Definitivamente nos hemos vuelto locos. Ha llegado a mis manos una información de que este año el cambio horario va a costar más a los niños por estar de vacaciones. ¡Pero venga ya! Según dicen, la rutina ayuda a que el cerebro se adapte a la nueva hora.
Que yo no digo que no sea verdad, pero ¿no os parece excesivo preocuparse por semejante contrariedad? Si que es verdad que ayer estábamos un poco perdidos preguntando a todas horas eso de si son las 3, ¿de ayer o de hoy? Pero ¿y hoy? ¿Y mañana? Pues todos tan felices, adaptados y contentos de disfrutar de esa hora más de sol en el parque.
¿Por qué de un tiempo a esta parte nos hemos propuesto convertir a los niños en el AVE, que si se retrasan una hora lo pagamos caro? Que yo no digo que haya que cumplir un horario racional por aquello de que deben dormir unas horas para rendir adecuadamente. Pero, ¿en vacaciones? ¡¡¡En vacaciones viva la anarquía horaria!!! Si se duermen a las 11, como si lo hacen a las 12, ya dormirán al día siguiente. Y en el cole no comen más tarde de la 1 pero en casa.. ¡que coman cuando se pueda tener la comida preparada!
Quizá la malamadre que llevo dentro está aflorando, pero estaréis conmigo que no podemos convertirnos en esclavos horarios de nuestros hijos.
No sé a la hora que se acostó anoche la Princesa, porque está con sus abuelos, y ni sé a la hora que se despertará ni a la hora que comerá. Pero, sinceramente queridos, me importa un bledo.
¡¡¡FELIZ LUNES!!!