En este estudio se evaluaron sobre 1.600 mujeres españolas y sus hijos, y se ha establecido, entre otros parámetros, su ingesta de pescado a la vez que sometía a pruebas cognitivas a los niños a los 14 meses y luego a los cinco años. Es importante señalar que los hijos cuyas madres comieron más pescado estando embarazadas presentaron menos síntomas en la escala del espectro autista.
En las investigaciones se distinguió, además, entre diferentes tipos de pescados, azul pequeño, azul grande, blanco y mariscos, viendo que el mayor beneficio para el desarrollo cognitivo de los niños a los cinco años se da con el consumo de pescado azul grande, luego el pescado blanco y el azul pequeño, por ese orden. Así, pescados como el atún o el bonito son los que tienen mayores beneficios.
En este estudio, fueron a análisis mujeres embarazas que habían consumido unos 500 gramos o bien tres porciones de pescado a la semana durante el embarazo. Pero se dieron cuenta que al añadir diez gramos de pescado más, los resultados de las pruebas de los niños mejoraron, siendo el punto en que detectaron que se produce una saturación de los beneficios del pescado. De manera que concluyeron que tomar tres o cuatro raciones semanales de pescado, unos 600 gramos, aporta los mismos beneficios que ingerir cinco o diez.
Otras conclusiones del estudio fueron que la relación entre ingesta de pescado y el desarrollo cognitivo fue más potente cuando el consumo es durante el primer trimestre del embarazo. Se espera que estos beneficios puedan perdurar en el tiempo, por lo que se están realizando, para ello, nuevas investigaciones. De manera que el pescado debe estar en la dieta de las mujeres embarazadas, sin restricciones hacia el consumo de pescado azul grande.