Es importante que recordemos cuán poderosas son nuestras caricias o nuestros besos para curar esos pequeños rasguños que a diario se hacen nuestros peques. Es importante no olvidar lo necesarias que son para mejorar un mal día en el cole o en casa. ¿Quién no ha necesitado un abrazo de su madre o de su padre, de su hermano o de su mejor amigo que le haga olvidar lo mal que lo ha pasado?
Los niños necesitan sentirse queridos pase lo que pase, se porten bien o mal. Necesitan saber que estaremos ahí cuando tengan miedo, estén tristes o se sientan solos. Cuando son pequeños necesitan nuestras caricias para calmarse y dormirse. Necesitan sentir que mamá les consuela y entiende. Y a medida que van creciendo la necesidad de caricias persiste aunque parece que a ellos les de vergüenza.
No obstante debemos vencer el miedo a mostrar nuestro afecto abiertamente, mostrarles lo importantes que son para nosotros y para toda la familia. Las caricias son necesarias a todas las edades y sirven tanto para curar pequeños rasguños físicos como grandes heridas emocionales. Acaricia a tus hijos mientras estés comiendo, sentad@ en el sofá viendo una película, acaríciales al despertar o al acostarles. Hazles saber que les amas y que estás ahí aun cuando las prisas y las rutinas te engullan, dedícale un segundo a ese contacto piel con piel que fortalecerá vuestros vínculos.
¿Ya le dedicas suficiente tiempo a acariciar a tus hijos? Cuéntanos tu experiencia, nos gusta escucharte.
(c) Can Stock Photo
.