Voy a contar mi experiencia en este tema, sobre todo para porque en esa situación yo encontré apoyo leyendo casos de mujeres a las que les había pasado lo mismo que yo y que contaban cómo habían afrontado ellas ésto.
Primer aborto: depresión
Mi primer embarazo se produjo en una situación complicada dentro de mi vida; mi padre tenía una enfermedad muy grave que le dejó con un 96 % de dependencia y el estrés que sufría en esos momentos hizo que me subiese la prolactina, una hormona que puede causar aborto. Estuve una semana en reposo absoluto antes de que me confirmasen que el embarazo no seguía y se me cayó el alma a los pies.
Decir que durante esa semana estuve buscando cosas por internet que hicieron que me deprimiese todavía más. Una de las cosas que recomiendo es no buscar nada en la red: aparecen miles de casos, no sabemos si son verdaderos o falsos y en la mayoría nos provocan mayor ansiedad y desasosiego.
Si tenemos cualquier duda es mejor consultar a nuestro médico, por muy tonta que nos parezca, que buscar en internet, ya que él es el que mejor conoce nuestro embarazo, nuestros análisis y las situaciones de riesgo que podemos sufrir.
Creo que el primer aborto es el peor, ya que tienes todas tus esperanzas e ilusiones depositadas en esa nueva vida y de pronto todo desaparece. Además ya puede que hayas comenzado a imaginar si es niño o niña, cómo decorarás la habitación o qué nombre elegirás, por eso el golpe es más fuerte, porque no te lo esperas.
A mi alrededor la gente me decía “no te preocupes, si eso le pasa a muchas mujeres”, pero en esa situación tu no piensas en las demás, incluso te dan igual. Solo piensas en que has perdido un bebé. En esta situación, igual que en otras, es dónde entran en acción las amigas o conocidas a las que les ha pasado algo parecido.
Creo que solo una persona que ha pasado por ello puede entender cómo te sientes realmente y en estos momentos, por lo menos en mi caso, compartir esas experiencias hacen que te sientas más tranquila y que te vuelvas a animar, ya que tras este aborto muchas habían tenido hijos.
Segundo aborto: miedo
En el caso del segundo embarazo hay un nuevo factor que no había encontrado en el primero: el miedo. Me daba miedo conducir, me quité del gimnasio, controlaba todo lo que comía por miedo a que me pasase algo… después del primer aborto y tras un segundo embarazo intentaba no hacer cosas que, yo suponía, que podrían conducirme a un nuevo aborto.
Mis niveles de prolactina seguían altos, pero el ginecólogo no me había hecho ningún análisis, así que de nuevo el embarazo no llegó a buen puerto.
Este segundo aborto me hizo tocar fondo; me daba igual todo y estaba deprimida. Comencé a obsesionarme con el hecho de quedarme embarazada ¿y si no podía? ¿y si tenía algo que me impedía quedarme embarazada? Mi ginecóloga no me ayudó ya que le pregunté si en un futuro podría hacerme alguna inseminación o in vitro si no me quedaba embarazada, y me contestó que hiciera lo que quisiera pero que eso no me aseguraba que me iba a quedar.
Creo que en esa situación podría al menos haberse callado, ya que salí de la consulta todavía más deprimida.
Seguí compartiendo confidencias con chicas que habían pasado lo mismo que yo, o que estaban en tratamientos de fertilidad y creo que este apoyo mutuo fue lo que más esperanzas y fuerza me dio.
Por fin el embarazo
Cambié de ginecólogo y le conté mi caso. Me hizo las pruebas y detectó que tenía alta la prolactina a causa del estrés. Me mandó medicación y a los tres meses me quedé embarazada de mi primer hijo. Qué decir que el miedo que tenía a que le pasase algo era excesivo y muchas veces mi familia decía que casi estaba obsesionada.
Pasé todo el embarazo sin disfrutar de él y,cuando estaba embarazada de 7 meses, me echaron del trabajo por esta razón. Era tal el miedo a que le pasase algo a mi hijo que no denuncié a la empresa por temor a que el estrés del juicio le pasase factura.
Tercer aborto: tristeza
Al año y medio de tener a mi primer hijo me volví a quedar embarazada y a los dos meses sufrí otro aborto. He de decir que este fue diferente; me produjo tristeza pero al fin y al cabo ya tenía un hijo y no fue para nada igual que los anteriores.
Quinto embarazo: pasotismo absoluto
He de decir que este embarazo fue el más difícil para mi en el plano personal. Hasta los seis meses fue un embarazo normal, si que es verdad que seguía teniendo miedo; por ejemplo dejé de hacer deporte (es una de las cosas que más envidio que puedan hacer las embarazadas en situación normal).
A los seis meses mi hermana tuvo una enfermedad autoinmune y al mes murió. Durante el tiempo que estuvo en el hospital y hasta el parto he de decir que no hice caso al embarazo. Es una situación tan dura que todo aquello que me había dado miedo en los anteriores embarazos simplemente se esfumó.
Creo que la mejor ayuda que podemos tener en estos casos es la de nuestra familia y sobre todo la de aquellas personas que han pasado por lo mismo. Al sufrir un aborto el miedo se multiplica, por eso también es importante que preguntemos a nuestro médico todo aquello que nos inquieta, aunque creamos que es una tontería. Si lo hacemos nos vamos a quedar mucho más tranquilas y eso lo agradecerá nuestro futuro bebé.
Y vosotras ¿habéis sufrido un aborto? ¿cómo os habéis sentido en esa situación?
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