Desde hace unos días, me estoy dedicando a hablarle del tema con tranquilidad y, cada vez que voy al baño, a enseñarle el resultado (dicho finamente). A él le hace mucha gracia verlo y yo le animo a que tire de la cadena para hacerle partícipe. Puede parecer algo escatológico, pero así le acostumbro a ver cacas y le muestro que es algo natural y que todos lo hacemos. Todo con evitar que vea sus deposiciones como algo ajeno o que se siente extraño por ello. De momento está claro que no le dan asco, así que vamos por buen camino.
Además, es un tema que les produce una curiosidad increíble. El otro día, un niño del parque que está superando la operación pañal se puso a mear junto a un arbolito y mi hijo y otro niño se quedaron embobados viendo cómo lo hacía y la mancha que dejó en la tierra. ¿Cómo no aprovechar estos momentos de curiosidad para ir sembrando poco a poco?
Esto mismo es lo que estamos haciendo con un libro que nos ha encantado: ¿Quieres ver mi pañal?, de Guido Van Genechten (aquí enlace a Amazon).
Es una historia sencilla pero muy efectiva: la de un ratón extremadamente curioso que se dedica a mirar dentro de los pañales de sus amigos. Sus compañeros de pañal son animales de granja con sus diferentes cacas, y es toda una sorpresa descubrir su forma, tamaño y color al abrir sus pañales. Porque la gran sorpresa de este libro (que ni yo lo sabía la primera vez que lo leí) es que el niño puede curiosear dentro de sus pañales, como hace el ratón protagonista.
La primera vez que leí este cuento con mi hijo y nos dimos cuenta de que los pañales eran una pestaña que se podía abrir nos reímos mucho. Con sus manos pequeñas, y con un cuidado que me extrañó, fue abriendo los pañales como sino quisiera tocarlos, casi asustado. Ahora, en cambio, va directo a abrirlos y en los que le parecen más apetecibles hace el gesto de llevarse el regalito a la boca y todo
Mi favorita es la caca de perro, pero a mi hijo, a juzgar por las risas que se echa, le pirra la del cerdo y la del caballo, que siempre comparamos con unos cocos. Es un libro tremendamente divertido y que guarda otra sorpresa: ¿cómo será la del ratón curioso? ¿por qué su pañal está vacío? Mi hijo se quedó boquiabierto al darse cuenta.
El cuento, por cierto, ha estado unos días en la escuela infantil y a los compañeros de mi hijo y a las educadoras les ha encantado. Ahora que están un buen número de niños en plena faena y que todos corren a los váteres a mirar lo que hacen los unos a los otros, les ha venido de perlas.
El próximo paso, antes de meternos en faena, será presentarle a mi hijo a su próximo amigo: el orinal, y de paso también a su osito, a ver si le convenzo para que además de limpiarle el culete, lo siente también a hacer aguas mayores.
¿Conocíais este cuento? ¿Os ha gustado?
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