No puedo imaginar la época en la que la mujer no tenía ni voz ni voto, no solo fuera de casa, sino también dentro. ¡En su propia casa! No era solo que no pudieran votar, sino que no podían opinar, y probablemente, ni decidir sobre su propia vida. Lejos quedan ya esas épocas, que a mi generación ya les parecen prehistóricas, pero no son tan lejanas para nuestros abuelos. Y seguro son mucho más cercanas en algunos países. Se ha recorrido un largo camino, pero
La Maternidad
Hay algo en lo que esta claro que no podemos ser iguales. Las mujeres engendran vida durante 9 meses, las mujeres dan a luz, y pueden ofrecer a sus bebés la leche materna. Los bebés necesitan a su madre más que a nadie en el mundo los primeros meses de vida. En esto, por mucho que nos igualemos, sencillamente la naturaleza nos hizo distintos. Los bebés necesitan a sus madres el primer año de vida, “lujo” del que muchos bebés se han visto privados desde que la mujer se igualó al hombre en el mercado laboral. Pero quizá olvidamos que las mujeres no somos menos productivas por tener que pasar unos meses criando a nuestros hijos. El hombre que deja de contratar a una mujer porque quiere tener 3 hijos, o que echa a una mujer embarazada o en periodo de lactancia de sus hijos, se olvida de que él también fue niño, y aunque no se acuerde, él también quería estar con su madre cuando era un bebé. Como seguramente querrá que sus hijos puedan disfrutar de su madre en el momento que decida tenerlos. Y ojo, no solo hacen esto los jefes hombres, que he visto a mujeres ser mucho más duras al contratar o ser jefe de mujeres, de lo que puede ser un hombre, aunque los prejuicios nos hagan pensar lo contrario.
Quizá la solución no es sólo que la mujer se iguale al hombre…¿y si el hombre se igualara también a la mujer? Muchos ya lo hacen! en muchas casa las tareas no se reparten, se comparten. En muchas familias la crianza es cosa de dos. Muchos padres eligen conciliar, eligen pasar tiempo con sus hijos, eligen criar y ser padres presentes. Una vez pasada la época de lactancia materna exclusiva, quedarse en casa para cuidar de los hijos es una opción que deberían poder tomar tanto hombres como mujeres, sin que sobre sus cabezas volara la nube de “estás tirando tu carrera por la borda”
Pero no es tan extendido todavía que los padres también pueden ser los que críen a sus hijos, los que vayan al colegio a buscarlos o los lleven al pediatra. Y por ello, una mujer en edad de ser madre suele ser vista “en menos” en muchos ámbitos laborales. Mejores bajas obligatorias de maternidad y paternidad ayudarían seguro a no asociar la natalidad a una baja de productividad de la mujer. Además, una mujer que elige quedarse en casa a cuidar de sus hijos no “está perdiendo libertad” ni perdiéndose su propia vida. Está preocupada de la tarea más importante que existe: criar. Igual que un padre que elige hacerlo no es “menos macho”, ni está loco. Es una elección. Sabia, en mi opinión.
No olvidemos nunca que todos hemos sido niños, hombres y mujeres, y que todos queríamos estar en los brazos de nuestra madre los primeros meses. Y de nuestro padre también, mejor dos que uno! Ojalá todos hubiéramos podido disfrutar de lactancia materna hasta que hubiéramos querido. Los niños son el futuro, y más que fijarse en horas de ausencia cuando un hijo se pone enfermo o tiene una actividad en el colegio a la que queremos participar, habría que dedicarse a fijar objetivos y liberar horarios, que no todo es pasar 8 o 10 horas sentado frente a un escritorio. Quizá sea más importante cuidar a esa generación que se merece crecer con apego y con la presencia de sus padres y no en la guardería desde los seis meses (ya conté que mi opinión de las guarderías ha ido cambiando en el tiempo)
La educación en igualdad
Quizá la igualdad no sea algo que haya que reivindicar siendo adultos, sino algo que debería existir en la educación infantil. Esa semilla que se planta mucho antes, para que los que son ahora niños cuando lleguen a adultos, no se planteen si son las mujeres o los hombres los que van al pediatra, y no establezcan diferencias de sueldos según el sexo.
