¿Has sentido alguna vez que todo lo que estás haciendo no tiene sentido para ti? Todos llegamos a ese punto de la vida donde ya hiciste todo lo que te propusiste pero aún continúas sintiendo que todavía “falta algo” y no sabes lo que es. Una frase que circula constantemente por la web dice: “Si el plan no funciona, cambia el plan, pero no cambies la meta”. ¿Y qué pasa si quiero cambiar la meta?
A veces te paras en ese instante de tu vida, donde identificas cierto tipo de vacío, no tiene que ver con que estés deprimido, sino más bien con ese cambio de rumbo que la vida te está pidiendo a gritos. A veces nos acostumbramos tanto a ser y hacer como los demás esperan que seamos y nos vamos llenando de “metas” dizque auto-impuestas pero en realidad son impuestas por otros, pues obedecen al patrón que establece nuestro entorno.
Suelo escribir en mi blog cuando no me siento bien con alguna situación en particular, de hecho, lo concebí un día mientras lavaba biberones y platos sucios. Pensaba todo el tiempo mientras “fregaba los trastes” (como decimos en mi país): “necesito un lugar para sacar de mis pensamientos todo esto que me atormenta”. La queja por matrimonio, mis hijos, lo sobrecargada que me sentía por querer ser madre a tiempo completo, pero también la necesidad de trabajar para sostener la economía del hogar, las responsabilidades – que dicta la sociedad que son de las mujeres – la pasión por el coaching, mi carrera, el amor por las capacitaciones permanentes, entre otros temas que me venían a la cabeza.
Sin embargo, llegando a esta etapa de mi vida en la que estudio Logoterapia y Tanatolología, ahora todo lo que hago tiene la necesidad de “hacer sentido” en mi vida. La Logoterapia trabaja los vacíos existenciales, y ayuda al paciente a develar el sentido de su vida, mientras que la Tanatología acompaña los procesos de pérdida, situaciones límites como el divorcio, la muerte de un ser querido, entre otros tipos de pérdida. Parece que este descubrimiento ha hecho que ponga los puntos sobre las ies de mi vida y me niegue a continuar como caballo desbocado haciendo y deshaciendo cosas que al final no me hacen sentir plena.
Entonces entiendo ahora que mi necesidad no es tanto cambiar el plan porque no haya funcionado como quería, sino más bien, identificar exactamente la meta que quiero lograr. No se trata de llenar un espacio que otra persona haya querido diseñar para mi, se trata de mis propios deseos, mi propio plan y mi propia meta.
Es momento de que le dejemos de preguntar a la vida ¿qué quieres de mi? ¿qué quieres que haga ahora?, mejor démosle las respuestas que la vida necesita para ser vivida, para sentirnos plenos y felices, es el único llamado que tenemos: a ser felices.
Y tú, ¿ya sabes cuál será tu próximo paso?
Hasta la próxima.