Mi hijo, con casi 5 años, adora los libros. Nos pide que se los leamos y se los lee a solas a cualquier hora del día. Su hermana, de un añito, tiene de momento una librería a mano con sus cuentos y muy buena disposición hacia ellos. Suelen decirnos que es una suerte que les guste tanto leer, pero no es suerte, ha sido trabajo.
Nunca sabremos si, a pesar de lo que nos lo hemos currado estos años, es todo mérito del niño y ya venía predispuesto en su carácter; pero el hecho es que, de momento, tenemos a un gran lector entre nosotros. En casa no obligamos a leer a nuestros hijos ni somos machacones con el tema, pero sí es cierto que estamos rodeados de libros y en un entorno en el que valoramos mucho la lectura y la escritura.
Cada vez soy más consciente de que la lectura no es un medio o herramienta para aprender cosas, sino que su valor está en que es un fin en sí misma. Leer nos hace más inteligentes y empáticos, además de mejorar nuestras habilidades sociales. Pero además, es beneficioso para los niños porque les hace más curiosos, les enseña a concentrarse, mejora sus habilidades lingüísticas y les da un mayor conocimiento del mundo.
Pero, ¿cómo fomentamos la lectura desde pequeños? ¿Cómo hacemos que el placer por los libros fluya solo sin imposiciones? En casa hemos seguido de forma natural, y desde el principio, estas premisas que he recopilado:
Somos su ejemplo
No podemos pedir a los niños que lean si nosotros nos plantamos delante de la tele cada noche con actitud pasiva. Está muy claro: “las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra“. Nuestro hijo ve que leemos periódicos, revistas y libros, todo lo que cae en nuestras manos. Muchas noches nos metemos a la cama cada uno con su libro. Lo ha mamado desde pequeño y es a lo que está acostumbrado, así que para él un libro siempre es una opción más, una elección natural.
La lectura, toda una experiencia compartida
Leer es un acto solitario y también colectivo. Con niños, hay momentos de lectura a solas (o de ver ilustraciones e imaginarse qué pone o de recordar las historias, que ya se sabe de memoria) pero sobre todo momentos en familia. Ellos solos pueden ojear páginas, pero si no se comparte el momento es difícil contagiar el amor por la lectura.
Uno de los momentos más entrañables que vivimos en casa es cuando suelo encontrarme a los dos hermanos leyendo y ojeando libros. A veces, cada uno el suyo y otras veces el mismo, aunque esto ocurre menos veces, porque se pelean por pasar las hojas y terminan robándose el libro el uno al otro.
El cuento de antes de dormir es sagrado
Esto es algo que quizá no se pueda hacer en todas las familias, pero para nosotros es algo muy importante y uno de los mejores momentos del día. Un rato en el que nos tumbamos en la cama, abrimos un libro lo leemos y comentamos y nos despedimos para el día siguiente. Hay noches especiales en que vemos una peli o nos metemos directamente a dormir, pero el cuento generalmente es la norma.
Además de ser un momento para rebajar tensiones, calmar el cuerpo y la mente y despedir el día, es un tiempo para hablar de nuestras cosas. Suele ocurrirnos que de un cuento o una historia surge un tema de conversación que nos lleva a hablar de algo nuevo. Este momento, como pocos en el día a día, es uno en los que mejor conectamos.
Un libro, el mejor regalo
Para un cumpleaños, unos Reyes o tener un detalle, un libro siempre es un acierto seguro, sea con los niños o con los mayores. Por eso hemos optado por regalar libros (en cualquier formato) a los amiguitos en sus cumples. Porque perduran, porque abren la mente, porque te llevan a otros mundos y porque nunca se tienen suficientes. En este capítulo, por cierto, no puedo olvidarme de recomendar los minis como detalle o regalo de cumpleaños (y en especial, el del Oso que comía helados, que yo también he venido a hablar de mi libro )
Los libros, siempre cerca
Si nos vamos de vacaciones, nos llevamos libros. Si vamos a la piscina, nos llevamos algún libro. Los tenemos en el salón, en las mesillas y alguno incluso en la cocina. Van con nosotros en la silleta y en el coche. Son un artículo cercano y casi imprescindible, así que viene con nosotros a todos lados.
