Bienvenidos a mi post más personal. Desde hace tiempo tengo una especie de debate interno sobre donde poner la línea que separa mi vida privada de aquello que quiero mostrar en el blog. Cuando nació Toc Toc Vintage nunca pensé en hablar de aspectos de mi día a día. Me gusta mantener mi privacidad y prueba de ello es que apenas publico nada en mi página personal de Facebook. Me gusta disfrutar de lo bonito de mi vida de forma más íntima y no me sale exponer según qué cosas públicamente. Hoy haré una excepción.
El embarazo ha sido sin duda una de las etapas más increíbles que me ha tocado experimentar y precisamente por eso mi pareja y yo decidimos llevarnos un recuerdo de ese bonito momento (bueno, tengo que confesar que a la que realmente le hacía ilusión realizar una sesión fotográfica era yo, así que gracias F. por darme el gustazo). Las fotos se tomaron a principios de noviembre, justo un mes antes de que diera a luz.
Escogimos dos localizaciones, con la ayuda de María Cano, la persona que estuvo detrás del objetivo y que tan bien supo captar lo que queríamos, principalmente naturalidad y sencillez. De hecho apenas preparamos nada, ni llevamos ningún objeto o elemento de atrezzo. En mi caso, no pensé demasiado qué ropa o qué peinado llevar. Sólo tenía claras dos cosas: nada de posados forzados y que las fotografías se tomaran con la luz del atardecer hasta captar la puesta de sol.
Fotografía: María Cano
Viví el embarazo con mucha normalidad. Me ayudó que apenas tuve molestias, más allá de un hambre atroz a todas horas -me engordé 13 quilos, el máximo que me dejó mi ginecólogo-, sueño y ganas de ir al baño cada media hora. Ya en el último mes tuve una especie de principio de ciática porque la barriga ya pesaba demasiado. Un engorro porque andaba medio coja y veía las estrellas cada vez que me metía en la cama.
Desde el punto de vista emocional, esas 39 semanas empezaron con muchos miedos. Hacía muy poco tiempo que había sufrido un aborto espontáneo. Mi anterior embarazo se interrumpió a las 9 semanas, sin yo tener síntomas, todo parecía que iba bien hasta que la primera ecografía desveló que no había latido. No hace falta que relate lo duro que fue ese momento. Y claro, al volver a quedarme embarazada tan rápido, tan solo 3 meses después, no pude sentir alegría sino temor a que algo malo pudiera volver a pasar. Y fueron pasando los meses hasta que llegó un día en que, viendo que todo evolucionaba de forma normal, pude por fin liberarme de esa losa y disfrutar al cien por cien de esta etapa única. Y por eso quisimos inmortalizarla. Tengo varias de esas fotografías repartidas por casa y verlas me transmite muy buena energía.
Muchas gracias María.