El estudio ha analizado los resultados de 145.456 embarazos.
La Organización Mundial de la Salud ha publicado que la depresión será la segunda causa de muerte en 2020. Recetar antidepresivos para combatirla, aun durante el embarazo, se convertirá probablemente en una práctica más que extendida. Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá) ha revelado que los antidepresivos están asociados a un importante y peligroso aumento del riesgo de autismo en los bebés.
Las causas del autismo siguen sin estar del todo claras pero el trabajo ha puesto sobre la mesa el mayor riesgo de sufrir trastorno del espectro autista (TEA) en los futuros niños cuyas madres han estado tomando antidepresivos para tratar la ansiedad. Para ello, los investigadores analizaron 145.456 niños desde el momento de su concepción hasta que cumplieron 10 años, descubriendo que el uso de antidepresivos durante los dos últimos trimestres del embarazo fue asociado a un 87% más de autismo que en las mujeres que no tomaron esta medicación. Las mujeres que tomaron este fármaco en el año previo al embarazo -o incluso en el primer trimestre- no presentaban esta asociación.
De los 145.456 niños examinados, 1.054 fueron diagnosticados de autismo con una edad media de 6,2 años y con una presencia de niños varones mucho más alta que para las niñas. “Las causas del autismo siguen sin estar claras, pero los estudios han demostrado que tanto la genética como el medio ambiente pueden intervenir. Tomar antidepresivos durante el segundo o tercer trimestre casi duplica el riesgo de que el niño vaya a ser diagnosticado a los siete años”, explica Anick Bérard, líder del estudio.
Según los científicos, los antidepresivos afectan al desarrollo cerebral del bebé dentro del útero, “ya que la serotonina está implicada en numerosos procesos del desarrollo pre y posnatal, como la división y la diferenciación celular y la sinaptogénesis (creación de vínculos entre las células del cerebro)”, aclara Bérard.
El estudio ha sido publicado en la revista JAMA Pediatrics.