Pero claro, para educar en igualdad no solo hace falta un cambio en familias y colegios, también hacen falta cambios hasta en la RAE! La definición de sexo débil y sexo fuerte que hace la Real Academia me parece…arcaica y muchos otros adjetivos que aquí no caben. Totalmente de acuerdo estoy con lo que contaba Celia Ramon en su blog ¿Es la mujer realmente el sexo débil? ¿y el hombre el sexo fuerte? ¿en qué será que se basa esta definición? Creo que me indigna un poco…un poco mucho. ¿Volvemos a eso de que las mujeres no pueden jugar a fútbol y los hombres no pueden ser bailarines?. ¿Podemos realmente educar en igualdad con prejuicios así?
¿Puede la mujer ser igual que el hombre, o el hombre igual que la mujer, si no educamos en igualdad? Si seguimos educando princesas y superhéroes, donde las niñas tengan que vigilar para no hacerse daño y vestir siempre de rosa, y los niños no puedan llorar porque eso es de débiles y deben vestirse de azul, no cambiaremos nada. Cada niño debería ser libre de elegir. Ya he dado mi opinión sobre las cosas que son de niñas o de niños, pero contaré una anécdota reciente.
Mi hija eligió celebrar su cumpleaños con la temática de Cars. Durante la celebración, una de sus amigas le preguntó porqué había elegido esa decoración, si era de niños. Ella le contestó que le gustaba Cars, y que no había cosas de niños o de niñas, que cada uno podía elegir lo que le gustaba (reconozco que no cabía en mi de orgullo con esta respuesta) Pero su amiga no se quedó conforme. Un rato después, vino a verme porque quería contarme algo. Le pregunté qué le pasaba y me contó que estaba preocupada porque no entendía porqué su amiga (mi hija) quería celebrar su cumpleaños con una decoración de niño, que no podía entenderla. Que eso estaba mal. Difícil, estando totalmente de acuerdo con mi hija, responder a esa pregunta sin meterme en educación de casa ajena.
En mi opinión, los niños no nacen con esa “definición” de que hay cosas de niños y de niñas, es algo que nosotros les enseñamos. Con los regalos o la ropa que les compramos, con las cosas que les decimos. Y ellos lo replican. Hay muchas niñas que no pueden elegir Karate como extra escolar, solo por ser niñas. Muchos niños a los que no se les deja jugar con cocinas, menos con muñecas. Olvidemonos de los estereotipos de nuestra infancia.
Aquí en Chile, de hecho, en muchos colegios la asignatura de deporte está separada para niños y niñas, cada uno con el deporte “que le corresponde”.
Así, es difícil cambiar las cosas. Dejémosles elegir, eso no les hace daño, al contrario. Tengo dos hijas, ambas pueden elegir qué ponerse o a qué jugar. Una, es todo lo princesa que uno podría imaginar, amante del rosa, de las muñecas y de las cocinas. Y la otra, se pondrá tanto falda como pantalón, llevará pelo largo o corto según le apetezca, no quiere llevar pendientes y prefiere hacer carreras o jugar a pelota que ponerse a hacer pulseras. Es elección cada una, son sus gustos, su forma de ser, y ninguna es menos niña por ello. Y si tuviera hijos en vez de hijas, pensaría lo mismo y les dejaría elegir con qué jugar. ¿o no puede un niño hacer ballet? Vale mucho la pena ver el proyecto #aboycantoo precisamente sobre este tema, y la reflexión sobre esta y otras campañas que hizo el blog Afecto y Familia estos días.
Imagen de Trinity Design
La moda y los estereotipos
A estas alturas te preguntarás que tiene todo esto que ver con el título. Que parece que me desvío del tema….pero la verdad es que en el día de la mujer se reivindican también otros aspectos en los que aun falta mucho trabajo que hacer, no solo la igualdad laboral, no solo el que debamos educar en igualdad.
