Una de las cosas más maravillosas de tener una bebé-niña en tu vida es que te hace volver a ver las cosas con ojos de niño y a ilusionarte y entusiasmarte con situaciones y momentos que parecían haber quedado relegados ya a una infancia cada vez más lejana. Nos ha pasado estos días en el Parque Gulliver de Valencia, donde junto a Mara subimos y bajamos toboganes sin parar, como hacía un servidor hace 20 años. Y sé que me volverá a pasar, como ya sucediera el año pasado, en la Cabalgata de Reyes del día 5 de enero. A mí, que nunca he sido de cabalgatas y siempre me tiró más el rojo de Papá Noel que todo el oro de los Reyes Magos. Las vueltas que da la vida cuando se vuelve a ver a través de la mirada de nuestros hijos…
En la cabalgata del año pasado, la primera que veía nuestra pequeña saltamontes subida sobre mis hombros, nos volvimos a casa sin caramelos. Unos cuantos nos golpearon por el cuerpo, pero nos faltaron manos para cazarlos ante la rapidez y la avidez con la que se mueven algunos niños (y otros tantos padres). Hasta ellos, sin embargo, con toda su agilidad para coger caramelos al vuelo, se acaban dejando cada año en las calles montones de caramelos abandonados al paso de sus majestades los Reyes Magos.
Dicen que para ayudar a los niños a que cacen los escurridizos caramelos, aunque yo quiero pensar que también lo hacen en parte por solidaridad con esos caramelos que quedan abandonados a la intemperie tras cada cabalgata, el Banco Sabadell ha creado esta Navidad el Cazacaramelos, un monstruito que, en forma de cono, tiene un increíble súperpoder para atraer hacia sí los caramelos lanzados desde las carrozas de la cabalgata de Reyes.
Este año, con Mara nuevamente sobre mis hombros, voy a acabar por fin con ese trauma de la infancia derivado de mi escasa habilidad innata para pillar caramelos al vuelo (¿Era eso o que en la cabalgata de mi pueblo eran muy rácanos? Siempre me quedará esa duda) y de paso, tras una primera experiencia en modo reconocimiento del lugar y del evento, empezaré a adentrar a nuestra pequeña saltamontes en el noble arte de la caza del caramelo. Este 5 de enero, ni los niños y los padres más rápidos del oeste van a evitar que volvamos a casa con nuestro Cazacaramelos repleto. Con él jugamos con ventaja.
Consigue tú también tu Cazacaramelos en cualquier oficina del Banco Sabadell (aquí puedes localizar la más cercana). Hazlo por tus peques, pero también por los caramelos que quedan abandonados a su suerte tras cada cabalgata. Esta Navidad, apadrina caramelos.
Podéis conocer la verdadera historia del Cazacaramelos (lejos de leyendas inventadas) en este vídeo