Se acerca las Navidades y con ellas las cartas a Papa Noel y a los Reyes Magos. Para los adultos se convierte en el momento donde las compras no tienen fin y se dejan llevar por el momento mágico de las fechas, y comprar, en más de una ocasión, sin sentido. Además, para aquellos que no tienen hijos ni contacto habitual con niños puede ser todo un problema.
Es por eso que este post quiere echarte una mano a la hora de comprar los juguetes a los peques de la casa.
Debemos Recordad….
Es importante que los juguetes sean escogidas con detenimiento, pensando en el niño o grupo de niños en concreto, teniendo en cuenta su edad, gustos e intereses, sus necesidades y capacidades.
Cada vez son más los fabricantes que indican la edad en el embalaje y dan orientaciones pedagógicas sobre el juguete. Estos datos son útiles para orientarnos.
En caso de que el niño o niña tenga alguna discapacidad, además de pensar en sus intereses y capacidades, es necesario evaluar las posibilidades de adaptación del juguete.
Un objeto sin valor para un adulto puede ser un juguete maravilloso a los ojos de un niño. Es por eso que, a la hora de organizar y distribuir materiales, debemos pensar que no nos hace falta que el juguete sea muy sofisticado ni que lo haga todo sola, sino que despierte la creatividad, la acción y la imaginación de nuestros peques.
No hay que olvidar la función socializadora del juego. Para poder cumplir esta función sin demasiadas tensiones, es muy importante que los niños tengan acceso a material de juego adecuado, en buen estado y aprendan a compartir.
Cuáles son las cualidades de un buen juguete. Un juguete adecuado será la que permita al niño aprovechar al máximo las capacidades que desarrolla, que le despierte la curiosidad y la imaginación, que le invite a superarse, expresar sus sentimientos, que respete sus intereses y proporcione aprendizajes y experiencias positivas para su crecimiento como persona.
Sea cual sea el juguete, lo importante es que no sea demasiado sofisticada
Para guiar la elección de juguetes, se pueden seguir los siguientes criterios:
1) Edad del niño. Cuando un juguete potencia la acción y la creatividad del niño y le proporciona experiencias significativas, entonces podemos decir que es adecuada para él. Un juguete que sólo sirve para poseerla tiene poco valor.
Los niños, en función de la edad y las preferencias particulares, se muestran interesados en juguetes diferentes. Los juguetes deben adecuarse a sus capacidades, no deben ser ni demasiado sencillas, ya que no les plantearían ningún reto y aburrirían, ni excesivamente complicadas, ya que no lograrían entender su funcionamiento. También debemos tener en cuenta las preferencias individuales de cada niño a la hora de comprar un juguete. Hay niños que no muestran interés por las muñecas y prefieren los juguetes con formas de animales, hay otros que juegan mejor con reproducciones pequeñas, etc.
Según la edad:
De los 0 a los 3 años los objetos que se proporcionan al niño deben ser de formas, texturas y colores variados para captar la atención y estimular la exploración y la experimentación. Hacia los 2 año aparece la función simbólica y, entonces, es importante que el niño pueda tener objetos y juguetes que le permitan representarse el mundo adulto para imitarlo y recrearlo en su juego
De los 3 a los 6 años el juego simbólico es omnipresente y evoluciona hacia el juego de reglas. Por tanto, los objetos que sirven para representar la realidad siguen siendo muy importantes. Poco a poco, se pueden ir introduciendo juegos y juguetes de reglas simples que estimulen la interacción entre los niños mediante unas normas y unas sencillas instrucciones.
2) El valor educativo. El valor educativo de un juguete consiste en reconocer la capacidad que tiene para estimular el desarrollo del niño, proponiendo actividades que favorezcan la adquisición o el dominio de competencias físicas (caminar, correr, saltar …), cognitivas (atención, memoria …), afectivas (risa, cuidar de los demás, compartir …) o comunicativas (expresar, representar …).
3) Seguridad. La seguridad es muy importante si consideramos que seleccionamos material para menores de 6 años, es por eso hay que proporcionarle juguetes seguros y adaptados a su nivel de desarrollo. En relación con este aspecto, hay que tenerlo en cuenta.
En el momento de la compra de juguetes se debe comprobar que en el envoltorio o en la cubierta existe la información que todos los fabricantes están obligados a señalar:
Nombre del fabricante
marca comercial
Marca CE. Los juguetes provistos de la marca CE muestran el cumplimiento de las normas nacionales de exigencias de seguridad previstas en la legislación vigente.
Características técnicas y funcionales e indicadores de seguridad, esta información puede aparecer en forma de texto, dibujos o símbolos. Habitualmente se recomienda la edad mínima del usuario en cada juguete, pero es orientativa, no obligatoria. En algunos casos y para determinados juguetes es obligatorio indicarlo, como sucede en aquellos que no son convenientes para menores de 36 meses o únicamente para niños mayores de una determinada edad, que ha de ser fijada por el fabricante.
Hay que ser especialmente prudente en la compra de juguetes para menores de tres años, ya que deben cumplir unas características:
Deben ser resistentes
Estar compuestos por productos NO nocivos, para evitar intoxicaciones
No contener piezas pequeñas (ojos, botones…) para evitar ahogamientos por ingestión
No tener aristas para evitar lesiones y están contraindicados los materiales excesivamente duros.
De fácil lavado
Que los juguetes no sean lo suficientemente grandes para que el niño tenga problemas para cogerlas.
Que no pesen tanto que al niño le cueste arrastrarlas o llevarlas cogidas, 4) Durabilidad. Un juguete debe tener solidez y resistencia, sobre todo cuando tienen que utilizar muchos niños. Es necesario que los juguetes permanezcan con el niño mientras crece.
5) Higiene. Los juguetes deben ser fáciles de lavar, ordenar y controlar.
6) Estética. Los juguetes deben ser atractivas para el niño. Deben evitar los estereotipos y tener una cierta armonía y belleza. No hay que olvidar que los niños aprenden y forman su sentido estético a partir de lo que observan y experimentan.
7) Cantidad. La cantidad no es calidad importante del juguete, pero hay que tener medida en la cantidad de juguetes que se ofrecen al niño en un mismo momento. Una cantidad excesiva de materiales provoca dispersión y desinterés, además puede dificultar que el niño aprenda el valor de las cosas. Cuando hay un exceso de juguetes, los padres debemos aprender a limitarles, guardando una parte de los juguetes para irlos variando y alternando periódicamente.
8) Capacidad de entretener y divertir. Los juguetes deben ser capaces de provocar diferentes sensaciones, como sorpresa o susto y, a continuación, risas (cajas sorpresa, balancines …); las que dependen de la suerte (parchís), las que conllevan un reto o un desafío a superar demostrando las habilidades personales (ajedrez, cartas …) o los juegos de simulación tienen características que favorecen la diversión en momentos diferentes de la vida de los niños. Sea cual sea el juguete, lo importante es que no sea demasiado sofisticada.
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