Una parte del fracaso escolar se puede justificar por la presencia de dichos trastornos ya que la ausencia de un diagnóstico y, sobre todo, la falta de una intervención adecuada hace que el hecho de estudiar pueda parecer una montaña cada vez mayor, aumentando el sentimiento de frustración, la baja autoestima y la desmotivación en nuestros menores. Ideas o pensamientos del estilo “Soy tonto”, “Si aunque me esfuerce, no salen los resultados, ¿para qué seguir intentándolo?”,… soy muy frecuentes hasta que se ponen en manos de especialistas que pueden ayudarlos.
¿Qué son los trastornos específicos del aprendizaje?
Como bien dice su nombre, los trastornos del aprendizaje, son dificultades que tienen los niños/as para adquirir y aplicar aprendizajes propios del ámbito escolar. De acuerdo con el DSM-5, podemos identificar los siguientes 3 subtipos diferentes. Entre paréntesis especificamos el nombre con el que comúnmente pueden ser nombrados, aunque no sea el nombre clínico establecido:
Trastornos del aprendizaje con dificultades en la lectura (Dislexia)
Trastornos de aprendizaje con dificultades en la escritura (Disortografía y Disgrafia)
Trastornos del aprendizaje con dificultad matemática (Discalculia)
Por otro lado, existen también otros trastornos que no entrarían dentro de esta categoría y dificultan la adquisición de nuevos aprendizajes ya que pueden afectar a las funciones ejecutivas como la atención y/o la memoria de trabajo. Un ejemplo sería en trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad (TDAH).
¿Cómo se diagnostican los trastornos del aprendizaje?
Para poder realizar un diagnóstico de trastornos específico del aprendizaje, es necesario realizar una evaluación completa en la que se apliquen entrevistas y pruebas orientadas a la detección de dificultades. En esta línea, es muy importante poder contar con información de diferentes contextos (familia y escuela).
Por lo tanto, para poder realizar la evaluación de un trastorno del aprendizaje sería necesario por un lado, una entrevista con los padres para poder conocer la historia clínica y situación actual y, por otro lado, una entrevista y una pasación de pruebas específicas al menor. Todo ello siempre va a ir orientado a identificar la presencia de algún trastorno así como realizar el diagnóstico diferencial, determinando concretamente las dificultades que presenta.
Asimismo, en función de cada evaluación, esta información podría ser complementada por el tutor/a.
¿Cómo se intervienen los trastornos del aprendizaje?
Una vez realizada la evaluación, es necesario establecer unos objetivos del tratamiento enfocándose tanto en las dificultades como en las fortalezas del menor. A partir de este punto, se inicia el proceso de reeducación psicopedagógica con el objetivo de adquirir herramientas que permitan superar las diferentes dificultades.
Es un proceso lento que requiere de un entrenamiento en el que se van eliminando, poco a poco, los soportes con el objetivo final de poder proporcionar la máxima autonomía al niño/a o adolescente.