He llegado a una edad en la que lo mejor que puedo hacer en determinadas situaciones es reírme de mi misma. Porque prefiero reírme primero yo, que lo hagan los demás. Así que, con el mejor humor posible, os voy a contar la situación más bochornosa que creo que he pasado en toda mi vida.
Pues si, como os lo cuento. Os pongo en situación, queridos seguidores. La flor y nata del arte madrileño reunida en el Espacio Telefónica. Un enclave espectacular para hacer el ridículo. Ya os digo lo más granado del mundo del arte. Galeristas, artistas, directores de salas de subastas, medios de comunicación... y los verdaderos protagonistas hasta que llegué yo a escena: los directores de los museos Reina Sofía, Thyssen y Prado. Estábamos en la presentación de la Revista Capital Arte, la última publicación que hemos sacado en el grupo donde trabajo. Todo iba sobre ruedas hasta que decidí echarlo por tierra. El plan era regalar la portada de la revista enmarcada a los 3 directores, porque ellos era los protagonistas de éste número. Termina el acto, el director de la revista lo anuncia y allá que va la menda lerenda con los tres cuadros en mano, como si de una secretaria del 1, 2, 3 se tratase. Entrego el primero, el segundo y al entregar el tercero no veo que termina la tarima doy un paso al frente y me caigo, con el cuadro hecho añicos con el estruendo que supone. Si, amigos, como Ana Obregón en aquella entrega de no sé que premios. 175 personas mirándome, 2 cámaras grabándome y yo por los suelos. Menos mal que había una pantalla y el momento es genial: ahora estoy y ahora desaparezco. Gracias a la pantalla me pude recomponer, bajar el rojo de mi cara y aparecer de nuevo a escena como si no hubiera pasado nada. Lo he visto en vídeo (si, soy así de masoquista) y la escena es dantesca.
Mira que en estos saraos me gusta a mi pasar desapercibida. Pues no. Y encima iba vestida de fucsia. La idea era ponerme de negro o negro y blanco pero cuando adelgazas 20 kilos es lo que tiene, que en tu armario no encuentras nada que te encaje y que no parezca prestado (Dios mío, como han cambiado las tornas en unos meses) Así que de fucsia me tuve que poner.
He estado tentada en poner el vídeo. Pero ya me parece demasiado. Una cosa es reírme de mi misma y otra hacer leña de árbol caído.
Gracias a Dios no me pasó nada. Me podía haber hecho mucho daño si me llego a dar con la cara en el suelo o haber caído sobre los cristales. Pero solo salió herido mi orgullo. Me han dicho que en 24-48 horas estará bien del todo y si durante este tiempo me río del espectáculo 3 veces al día no me quedarán secuelas.
¡¡¡FELIZ MIÉRCOLES!!