Los dispositivos móviles, mejor lejos
Creo que una de las claves por las que tenemos hijos tan amantes de los libros es que en casa no usan apenas nuestros móviles ni tabletas (que de hecho, ni tenemos). El mayor no ha jugado nunca a un videojuego, y no por imposición nuestra, sino porque nunca ha surgido la oportunidad. Sí ve la televisión, le encanta ver dibujos y películas, como a todos los niños, pero intentamos que con moderación. No tenemos nada en contra de la tecnología, pero sí creo que son una distracción para la lectura, también para los adultos. Si un niño tiene que elegir entre leer un libro en un rato de aburrimiento o coger una tablet para jugar, creo que el papel lo tiene crudo ante las imágenes vertiginosas y en movimiento, preparadas para resultar adictivas y sencillas de consumir. Mejor sentar unas buenas bases para la lectura y después ya jugarán, ¿no?
Pero ojo, que también creo que hay buenas relaciones entre los cuentos en formato papel y las aplicaciones y juegos en dispositivos electrónicos, sólo hay que tener cuidado en buscarlas y fomentarlas.
Los comics también son libros
Hay quien desprestigia a los comics y los considera un tipo inferior de libro. En casa no le hacemos ascos a nada y los también llamados tebeos nos encantan. Yo afiancé mi gusto por la lectura a través de ellos, siendo muy pequeña, y mi hijo ha descubierto mi vieja colección de libros de Tintín y de Astérix y Obélix y ya se los devora. Le encanta pasearse por sus viñetas y para mí fue todo un descubrimiento ver cómo lee, a veces siguiendo el orden de los dibujos, otras veces saltándose algunas para llegar a lo que quiere.
También hemos probado con los audiocuentos para los viajes en coche, y a mi hijo le encantan. Pero sigo buscando unos que realmente se escuchen y entiendan bien, con una voz de narrador bonita (esto es manía personal) Si alguien conoce algunos que pueda recomendarme, soy toda oídos
Nunca es tarde para empezar a leer, ni pronto tampoco
Nos solemos preguntar a qué edad podemos empezar a leer a los bebés, como si hubiera un momento concreto en el que los más pequeños ya puedan ojear con interés un libro. Mi opinión es que podemos empezar desde cualquier momento. La pequeña ha estado presente mientras leía cuentos a su hermano desde su nacimiento. Ha tenido siempre libros cerca, entre sus juguetes, y se los he mostrado y leído desde los pocos meses. Quiero pensar que todo eso ha ido dejando un poso en ella.
Ahora tiene un año pero ya hay libros que le emocionan: los de colores vivos, los de sonidos, los que tienen pop-ups y con desplegables y ventanas. Unas veces se los leo yo, y otras su hermano (se los sabe de memoria), y poco a poco cada vez le llaman más la atención las hojas de papel y cartón. Hace poco hemos puesto una librería a su alcance y ha sido revelador: ella sola se arrastra gateando a coger libros, abrir unos, cerrar otros y soltar grititos si ve sus personajes favoritos.
Respecto a qué libros son mejores para empezar, mi opinión es que de todos los materiales: los tenemos de cartón duro, con pop ups (están casi destrozados, pero la carita que sigue poniendo al ver los muñecos que surgen por arte de magia es impagable) y también de papel normal. Muchas hojas se rompen y cada semana tengo que ir a por el cello a arreglar los desperfectos, pero creo que más vale libros usados y rotos que impolutos y sin abrir.
Las bibliotecas, una segunda casa
Los libros no están sólo en casa, y por eso ir a la biblioteca amplía la experiencia de la lectura y la enriquece. Allí descubrimos nuevos títulos, nos contagiamos de la lectura de otros y le damos más relevancia a los libros en sí mismos. Cada vez más bibliotecas tienen una sección infantil donde los niños más pequeños se encuentran a sus anchas y donde es un placer verlos eligiendo libros.
Es muy buena idea también sacarles un carnet para ellos, algo que les hace sentirse más protagonistas y partícipes del préstamo, devolución y cuidado de los libros. Nosotros solemos ir cada semana o quince días a buscar nuevos libros. Unas veces optamos por comics, otras por cuentos y otras por libros para bebés. Que el hermano mayor ya elija libros para la pequeña es una de esas cosas que han surgido solas y que ha sido toda una grata sorpresa. Otro momentazo que nos ha regalado la lectura.
Y vosotros, ¿fomentáis la lectura y los libros para que sean niños lectores?
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