Pero claro, lo que no tienes en cuenta es que ese bebé que te convierte en tri-madre no es hijo único, será el pequeño de tres hermanos, y sus dos hermanos mayores no se van a hacer a un lado para que tú, madre de tres, te dediques en cuerpo y alma al nuevo miembro de la familia.
¿Y qué pasa entonces?. Que el pequeñín va a remolque de sus hermanos, tú como madre cubres sus necesidades porque los bebés no se crían solo, pero aquello por lo que te desvivías en la primera maternidad, que si bien no era necesario parecía que si no lo hacías ya no merecías el título de madre, con el tercero queda diluído en la tarea de atender a tus otros hijos.
Sí, no digo nada nuevo, de hecho debo aburrir porque cada vez que hablo de la tri-maternidad o de la evolución de mi bebé, vuelvo con lo mismo. ¿Y a cuento de qué vengo hoy con esto?.
Pues verás, resulta que mi bebé precioso que tiene ya 13 meses ni anda, ni habla, ni come solo. Y yo estoy en un sinvivir de "soy la peor madre del mundo" que me autoflagelo a la mínima. Tengo doble experiencia como madre que eso debería ser un as en la manga, un pilar seguro, pero también tengo dos hijos mayores que una vez fueron bebés con los que comparar al pequeño.
Y ese es el mal.
Porque su el mayor anduvo a los 13 meses y a los 18 hablaba como un loro, si la mediana a los 12 meses se tiraba sola por el tobogán y a los 14 meses comían con cuchillo y tenedor, ver que mi bebé con 13 meses no hace nada de esos ni de lejos no hace más que generarme la inquietante duda de si tendrá algún problema.
Luego están las horribles comparaciones con los bebés coetáneos que son primeros hijos, que teniendo el mismo tiempo que el tuyo ya andan, hablan y hacen mecanos, porque tiene a sus padres "enchochaítos perdidos" que se dejan el culo en estimularles a tope. Entonces tú piensas "¿qué clase de madre soy, que no intento una y otra vez que mi bebé ponga un pie delante de otro?". Y hala, te sientes mala madre de nuevo.
Y te das cuenta de que tu hijo va creciendo medio castigado porque en lugar de tenerlo correteando por la casa va a cuestas tuya mientras llevas a sus hermanos mayores al cole, mientras vas al super a hacer la compra, mientras llevas a sus hermanos a las actividades por la tarde, mientras vas y vienes de hacer cosas que si no las haces tú no las hace nadie, y las tienes que hacer. Cuando no va en la bandolera va sentado en la silla del coche, o en la sillita de paseo, o en la hamaca.
Hala, castigado por ser el tercero. Una putada.
Mi bebé no anda, ni siquiera hace el intento. Si lo pongo de pie pone el culo en tierra y se declara en huelga. Si lo vuelvo a intentar, sube las piernas cual rana. Si sigo insistiendo y consigo que de un paso palante María, mete un pie para adentro. Afú.
El gateo es muy sui generis. Qué es eso de gatear a cuatro patas, una vulgaridad. Él gatea arrastrándose sobre un muslo, eso sí, coge una velocidad que se las pela, pero no deja de ser raro. Raro en plan de "a este niño le pasa algo". Eso lo dice la abuela, el padre cuando viene de cuando en vez, y quien lo ve gatear si alguna vez lo ven porque el pobrete mío solo tiene oportunidad de gatear en casa.
Y claro, yo que soy una madre experimentada y super informada me auto tranquilizo con eso de que cada niño tiene su propio desarrollo, que unos empiezan antes, otros después, que no se puede comparar a dos niños y tal. Pero claro, cuando veo a otros bebés de su edad correr tras la pelota me pregunto si no estaré haciendo algo mal de verdad, si no estaré ignorando algún tipo de señal de que hay un problema que no detecto.
Entonces pienso... Voy a preguntar a alguien que se encuentre en mi misma situación. Es decir, una tri-madre de un bebé del mismo tiempo que el mío y que lleve una vida igual de relajada -espera que deje de reírme- que la mía.
Y veo la luz. "Oye Silvi -Silvia Madre Aventura, bloguera amiga y mejor persona- tu nano anda?. Y entonces me empieza a contar lo que hace, o mejor dicho, lo que no hace su peque et voilá! me doy cuenta de que ni que fueran gemelos, oiga, cortados por el mismo patrón.
Y en esa conversación sale el tema de la estimulación. "Es que no lo estimulo tanto como a sus hermanos". He ahí el quid de la cuestión. Otra vez volvemos al temita de que los pobres terceros están castigados porque a sus madres bastante que les da la vida para llegar a la noche y que los tres estén cuidados y atendidos.
Pero yo me sigo sintiendo una mala madre por no poder dedicarme a mi bebé como si fuera hijo único, me siento responsable de que no ande ya como andaban sus hermanos, de que no hable como hablaban sus hermanos-vale que su hermana luego tuvo un retroceso y dejó de hablar- de que no coma como sus hermanos, porque al fin y al cabo soy yo la que está dejando de hacer algo que hacía con ellos.
Ya andará, ya hablará, ya comerá, lo se. Lo se por experiencia y lo se porque ya se lo he cascado al pediatra, que hasta cogí cita y todo de lo preocupada que estaba. Yo, que tanto digo que no llevo a los niños al médico salvo que no sea estrictamente necesario. Cosas veredes.
Por si acaso además me lo va a ver una fisio especialista para quedarme tranquila y que me diga "eres gilipollas por preocuparte". Ojalá que me lo diga, de verdad. Porque si me dice que pase algo entonces de verdad que me sentiré muy culpable. Yo si eso mientras voy intentando que gatee a cuatro patas aunque eso significa tirarme al suelo y hacer la croqueta al estilo #migatogordo, que encuentre divertido esto de ponerse de pie, hacer la caza del teléfono móvil y el mando de la tele que es lo único que atrae su atención.
Lo que espero dentro de no muchos meses es leer esta entrada, poder reírme y decir "anda que no soy gilipollas ni ná", al menos de momento intento tomármelo con sentido del humor y quitarle importancia, que no estoy para morir de un infarto. Llegado el caso, os autorizo a que me lo digáis.Lo de gilipollas, se entiende.