No sé si para cuando este post se publique habré dado a luz o no. Hoy es 5 de marzo y queda un mes y medio para mi fecha probable de parto. Quiero compartir con vosotras mi visión actual en cuanto a mi parto y como lo he preparado, aunque para resumiros os diré, que preparación más bien poca.
Mi mentalidad en cuanto al parto de Olivia era de relax total. En el embarazo me volví loca y pensaba que todo lo malo me iba a pasar a mí, pero toda esa negatividad desaparecía cuando pensaba en el momento de dar a luz. Normalmente la idea de parir acojona bastante a una primeriza, algo que veo totalmente normal pero que en mi caso no sucedió. En mi mente estaba una maravillosa epidural que me quitaría cualquier dolor y un equipo profesional en el que confiaba plenamente y que no permitiría que ocurriese nada malo. Eso, y una buena dosis de ingenuidad.
Al final el parto de Olivia fue lo más complicado de todo el embarazo. A lo que menos importancia había dado fue lo que más se torció. Todo salió bien, pero hubo un par de complicaciones que nos tuvieron en vilo unas horitas. Podéis descubrir de lo que os hablo en este link en el que os cuento como fue mi parto.
Así que con esa experiencia previa, toda la “pachorra” con la que fui al parto de Olivia se ha transformado en… llamémosle “inquietud”. No tengo miedo, no estoy asustada, pero tengo más reparos que en mi parto anterior. Supongo que la información es poder, pero a veces en las que el “poder” no es necesario, y siendo un poco “ignorantes” las cosas serían algo más fáciles y llevaderas.
Clases de preparación al parto
No dudo de la eficacia y la necesidad de acudir a clases de preparación al parto. Durante el embarazo de Olivia fui religiosamente a todas las sesiones e intente aprender y absorber profundamente toda la información que se me brindó. Os hable de aquellas clases en un post que podéis leer “aquí”. Aprendí muchas cosas, pero puse en práctica muy pocas. Creo que todas las mujeres deberían ir a este tipo de clases alguna vez en su vida porque se aprende mucho sobre el cuerpo de la mujer y te dan algunos truquillos en cuanto al parto y la crianza que pueden venir muy bien.
De aquellas clases, me quedo sobre todo con la primera parte. Aprendí mucho sobre mi cuerpo, sobre lo que me estaba pasando y lo que me iba a pasar. Sin embargo, tengo que decir, que durante mi parto, la mucha o poca información que tenía sobre como mitigar el dolor de las contracciones, o las respiraciones a aplicar, quedaron en el baúl de los recuerdos y tiré más de instinto que de cualquier otra cosa.
En este segundo embarazo, no he acudido a clases de preparación al parto por varios motivos. El primero y primordial: el tiempo. Después de una jornada laboral de 8 horas quiero llegar a casa, descansar, jugar con mi hija… cosas de madre. Creo que la información que necesito, la tengo y que por supuesto, la experiencia es un grado.
Sé que cada parto es un mundo y que el que está por venir no tendrá nada que ver con el anterior, pero basándome en aquella experiencia, conozco la maravillosa labor que realizan las matronas, ginecólogos y equipo médico en general, y sé (y espero) que sepan guiarme tan bien como lo hicieron en el parto anterior.
Plan de parto
Con Olivia no llevé mi propio plan de parto. El hospital facilitaba un cuestionario resumido en el que poder especificar algunas cuestiones relacionadas con la epidural, episiotomía, oxitocina y demás cuestiones relacionadas con el momento de dar a luz. En aquella ocasión la persona que atendería mi parto, no era mi ginecóloga, sino la ginecóloga de guardia (que lo hizo alucinantemente bien y a la que siempre estaré eternamente agradecida).
En esta ocasión doy a luz en otro hospital, y salvo circunstancias especiales, será mi ginecóloga quien atienda el parto. En mi última consulta le saque el tema de “el plan de parto”. Me comentó que como iba a ser ella quien iba a atender mi parto, podíamos hablar directamente sobre el tema y que no era necesario llevar ningún documento escrito, a no ser que a mí me diese tranquilidad.
En mi caso, mi plan de parto, no tiene ninguna especificación especial a excepción de “evitar la episiotomía siempre que sea posible”. No me importa tener un parto medicalizado, si hay que poner oxitocina, “adelante”, quiero epidural y la idea de un “parto natural”, no va conmigo. Mi única “exigencia” es el tema de la episiotomía que por experiencia propia, se que es mejor evitar, para un postparto lo más llevadero posible. Si tengo que sufrir algún desgarro que sea mi cuerpo quien decida por donde romperse.
Me quedé muy tranquila cuando mi ginecóloga me dijo que la episiotomía no se incluía entre sus prácticas habituales y que hacía años que no practicaba ninguna. Obviamente si fuese necesario, tendremos que hacerla, pero únicamente si es total y absolutamente necesario.
Así que esta es la situación actual. Parece que hay ciertos temas que están claros, y eso equilibra la balanza de las inseguridades adquiridas en el parto de Olivia. Ahora toca mentalizarse de lo que está por venir. Podríamos decir que mi preparación para este parto ha consistido en no prepararlo físicamente, aunque si a nivel mental.
¿Fuisteis vosotras a clases de preparación al parto en vuestros segundos y posteriores embarazos? ¿Llevasteis plan de parto?