1 Que lo quieras más que a nada en el mundo
Parece lógico no? Todos los padres quieren a sus hijos, o esta es la teoría, pero se lo demostramos? Hace poco leí en un artículo lo siguiente:
«Para desarrollarse normalmente, todo niño y toda niña necesitan que al menos un adulto esté loco por ellos»(Urie Bronfenbrenner)
Me pareció un resumen maravilloso a todos los artículos que había leído hasta el momento sobre la importancia del apego y el amor desde el nacimiento. Nos parece que los niños necesitan “hacerse duros” o “acostumbrarse a como es la vida” pero en realidad estas lecciones las necesitan recibir a la vez que reciben un amor incondicional y puro de parte de sus padres o figuras de apego. Todo lo que somos viene marcado desde incluso antes de nacer, cada conexión neurológica en nuestro cerebro es fruto de una situación previamente vivida, y está demostrado que el amor crea endorfinas que favorecen el desarrollo de estas conexiones cerebrales.
Eso a nivel físico, a nivel emocional el amor será el pilar para nuestros hijos desde el cual conocerán el mundo sin miedos.
2 Que no le mientas
Parace que es “tradición” mentir a los niños para lograr nuestros objetivos. Por ejemplo, “deja tal cosa, ya venimos otro día y la compramos” o “ya cuelgo esta ropa y voy contigo”(y como se entretuvo no vas) etc
Los niños no son tontos, y tarde o temprano asocian las cosas y se dan cuenta de que les mienten y pierden confianza. Hay quien dice “que se tienen que acostumbrar a la mentira” pero en mi opinión sí pero no, no deberían acostumbrarse a que la gente miente de la mano de sus figuras de referencia, mamá y papá. Ambos deberían ser fuente de total confianza en cualquier situación. Muchas mentirijillas poco a poco van desgastando la confianza y con la excusa de que “son niños” les decimos cosas que normalmente no le diríamos a un adulto.
3 Que no lo atemorices
Va un poco de la mano con mentir ya que a veces es del tipo “si no vienes vendrá el hombre del saco y te llevará”. A ver que sí, que es el recurso fácil y rápido pero a la larga el niño se atemoriza y se coacciona. A veces veo niños temerosos y súper cohibidos a los que la madre dice “este que es un miedoso” pero acto seguido le dice que “no toques el agua que te enfermas” o “no te subas que te caes”… contradictorio no? Fomentar la confianza y dejarles explorar, equivocarse, caerse (una cosa controlada claro, tampoco es que le dejes las ventanas abiertas para que se tire). Crear un entorno lo más seguro posible en el que ellos puedan explorar, dejarles jugar libremente sin el “cuidado”, “así no”, “aquí no” es fundamental.
Negociar cuando no quieren algo, no quieren venir o quieren seguir haciendo otra cosa. Explicar honestamente todo. Al menos ser francos aunque la situación acabe con un enfado.
4 Que no lo ridiculices ni dejes que lo hagan
También, parece lógico verdad? Nadie considera que ridiculice a sus hijos pero os cuento unas situaciones que para mi gusto se repiten mucho y las considero ridiculizar:
“ayyy que feo te pones cuando lloras”, “te pusiste esa camiseta rosa como las niñas? qué eres una niña?”, “no te pongas tontito eh”, “los niños que no comen tal cosa son unos burriquitos”, “si no vas al cole vas a ser un burro”, “ayy que niño más feo que llora”.
La mayoría de estos insultos o ridiculizaciones inocentes a tu pequeño fomentan que poco a poco niegue sus gustos y sentimientos. Que identifique que llorar está mal y aprenda a no llorar por verguenza y no sepa canalizar sus sentimientos. En un momento determinado nos puede molestar que llore, pero debemos mostrar que estamos ahí para él, para escuchar que le pasa, para ofrecerle alternativas. Eres su persona de confianza, y como tal estás para ayudarle. Educar no es ridiculizar, ni negar, educar es ayudarle y enseñarle herramientas para gestionar sus sentimientos y emociones.
5 que seas honesto con él
Si no tienes dinero para comprarle algo díselo, si estás triste y tienes un día duro díselo, no lo pagues con él. Pero ya no sólo con problemas, sino que en el día a día le expliques todo, le comentes. Como un adulto más. No lo trates distinto por ser un niño. No le hagas nada que no le harías a un adulto. Si tu mejor amiga llora qué haces? Le das un abrazo o te vas de la habitación? Si estás cocinando y no puedes atenderle, explícale que es peligroso y que es un momentito, si tienes que salir y se queda con la abuela, cuéntale que te vas y luego vuelves, no te marches cuando no te ve.
Ser honesto con un niño como lo serías con un adulto fomentará la confianza del niño en ti y le ayudará a comprender el mundo más que las mentiras. Porque no te olvides que ser padre, sobretodo, es ser un modelo en el que tu hijo se intentará reflejar.
Un abrazo!
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