y no se abulte tanto.
Si hay herida abierta no dar nunca arnidol. Podéis aplicar cristalmina, después de haberlo limpiado para desinfectar, para que haga una película protectora y así evitar infecciones.
Si el golpe es muy fuerte valorar el ir a urgencias. Si veis que el niño se adormece, no entiende lo que le decís, no dice frases coherentes, si le pedís que sonría y no es capaz de hacerlo, o si le mandáis sacar la lengua y no la saca recta, sino torcida, acudir inmediatamente a urgencias.
No le acostéis en un par de horas desde que se haya dado el golpe.
Dicho todo esto, todas las recomendaciones son pocas y hay que tener mucha prudencia.
No hay que ser unos exagerados que por cualquier golpe acabemos en urgencias, pero tampoco ser de los que no vamos nunca pase lo que pase, porque puede haber consecuencias fatales de los que nos podríamos arrepentir toda la vida.
En el equilibrio está la virtud.
Espero que estas recomendaciones, a partir de mis experiencias personales o puedan servir, en el caso de que os ocurra algún accidente casero, que con niños en casa, alguno, seguro que siempre hay.