Bueno, aunque estamos de vuelta, nuestra cabeza sigue medio paseando por Huelva que es el destino que hemos escogido para pasar algunos días de la semana santa, ya que los primeros días estuvimos en Córdoba aprovechando para ver algunas procesiones, dentro de lo que la lluvia nos permitió ya que hasta el martes el tiempo no empezó a mejorar.
Los días en Huelva han sido geniales, aunque poquito tiempo, han sido muy intensos y hemos disfrutado todos muchísimo. Aunque ya conocía algo de la zona desde hace bastantes años que tuve la suerte de ir a casa de una buena amiga, estos días hemos descubierto algunos rinconcitos de Huelva que desconocíamos.
Os diré que el primer día, tras un viaje la mar de relajado, ya que las peques fueron prácticamente dormidas todo el rato, y una parada para desayunar y tomar fuerza para el resto del día, fuimos directos a Huelva a pasar parte del día, aunque nuestro alojamiento nos esperaba en Islantilla.
Nada más llegar a Huelva, dejamos el coche en el aparcamiento de Casa Colón que la verdad viene super bien porque está justo al lado del centro y así evitamos la zona azul,ya que aparcar por allí parecía algo difícil. De ahí, comenzamos nuestro paseo por la Avenida Martín Alonso PInzón, conocida también como la Gran vía. Esta avenida nos gustó bastante porque está llena de barecitos y restaurantes con muy buena pinta y que nos llamaron mucho la atención para volver a la hora de comer.
De ahí continuamos nuestro paseo hasta la Plaza de las monjas, donde buscamos el punto de información donde nos informaron un poquito sobre lo que podíamos hacer por Huelva y nos advirtieron de que por la tarde empezaban las procesiones por lo que debíamos sacar el coche antes de que empezara todo el jaleo. Así, disfrutamos de la Plaza de las Monjas, donde vimos el famoso puesto de hamburguesas, donde según dicen, venden unas de las hamburguesas más ricas de Huelva (nosotros no las hemos probado, así que no opinamos), la estatua de Cristobal Colón, una gran fuente que Vera disfrutó, y casi acaba de cabeza en ella. En la misma plaza se puede ver el edificio antiguo del Hotel París y el Banco de España, y un quiosco de la música. Muy cerca de esta plaza, pudimos ver el Ayuntamiento y la Plaza de la Constitución, de camino a la Catedral de la Merced.
De vuelta de la catedral, paseamos por algunas de las calles más comerciales de Huelva, justo detrás de la Plaza de las Monjas, donde nos encontramos con una procesión de la madrugada del jueves que ya volvía para casa. Por estas calles encontramos varios edificios que nos gustaron bastante como el Palacio de las Conchas y el Gran Teatro. A Vera le llamaron mucho la atencion las columnas que se pueden ver en el frontal del Gran teatro de Huelva.
Con tanto paseo y después de echar un vistazo rápido a los principales puntos de interés de la ciudad (de la parte más céntrica), paramos a tomar unas cervecitas en la Gran vía, en uno de los tantos barecitos que hay en esta avenida. La verdad es que no recuerdo el nombre de la cafetería pero cuando entré un momento al baño me llamó mucho la atención la distribución de las mesas, con algunas de ellas en una especie de parte alta a la que accedes mediante una escalerita lateral, que pasa prácticamente por encima de los que están sentados en la mesa de abajo xddd (en fin muy chulo, pero nada práctico para familias como nosotros, con cochecito y niñas que se lanzan desde donde sea xdd).
Por eso, decidimos seguir bajando avenida abajo hasta que encontramos el Gran Vía Theatre,un italiano que por un lado tiene una terracita exterior tipo cafetería o pub y luego la parte de restaurante. Habíamos leído previamente que se comía bien en el sitio, así que allí fuimos y tan solo decir que a nosotros nos gustó un montón, comimos geniales, con un entrante de flores de calabacín fritas riquísimas y luego la pasta italiana que nos encantó. Vera aprovechó la ocasión para probar todos los grissini, los aperitivos que nos pusieron, recorrerse el local, jugar con la puerta y un largo etcétera y sorprendida de que uno de los camareros no paraba de llamarla chaval, porque no le había visto los pendientes debajo de su pelo a lo salvaje xddd.
Nada más comer, nos dirigimos a hacer una mini visita rápida al barrio inglés o Barrio Reina Victoria, el cual recibe este nombre debido a que su constructor decidió llamarlo así en honor a la reina Victoria I del Reino Unido. Es curioso y merece la pena parar un momentín a verlo, sobre el cerro de San Cristobal.
De ahí a Islantilla. En cuanto al hotel, lo recomendaría sn duda para familias con niños porque además de ser muy espacioso, nos encontramos con una super habitación con cuatro camas de las cuales solo usamos 2 y media xdd , saloncito con sofá, mesa y tele y una gran terraza con vistas al mar. En el hotel, aunque nosotros no lo llegamos a disfrutar hay piscina exterior y otra climatizada y un mini club con tobogán, rueda columpio, caseta para realización de talleres con los peques y una gran variedad de actividades que se llevan a cabo durante el día con monitores. Os hablo del Hotel Ilunion, que se encuentra justo al lado del Centro comercial abierto de Islantilla.
De ahí, bajamos a la playita y la verdad que fue un gustazo tener casi toda la playa para nosotros, con la arena tan fina… la única pega que hacía más frío que en Burgos y en un ratito las niñas estaban tiritando a tope a pesar de llevar sudadera, reliarlas en toallas, etc Vera a pesar de todo no quería volver al hotel porque ella lo pasó pipa jugando con su cubo y su pala, haciéndose una colección de conchitas que quería traer para sus abuelas y para su maestra y jugando con papá M a la cometa, que por cierto estaba estrenando (ya era hora xdd).
Tras una duchita y descansar un poquito en la habitación, salimos a cenar a Centro comercial de al lado. La verdad que había bastante gente y aunque nos costó un poquito encontrar algún sitio con alguna opción vegana porque todo está más enfocado al pescaito, etc… finalmente cenamos en “La terraza” donde ofrecieron algunas opciones a papá como los calamares de campo, que resultaron ser una ruedecitas muy muy finas de cebolla y pimiento, con tempura y muy frititas y a mí personalmente me encantaron. Por lo demás, pescaito muy rico que tenía ganas de probar, de la zona.
La verdad es que el primer día entre el viaje y los paseos que nos dimos, etc acabamos bastante cansados pero desde luego encantados con el cambio de aires y con descubrir lugares nuevos junto a las peques…
Para no hacer este post gigantesco… os seguiré contando nuestra visita a Huelva y alrededores en otro post.
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