Hay temas importantes en los que queda mucho trabajo por hacer, como el hecho que una mujer no debería tener miedo de caminar sola por la calle de noche, ni de viajar sola, ni debería nunca ser considerada “incitadora” en casos de violencia de género. Pero en este tema por hoy prefiero no entrar, campañas como la de #niunamenos lo dicen todo, todo lo que nos queda por hacer. Todo lo que tenemos que seguir haciendo por un mundo más seguro para nuestras hijas.
Pero si me queda el tema de la moda. Esa industria que ejerce aun más presión en las mujeres, que además de trabajar duro y cuidar de sus hijos, que además de lugar por “ser iguales” tienen que verse “perfectas”: sin curvas, sin un solo gramo de más, sin una arruga, con esos vestidos que tan bonitos se ven en los anuncios. Mucho nos falta trabajar para mejorar la autoestima de las mujeres, no obligarlas a entrar en tallas imposibles. Mucho camino para que la norma sean campañas como las de Dove, donde el mensaje está en que la mujer se sienta bien consigo misma.
Un cuerpo después de un embarazo no vuelve a ser el mismo, ni en curvas, ni en gravedad, ni en tantas otras cosas, pero tampoco antes de ser madre es necesario tener un cuerpo perfecto para que te vaya bien en la vida. ¿o es que sin tetas no hay paraíso? ¿Necesitamos acaso tener buenos escotes y poder lucir minifaldas para ser felices en la vida? Ojalá esa idea no le pasara a nadie por la cabeza pero ¿cuántas adolescentes se torturan frente al espejo porque no se ven delgadas? ¿No deberíamos invertir en que las mujeres se sintieran bien con la imagen que ven en el espejo en vez de en campañas de moda son como esta?
Como decía Lucia, mi pediatra “Así no, Zara, así no” Todos estos mensajes las pequeñas los escuchan en los anuncios, e igual que nos afectan a los adultos les llega a ellas. Mi hija, con 7 años, estaba el otro día comparando con una amiga cual estaba más delgada…y ambas son huesitos andantes. Yo les dije que las dos estaban igual, y no era suficente para ellas. Es mi cruzada personal que mis hijas no se obsesionen con su cuerpo, como yo dejé de hacerlo más tarde que pronto, y fui feliz con mis huesos grandes y mis curvas o la ausencia de ellas. Comer sano debería ser una prioridad para todos, pero no es lo mismo que estar a dieta todos los días del año. Si como madre no estás a gusto con tu cuerpo, tus hijas se van a dar cuenta, y esos comentarios van a llegar a tus hijas aun más que esas publicidades que hacen tanto daño. Cuántas veces he visto en cumpleaños infantiles que madres dicen a sus hijas (de 4 a 8 años) que dejen de comer que van a engordar, y otros comentarios de peor gusto.
Quizá estoy equivocada, pero en el cuerpo de uno además de la dieta influye el ejercicio…y la genética. Si nos preocupamos por ofrecer comida sana en el día a día, y porque los niños sean activos, ¿no puede ser un cumpleaños una excepción? Y dejar que la pequeña se relaje y no sienta esa presión? Esos comentarios los he escuchado también dirigidos a niños de buen comer que quieren repetir plato. No conozco la fórmula perfecta, pero creo que a veces nos excedemos con esos comentarios, pero no nos gustaría que nuestras hijas dijeran de si mismas frases como las de este video.
Mucho camino aun por recorrer en estos y otros aspectos, para que no sea necesario celebrar el día de la mujer, porque no haya igualdad que perseguir y sencillamente, nazcamos y crezcamos iguales en derechos y oportunidades, y diferentes como somos los unos de los otros. Sin prejuicios, sin etiquetas por género.
Archivado en: Costumbres y Tradiciones, Guarderia, Colegio, Educación, Pedacitos de mi, Pequeñas terremoto