El Amor es diferente del AMOR DE MADRE
Tu te enamoras, amas a tu pareja. Apasionadamente, sin un mañana, sólo importa estar a su lado. Corazones que flotan alrededor, mariposas en el estómago, levantar el pie cuando te besa. Te lo cuentan en las películas románticas que te encanta ver en el sofá con una manta en invierno y que te hacen buscar esas vivencias para ti. Lo sueñas porque te enseñaron a soñar con príncipes azules y que el amor es maravilloso y te sientes pleno.
Y lo consigues. Consigues a tu príncipe, os amáis, y escupís arcoiris mientras miráis al mar abrazados.
El AMOR DE MADRE es otro rollo.
Y luego eres madre. Y bueno, sí, el amor por tu pareja es maravilloso, es tu compañero de vida, tu apoyo, pero es que este no te cabe en el pecho. Te quiere explotar. Es más intenso, más incondicional, más puro que nada que hayas nunca vivido. Es pensar en cada momento juntas y lagrimear, en tener a cada momento en tu mente que tu vida va por delante de la suya en cualquier momento, circunstancia o situación. Es llorar de amor, de felicidad cada vez que le miras a la cara mientras duerme. Es querer ser mejor persona, es querer ser la mejor versión de ti misma. Es no pedir nada a cambio, y que se detenga tu tiempo con un beso. Que te digan “mami” y te abracen no lo cambiarías por el euromillones con más bote de la historia. Es apego, respeto, confianza, cariño, emoción, el amor de madre es otro rollo. Un rollo que duele de pensarlo y es maravilloso a la vez.
Que los médicos no siempre tienen la razón
Que son humanos, y que aprobar una carrera no te hace estar actualizado ni saberlo todo de todo. Que de lactancia saben en general poco, y que en muchos temas las mamis 2.0 estamos más informadas porque “
Además he aprendido que una asesora de lactancia sin carrera ni profesión reconocida en este país sabe detectar un frenillo y que varios pediatras no.
Y también que los médicos de cabecera no saben nada de mastitis en lactancia. Ni algunas matronas. Ni ginecólogas de mi hospital de maternidad. Que la sanidad está fatal, pero que esto no es de ahora, les falta formación en muchos temas y sobretodo, actualización! A mí el concepto de médico todopoderoso se me ha caído al suelo. O se actualizan más, o las madres con internet en la mano, informadas, estamos más al día.
Que no hay dos niños iguales y no hay nada normal
Que tu cuando no tienes hijos te piensas que “a tal edad hacen esto” y a “tal edad hacen lo otro”. Y no, no es así. Cada niño tiene su ritmo. Que uno no es más listo porque hable año y otro a los dos años diga cuatro palabras. Tampoco andan a la misma edad, ni duermen igual. Porqué? Porque son diferentes, y si respetamos sus ritmos, cada uno recorrerá su camino a un ritmo diferente.
Que con niños no hay nada “normal”, palabra que me pica mucho. Los primeros meses es un continuo… “…Y eso es normal?” Para todo. Y tú ya no sabes si el niño tiene que mear amarillo, blanco, rosa, o verde fosforito, por la mañana, por la tarde o a mediodía. Que sí, que hay cosas que no son normales. Pero vamos, que cada niño es un mundo. Unos tienen más gases que otros, los de teta cagan más líquido que los de bibe, unos eructan mucho y otros poco. Y dormir lo mismo, cuanto es normal que duerma un niño? Depende. Los hay que son unos benditos que duermen un montón de horas desde el principio y los hay que les cuesta dormirse mucho y tardarán muchos meses en dormir horas.
Parejo con esto va la manía de ETIQUETAR a los niños. Que si duerme “es domilona” que si no duerme “es inquieta”, que si da patadas “será futbolista”, que si llora “es una llorona”. Etiquetas que parecen tonterías pero que luego toda la vida escucharán “de pequeña eras una llorona” o “siempre fuiste inquieta” y te queda ahí la idea de que eras así y condiciona la persona que vas a ser. Que a lo mejor eres la más tranquila y dormilona del mundo, pero toda una vida escuchando que eras inquieta te condiciona.
Qué manía con clasificarlo todo!
Ya no digamos con etiquetas del tipo “llorona”, “pesada”, “quejica”. Los peques son ellos mismos sin más. Ni porque lloren son llorones de por vida ni merecen ser recordados como tal, ni porque se quejen son quejicas. Los bebés lloran y se quejan porque no saben hablar. Les pasan cosas que seguramente hasta ni nos demos cuenta y no merecen cargar con un etiqueta de por vida. Ni que les marquemos desde pequeños que van a ser futbolistas, o pintores, o pilotos por algo puntual que hicieron de pequeños.
Que nada justifica Dejar LLorar
Cuando no tienes hijos te crees eso tan interiorizado en la sociedad de que los niños tienen que llorar, y que hay que quitarles la costumbre de estar en brazos. También te crees que los niños deben estar en la cuna y dejarlos llorar hasta que se duermen “que tienen mucho vicio” y “que son muy listos”.
Y no, no es así. Luego ves que tu instinto te dice que eso no está bien, sientes el puñal al pecho cada vez que tu bebé llora. Te desgarra y rompe en pedazos por dentro. Porqué? Pues porque no está “bien” que un niño llore. El llanto es tan desgarrador y molesto precisamente como mecanismo de que sea atendido.
Luego sabes que el “se acostumbra” en realidad significa “se resigna” y que aunque fuera el error más cometido de la historia por desconocimiento y que las mamis lo hicieron siempre con buena intención, pues tiene consecuencias en la personalidad de cada uno. Algunas bastantes graves.
Un bebé humano es el mamífero más dependiente que hay, y necesita crecer en un entorno de seguridad y confianza plena con sus personas de referencia. Ya aprenderá que el mundo es malo, ya aprenderá que la vida es dura, pero no en la cuna, y no por parte de las personas más importantes de su vida. Besos, mimos y abrazos. No confundir con malcriar ni consentir, que no tiene nada que ver el amar, confianza ya atención con eso.
Que la vida es divertida
A veces los adultos pecamos de ver la vida muy gris. O de olvidarnos de las cosas divertidas de la vida. Acabamos divirtiéndonos con unas cervezas, o en una comilona… y dejamos de lado un montón de cosas divertidas de la vida. Cosas divertidas a cualquier edad que hemos dejado de hacer “porque somos adultos”. Porque tenemos una imagen que mantener, porque nos han enseñado que “eso no es serio” o que “hay una edad para cada cosa”.
Cuándo fue la última vez que hiciste caras en el espejo? Y que te reíste sin parar mientras te hacen cosquillas? Cuando fue la última vez que pisaste charcos? Que te escondiste detrás de la cortina? Hace mucho que no te manchas la cara con chocolate, nata, yogurt y le das un beso a alguien? Que patinaste, te tiraste por un tobogán o te tiraste a lo bomba a la piscina?
La vida es divertida, pero a veces se nos olvida. Si les dejamos, los niños vuelven a recordarnos la magia, la ilusión y la diversión. Sólo hay que dejarlos ser, y tratarlos como uno más, quitarse la barrera “adulto-niño” y disfrutar. Ríe, ama, disfruta. La maternidad no es una carga, no es dejar de hacer cosas, no es amargarse por no llegar. Es disfrutar el camino con lo que más quieres en la vida. Es disfrutar como nunca, porque lo mejor se pasa pronto. Haz que sea épico. Haz que sea MEMO…. espera un momento… RABLE!
La entrada 5 cosas que ahora sé como madre aparece primero en La Gordita Presumida.