Llevo varios días pensando qué iba a escribir en este post tan especial, no por ser el último del año (que también) sino por ser el número 1.000. Lo veo y me da vértigo... 1.000 entradas, 1.000 confidencias, recetas, consejos (vendo para mi no tengo), experiencias... 1.000 veces que he desnudado mi alma, mi vida, mis secretos... para compartirlos con todos los que han tenido a bien dedicarme unos minutos para leerme. 1.000 madrugones en los que gustosamente le he dado a la tecla para cumplir con mi cita. 1.000 entradas que me han confirmado que, cuando quiero, puedo llegar a ser constante. 1.000 post que me han traído a gente extraordinaria a mi lado. No quiero citar a nadie por no olvidarme de ninguna de las personas que he conocido en este maravilloso 2.0.
Lo primero que quiero es pedir 1.000 perdones por si en alguna ocasión he ofendido a alguien, 1.000 perdones por no contestar en ocasiones a vuestros comentarios, 1.000 perdones por alguna que otra falta de ortografía producto de escribir atropellada, casi sin tiempo; 1.000 perdones por la calidad de las fotos que a veces deja mucho que desear y 1.000 perdones por el diseño, propio de alguien que un día se lanzó al mundo de la blogosfera sin tener ni idea y así se quedó.
Así que, muy emocionada de verdad (de la emoción que te saca lágrimas) solo puedo decir 1.000 gracias a los que me leéis, a los que me echáis de menos cuando no publico a tiempo o simplemente no publico, 1.000 gracias a los que habéis confiado en mi en este tiempo, a los que habéis comentado o compartido en alguna ocasión. 1.000 gracias de corazón. Y por supuesto, 1.000 gracias al Santo y a la Princesa por permitir que esta locura sea posible.
Pienso seguir adelante porque Corriendo sin zapatillas ya es algo mío, de mi persona y no concibo la vida sin él. Pero lo haré con nueva imagen porque ya es un blog adulto y se merece un cambio. Así que empiezo el 2016 con el objetivo de seguir escribiendo para llegar a las 2.000 entradas , ¿me acompañas?
¡¡1.000 GRACIAS DE CORAZÓN Y FELIZ AÑO!!!