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Si algo tenemos en común todos los padres es que nos agobiamos, nos enfadamos y muchas veces ese cansancio hace que la paguemos con nuestros peques. Cuando eso pasa, nos sentimos mal y nos sentimos los peores padres del mundo.
Es un sentimiento muy generalizado y que no podemos evitar. Pensamos que nuestros hijos nos odiarán porque les echamos broncas, muchas veces hasta les gritamos y les decimos cosas que en realidad no sentimos pero que en momentos de tensión nos salen y nos arrepentimos a los dos minutos.
¿Pero qué pasa con ellos?
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Cuando nosotros estamos todavía arrepentidos por el mal momento que acabamos de pasar, al rato llegan ellos, con su sonrisa, como si nada hubiera pasado y nos dan un beso o un abrazo y siguen jugando con nosotros como si nada. En ellos no existe el odio ni el rencor.
Si a nosotros los adultos nos echasen una bronca o nos hablasen alguna vez como les hablamos a ellos (no sé si vosotros lo hacéis pero yo a veces si), os aseguro que durante un tiempo esa persona está fuera de mi vida. Luego seguro que todo se hablaría y volvería todo a la normalidad, pero lo que quizá tardaría más, para ellos en 5 minutos está solucionado.
En 5 minutos volvemos a ser su mamá o su papá.. Al final somos sus padres, mejores o peores, pero somos sus padres, su referente.
Volver a ser un niño
Y es que en eso me dan mucha envidia. Muchas veces me encantaría volver a ser niño para volver a tener la capacidad de perdonar en un tiempo record. Mi hijo, cuando me enfado con él me mira y me dice:
– Eloy: ¿mamá está tiste?
– Yo: si hijo, si. Mamá está triste.
– Eloy: nooo, mamá está contenta (poniendo su mejor sonrisa)
Y claro, yo intento aguantar para que vea que en ese momento ha hecho algo que no debería y que aprenda, pero con esa carita que me pone no me puedo resistir y tengo que comérmelo a besos.
Me encantaría poder tener esa capacidad de perdonar, de poder olvidar lo que acaba de pasar y seguir.
Pedir perdón
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Lo que si que hago siempre es pedirle perdón. Perdón por haberme enfadado con él. Perdón por haberle gritado cuando hubiera sido mejor explicárselo de forma calmada, pero no siempre es tan fácil como parece.
Luego repaso con él el motivo de la “bronca” y le explico que lo que ha hecho está mal y cómo debería haberlo hecho.
Esta es mi forma de hacerlo, no sé si será la mejor o la peor, pero es la forma en la que intento hacerlo lo mejor posible.
¿Vuestros peques también os hacen carantoñas cuando crees que menos te lo mereces? ¿Os “perdonan” enseguida?