Estos días han sido días de locura, de lecturas, de muy pocas horas dormidas pero sobre todo, de descubrimientos varios que me han demostrado que, las alas que tengo, son fruto de la genética, de la educación y del trabajo interno que llevo años explorando y asumiendo.
Y estos días también han sido días de trabajo, de reuniones y de otros descubrimientos varios relacionados con la educación, con los niños, con los nuevos proyectos, etc, etc, etc.
¿Y porqué te cuento esto?
Pues porque el liderazgo natural es parte de nosotras y yo quiero que tú lo sepas y lo disfrutes como lo estoy haciendo yo.
Hace muchos años, antes de nacer yo, en mi familia existió una bellísima y fuerte mujer que no tuve la fortuna de conocer. Esa mujer, bisabuela, era una señora de constitución gruesa, bajita, con tesón en sus decisiones, amorosa en sus acciones, intuitiva, con mucho instinto pero sobre todo, una señora con carisma y con empatía para con sus hijos y familia.
Sé de primera mano que no sabía leer ni escribir pero que, haciendo los deberes con su nieta aprendió. Sé de primera mano que dejó su entorno para seguir a una de sus hijas. Y sé de primera mano que, con ese cambio de vida demostró que sabía el lugar que ocupaba y lo hacía con fortaleza.
¿Y porqué te cuento esto?
Porque esa mujer, en la distancia me ha enseñado 3 COSAS:
.- Me ha demostrado que, los primeros años de vida de un niño son fundamentales porque esa nieta que crió y que desde fuera se veía rebelde y egoísta, era una niña que había nacido sin padre y que echaba de menos a su madre, emigrante huidiza de circunstancias personales que no vienen al caso.
.- Me ha enseñado que la crianza y educación no entienden de dinero ni de clases sociales. Lo que nace con una hay que escucharlo porque es nuestra esencia. Esa que nos acompañará el resto de nuestros días. La crianza que se hace con firmeza, con respecto, con acompañamiento da frutos. Y me siento orgullosa de ello porque soy la tercera generación.
.- Me ha transmitido de un modo indirecto que vida solo hay una, que no sabemos en dónde la viviremos pero sí que está en nuestra mano el cómo hacerlo. Da igual la profesión que tengas. Lo único que te importa es vivir acorde a tus valores y siendo coherente con tus deseos.
Era una mujer líder y lo hacía de un modo natural e innato. Crió a 5 hijos. No leía pero intuía. No tenía acceso a internet pero escuchaba al mundo. No tenía acceso a formación pero sabía que, con amor, con respecto y con comprensión se podía educar, como así hizo con su nieta a la que vio nacer en casa.
¿Y que te quiero decir con esto?
Ella, trabajadora, madre de familia numerosa, como mujer asumió sus propios roles dejando atrás la exigencia de una igualdad imposible de entender en aquella época.
Ella, sabía que con su actitud generaba una equidad y una complementariedad que le permita ir a la par de sus valores, de sus deseos y de su familia.
Ella, como mujer, no iba detrás ni delante de nadie sino que acompañaba.
Ella, como mujer, conocía bien su labor, su naturaleza y de ese modo podía transmitir sin miedos ni dudas.
Te invito a que reflexiones sobre ello.
1.- El liderazgo de verdad no es el liderazgo agresivo y dominante que nos enseñan en las empresas y que genera dominio, lucha de poder, competitividad, agresión…
2.- Empieza a escucharte para saber qué quieres de verdad. Solo así podrás REDESCUBRIR tu liderazgo. Ese liderazgo que empieza dentro ti misma para luego aportar toda tu esencia a tus niños/pareja/familia, a tu empresa/proyecto/trabajo y a tu entorno/sociedad.
(por cierto, la mujer de la que hablo es mi bisabuela materna y la nieta con la que aprendió a leer y escribir es mi madre :-)
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