A mi lado derecho se encontraba una adolescente de 15 añitos, con dolores de parto, venia desde uno de esos pueblitos lejanos, y esperaba que su dilatación llegara a 10 entre quejidos y gritos de dolor. A mi lado Izquierdo estaba la muchacha que tuvo su bebita antes que yo. Las dos estábamos silenciosas ante la situación.
Los llantos y los quejidos se apocaron, mi bebe había entrado en la habitación en brazos de una enfermera, venia hambriento pero muy despierto, yo que nunca había cargado a un recién nacido me volví un ocho acostada ahí con la intravenosa (soy muy nerviosa con esa fulana manguerita), lo acostaron a mi lado y sus ojitos eclipsaron la habitación, no habían mas llantos, no había mas nadie, solo el y yo.
Lo acerque a mi cuerpo, parecía asombroso que esa personita chiquita solo unos 20 minutos atrás se encontraba dentro de mi, su cuerpo cálido ante tanto frió de la habitación era como de ensueño; lo mire, lo mire mucho, cada detalle de su carita, sus ojitos, sus manos, su cuerpito. Venia envuelto en lo que parecía una de esas cobijas quirúrgicas o tal vez era una bata, me destape el seno y lo acerque a su boca, dudo un poquito pero acepto mi pezón y comenzó a succionar, (durante todo mi embarazo no había salido una gota de leche de mis senos), la naturaleza esta vez hacia de las suyas, el instinto de mi bebe estaba en acción.
No sé si en ese momento le salió leche, tal vez comenzó a salir el calostro (El liquido rico en nutrientes que sale a las mamis antes de que comiencen a cargarse los senos de leche), en realidad no supe, pero él se tranquilizó mientras que yo estaba ahí, mirando su rostro, el tiempo se había detenido, parecía que él y yo nos encontrábamos en una esfera de cristal, nada nos iba a afectar. Comencé a comprender lo que es el amor materno, en realidad te enamoras de tu pequeñito, lo observas y no parece real, tu incomodidad o molestias pasan a un segundo plano, solo existe él, la prioridad es tu bebé, te das cuenta que este amor es superior a cualquiera que hayas experimentado.
La enfermera llego y me pareció que solo habían pasado unos pequeños minutos pero en realidad el compartió su primera hora de vida conmigo y fui una de las pocas de las que estaban ahí que tuvo esa suerte, la enfermera llevaría al bebé a el reten de recién nacidos para que cuidaran de él mientras yo salia de la sala de observaciones.