Esta semana me vais a ver poquito por aquí, como mucho publicaré esta entrada y otra más ¿el motivo? pues es bien sencillo, estoy sola ante el peligro; mi bastón, mi apoyo, mi bomba de escape, aquel que me dice: ¡huye! ¡Vete sin mirar atrás, recuerda que siempre te quise!; mientras retiene a las bestias, él, ha vuelto al trabajo.
Si amigas, el PadredelasFieras ha consumido sus vacaciones de todo este año, y ha vuelto al tremendo mundo de la hostelería, con horarios imposibles de conciliar con la familia, y en casa se empieza a notar su ausencia (y mi mente sobre todo, porque ando entre la loca de los gatos de Los Simpsons y Robin de HYMYM cuando habla con Patrice)
Este suele ser mi tono de voz cuando llamo al PadredelasFieras
desesperada por saber cuánto le queda para venir
ElPadredelasFieras es consciente que cuando empieza a trabajar,
me entretengo midiendo la casa y pensando en reformas.
Las niñas, en este caso Minimonster que es mayor me pregunta cada día: ¿hoy es cuando papá sale pronto o tarde? Tiene horarios rotativos, y el día que según llega antes, es porque llega a las 10 de la noche, pero vamos, que ella no le llega a ver ni un pelo. Que aquí, la menda, es decir la madrastra de Cenicienta, ha vuelto a montar un cuartel militar en casa y a las 20.30h están las dos más que acostadas.
- No, no,no; os tenéis que acostar pronto las 2, porque estoy al borde de la locura
Babymonster por su parte, al ser más pequeña y no hablar ni patata, se dedica a ir habitación por habitación diciendo "Papá", he llegado a encontrarla dentro de la ducha buscándolo.
Pero aquí la que más sufre su ausencia soy yo, y de largo. Me he quitado durante estos meses pasados los momentos de baño, ni os cuento el gustazo que era estar encerrada en la cocina cocinando tranquila mientras oía los gritos de las niñas y del padre en pleno momento vestir y secar el pelo.
Otra de las cosas negativas es que, se nos acabaron los planes en pareja con niños los fines de semana; con sus horarios es imposible que encajemos en planes normales, sin tener que mirar el reloj porque tiene que entrar a trabajar.
A esto le unimos que prácticamente, todo el peso de las niñas recae sobre mí: recogerlas del cole/guarde, que haga los deberes, meriendas, baños, cenas, acostarlas. Cuando estábamos los dos, podía mandarlos de paseo a los 3 y quedarme en casa tranquila, recogiendo y demás. Ahora solo me queda aguantar mi llanto desconsolado, cuando veo mi salón hecho una pocilga, y las dos niñas peleando porque quieren el mismo juguete. ¿Qué hoy qué? ¿qué toca baño? ya os podéis estar dando con toallitas porque yo lo único que quiero es acostarme y no despertar más!
Vuelvo a estar sola ante el peligro, a enfrentarme a ese ejército el cual no tiene miramiento ninguno con su enemigo, ejército que tiene pilas de duracell mientras las mías son de un chino. Si no me volvéis a ver, es que he caído en el campo de batalla, por favor, recordadme como una mártir.