Hace unas semanas que empezamos a introducir poco a poco la alimentación complementaria a la pequeña saltamontes. En nuestro caso hemos optado por el Baby Led Weaning (BLW) o alimentación autorregulada. Para los papás y mamás primerizos y en prácticas a los que esto les suene a chino (como me pasaba a mí hace unos meses), os diré que es un método por el que el bebé aprende a partir de los seis meses (o más tarde, en función de cada cual) a comer sólo, con sus manos y a su ritmo. Hay mucha información en la red al respecto (y seguro que mucho mejor que la que yo os pueda ofrecer). Aunque como introducción me gustaría recomendaros el genial artículo de Mamá tiene un Bug y el post que escribí la semana pasada con los consejos del pediatra Carlos González. En mi caso, voy a centrarme en un aspecto práctico del Baby Led Weaning y os voy a hablar de cinco cosas imprescindibles si queréis apostar por este método de introducción de la alimentación complementaria y no queréis morir en el intento. Si ya tenéis a mano papel y boli, podéis continuar leyendo ;-)
1. Trona de plástico: La más sencilla que encontréis. En nuestro caso hemos optado por la trona Antilop de Ikea. Por 18? la tenéis en casa. Y montarla es bastante sencillo teniendo en cuenta cómo se las gastan los suecos… Las tronas de toda la vida están muy bien. Nosotros tenemos una que nos regalaron mis amigos y es la bomba. Pero la hemos reservado para los días de guardar. Para la batalla diaria del Baby Led Weaning es necesario que sea una trona lo más fácil de limpiar posible. Cuando le deis un trozo de plátano o pera a vuestro bebé me entenderéis.
2. Babero-Chubasquero: Con el BLW no te bastará un babero normal. Nosotros pensamos en comprarle un traje de buzo a la pequeña saltamontes, pero al final nos tuvimos que conformar con estos baberos chubasquero de Ikea (Os prometo que no me han pagado por esta promoción). Casi toda la comida que cojan los peques acabará encima suya tarde o temprano (hasta que con el tiempo mejoren el agarre y la psicomotricidad), así que cuanto más cuerpo tengan cubierto, menos ropa habrá que poner en el cesto de la lavadora tras cada comida.
3. Un mantel: ¿Un mantel? Sí, un mantel de esos de plástico que se limpian con facilidad. ¿Un mantel para qué? Un mantel para ponerlo debajo de la trona. ¿Y eso? Pronto comprobarás que toda la comida que no caiga encima de vuestro bebé (y ésta al final también), acabará cayendo en el suelo. El mantel no está pensando para no ensuciar. Está pensado para poder reutilizar la comida que se cae y que no sea inmediatamente enviada a la basura. Durante las primeras semanas y sin el mantel debajo de la trona, una pera le puede durar nada y menos a vuestro renacuajo. No dominan el agarre, se les resbalan las cosas y todo acaba en el suelo tarde o temprano.
4. Seguridad y confianza en el bebé: Esto es muy importante. Es inevitable tener miedo a que se atragante (y más cuando veáis las caras que pone al probar alguna fruta o notar su textura en la boca). Pero para vuestra tranquilidad os diré que la probabilidad de que se atragante (si está en posición sentada) es menor que dándole papillas. Es más, con el Baby Led Weaning son los niños los que deciden cuánto y cómo comen, así que tienen mucho más control sobre lo que entra en sus bocas que si les diésemos algo con cuchara. Tener confianza a este respecto hará mucho más divertidas y agradables las comidas.
5. Paciencia: La madre del cordero. Si ya habéis desarrollado una paciencia desconocida tras ser padres, aquí os hará falta una dosis más. Lo normal es que durante las primeras semanas (incluso meses) los bebés apenas coman nada. Ven los alimentos como un juguete. Los tocan, los espachurran, se pringan las manos con las que luego se tocan las orejas y el pelo. Y de vez en cuando consiguen llevárselos a la boca y los chupan. Incluso los muerden. Pero al principio suelen expulsar de su boca más de lo que tragan. No os preocupéis por esto. Ni mucho menos os alarméis. No es más que alimentación complementaria, así que la leche materna sigue siendo su alimento fundamental. Hay niños que pronto empiezan a comer y otros que apenas comen nada hasta los nueve meses. Ambos van a estar igual de sanos y saludables. La paciencia es fundamental porque cada bebé tiene sus propios ritmos y es imprescindible que nos acoplemos a ellos y no queramos acelerar las cosas metiéndoles nosotros mismos la comida en la boca. Ahí es cuando aparece el riesgo de atragantamiento. Es posible que muchas veces tengáis que bañarlo tras la comida. Pero eso es parte del aprendizaje del bebé y de la diversión. El Baby Led Weaning puede ser muy divertido si somos pacientes y lo llevamos a cabo con seguridad y confianza en lo que hacemos.