Es frecuente ver como los niños entran en etapas de rebeldía y normalmente las personas tienden a asociar estas rabietas con problemas durante la crianza anterior a estos problemas. En muchos casos eso es cierto, pero por lo general estos son procesos normales en niños menores de cinco años.
No importa si los problemas se deben a dificultades en la crianza o si corresponden a una etapa normal en el desarrollo del niño, entendiendo lo que pasa y siguiendo los siguientes consejos puedes generar un cambio positivo en tus hijos que te facilite un poco las cosas en la vida cotidiana.
¿A qué se deben las rabietas?
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Como dijimos anteriormente, pueden ser de crianza o rabietas normales propias del desarrollo infantil.
Rabietas del desarrollo
Puede presentarse que un niño de un momento a otro tenga un cambio en el comportamiento y comience a hacer rabietas cada vez más intensas. Esto en cierta medida es normal, puesto que el niño está aprendiendo a relacionarse de nuevas maneras, y al darse cuenta de que negarse o hacer pequeñas rabietas sirve para cumplir sus deseos, lo hará cada vez con mayor insistencia, a fin de cumplir sus metas. Esto puede presentarse desde cosas simples como agarrar un objeto o hasta obtener algo en particular.
Esto no es algo negativo, es más, esto es algo normal y necesario para una adecuada forma de relacionarse con el mundo, pero hay que saber guiar estos impulsos de rebeldía.
Rabietas de la crianza
Por otro lado, las rabietas pueden deberse a un entorno familiar agresivo en el que constantemente se pelea o se le grita al niño. También puede ser por que se le evita toda frustración al niño y siempre obtiene lo que quiere solo con pedirlo.
Para ambos casos los siguientes consejos pueden ayudar a solucionar el problema. Pero, si estamos hablando de rabietas de la crianza es indispensable solucionar los problemas de fondo, de lo contrario todo esfuerzo resultará inútil.
Cómo controlar las rabietas de tus hijos con estos sencillos consejos
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Serenidad
Por ningún motivo levantes la voz ni te muestres alterado. Siempre debes estar tranquilo o por lo menos verte tranquilo. Para lograrlo fácilmente solo debe pensar que la mayoría de personas en el mundo han visto una rabieta y que en un niño es algo totalmente normal. Es como si estuvieras atascado en el tránsito, gritar y enfurecerte no lograrán que avances, entonces calma y paciencia.
Confianza y firmeza
Sabes que eres una buen padre o una buena madre, no te preocupes por las rabietas de tus hijos, ten la confianza de que tu decisión es lo mejor para él y no cambies de parecer por más fuerte que sea la rabieta. Sin gritar, pero en un tono de mando, indícale lo que debe hacer y si es necesario lo guías a hacerlo. Por ejemplo le dices “Sal de ahí” como una orden, y con tu mano lo ayudas a salir con firmeza pero sin violencia. Si después de sacarlo sigue llorando y gritando impide que vuelva al sitio y espera a que se calme o puedes ofrecerle otras alternativas de actividad para el momento.
¿Quién tiene el control?
Es importante saber que las rabietas en los niños son iguales que en los adultos, se dan por que nos llevan la contraria y no sabemos cómo enfrentarnos a esa persona o autoridad. El niño debe saber quién tiene el control, es decir, sin importar qué tan fuerte sea la rabieta, no puedes dejar que te golpee o falte al respeto. Eso sí, no lo desafíes. Por ejemplo, si levanta la mano amenazante no lo retes ni amenaces, indícale que está muy mal y que debe bajar la mano. Posteriormente debes aplicar los correctivos necesarios, procura no usar violencia física pues el niño está en un proceso de aprendizaje y no lo hace con plena consciencia de las consecuencias.
Dialogo reflexivo
Es importante cuando el niño esté calmado y no posterior a una rabieta, tener diálogos con el niño en los que él entienda que está mal hacer rabietas para conseguir lo que se quiere. Esto se puede lograr por medio de cuentos o historias alusivas, o por medio de un juego de roles en el que tú eres su hijo y en medio del juego haces pequeñas pataletas para que el niño pueda por un momento ponerse en tu lugar sin hacer grandes esfuerzos mentales.
Esperamos que estos consejos sean de tu ayuda para que puedas enfrentar las rabietas de tus hijos. Comparte esta información con tu familia, para que aprendamos a educar a nuestros hijos con amor.
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