La primera es una historia que escuchaba a mi madre cuando yo era pequeña. Mi madre, una mujer con pocas barreras mentales, para la que todos los seres humanos eran iguales y no veia más alla de la persona sin más, contaba horrorizada como las vecinas criticaban a una mujer porque había decidido, allá por los ’70, que su hija con Sindrome de Down saliera a la calle a jugar como todos. Una madre con un par de narices, según mi madre, que se negaba a esconder a su hija.
Y la segunda es una frase que escuché a Pablo Pineda, que dice que a él sus padres le han educado igual que al resto de sus hermanos, como uno más.
Y me vienen estas dos ideas a la cabeza porque creo que, a pesar de los grandes avances conseguidos y lo mucho que hemos evolucionado gracias a madres como la vecina de mi madre, aún hay mucho camino que andar hasta conseguir que todos seamos como los padres de Pablo Pineda.
Creo que aún hay que atacar a las conciencias y remover los pilares educativos desde las bases. Y cuando hablo de conciencias hablo de la de los organismos públicos y las instituciones, la de las empresas, la de las personas sin problemas motores o cognitivos e incluso la de las personas con dispacidad y sus famlias.
En primer lugar, los organismos públicos e instituciones tienen que poner todos los medios para garantizar los derechos de las personas con discapacidad y para su completa inclusión social para que sean capaces, de forma real, de tener las mismos oportunidades, de ser incluidos y respetados. Porque no vale con tener una ley, hay que hacer que se cumpla y mientras haya centros escolares o universitarios sin programas de inclusión; medios de trasnporte con barreras arquitectónicas; mientras haya desigualdades entre Comunidades para acceder a las prestaciones; mientras no haya baremos iguales en todas las provincias a la hora de valorar una discapacidad; mientras no haya recursos y tengan que ser los familiares los principales cuidadores de las personas con discapacidad; mientras el acceso a la cultura no sea igual para todos; mientras tengan que ser los padres los que vayan con sus hijos a las univerisidades para que puedan sacarse una carrera; mientras no haya parques adaptados para que todos los niños puedan jugar, no habrá igualdad de posibilidades.
Las empresas, como elemento dinamizador de la economia y la sociedad, deberian ser activas en cuanto a ofrecer igualdad de posibilidades para acceder a un puesto de trabajo; deberían dotar a sus empresas y comercios de todos los medios necesarios para que nadie se quedara fuera porque todo son escaleras; deberían tener aseos realmente adaptados; deberían pensar que poner una pegatina azul no vale, que han de cambiar estructuras integrales si hace falta, deberían permitir la conciliación real para poder atender, ir al médico y cuidar sin dejar de trabajar.
En cuanto a los individuos, mientras se aparque en una plaza de discapacitado sin pensar en para qué y para quién estan hechas; mientras nos volvamos a mirar a alguien que va en silla de ruedas; mientras se ponga mala cara porque alguien hace cosas distintas o tiene comportamientos que no comprendemos; mientras se piense “pobrecito”; mientras se crea que los discapacitados tienen suerte por tener tarjeta de movilidad o grado de discapacidad o un prestación por dependencia; mientras se usen eufemismos como “está mal” o “está malito” o “es diferente”; mientras se piense en que los niños que no siguen el ritmo impuesto retrasan al grupo… no habrá posibilidad de inclusión.
Y si las personas con discapacidad y sus familias no ven que son capaces de hacer todo lo que se propongan; que tener capacidades diferentes no es no tener capacidades; que se puede jugar al futbol sin necesidad de ser el crack o que incluso, se puede no jugar al fútbol; que no hay que esconderse porque no hay nada de lo que avergonzarse; que no hay nada como hacerlo natural para que sea natural;que hay que dar alas y enseñar que no hay límites; que todo se puede si vemos que es posible y miramos más allá de la discapacidad.
Puede que no, pero puede que un día veamos como las conciencias cambian y la inclusión pasa a ser algo real, se aceptan las diferentes capacidades como algo lógico y natural, y la diversidad se convierte en algo enriquecedor para el ser humano.
Hasta entonces seguiremos levantando la mano, el cuerpo o lo que haga falta para cambiar las cosas de verdad desde el fondo mismo de la naturaleza humana si hace falta.
Hoy 3 de diciembre, Día Internacional de la Discapacidad nos unimos con este post a la iniciativa puesta en marcha por @mamaresilente para hacer ver la realidad de la discapacidad. Podéis seguir todo el movimiento con el hastag #DiscapacidadYRealidad o hacer click en este link, donde veréis toooooodo el moviento.