No puedo evitar llegar al final del embarazo con una sensación agridulce. Totalmente en contra de mi voluntad, porque para mi este embarazo ha sido tan importante y especial como los demás. O quizás más por la casi total probabilidad de ser el último. Quiero a mi chiquitín que aún no ha nacido más que a mi vida.
Pero la vida no la conforma una sola y al final, quieras que no, lo que recibes de tu entorno te condiciona, te afecta irremediablemente. Y debo decir que he recibido muy poco apoyo, comprensión e ilusión. Es verdad que este embarazo no se ha producido en el mejor momento de nuestra vida, económicamente hablando, pero para mi eso no es excusa. Un embarazo es un regalo de la vida, soy de las que piensa que de todo se sale -y más de los problemas económicos-, y estoy cansada de decir que ojalá todo lo que me tenga que venir sea así, lo que no quiero es una enfermedad.
La realidad es que en este embarazo me he sentido muy sola. Y entre que rumío mis sentimientos hacia adentro y que hago como si no me importara la ignorancia ajena hacia mi estado, parece como si nada me afectara, pero sí lo hace. Creo que nadie se imagina hasta qué punto.Ya no es que no haya recibido enhorabuenas efusivas ni felicitaciones alegres, que más bien han sido de compromiso y a más de un@ le ha faltado darme el pésame. Es que he sentido muy poco interés hacia todo lo que concierne al embarazo, me he sentido sola en cada momento significativo, las diferentes ecografías, las visitas médicas, el sexo del bebé, el momento de preparar sus cositas... Como si a nadie le importara cada uno de esos momentos y es más, como si no tuviera derecho a disfrutar de cada momento.
Me hastía y me cabrea a partes iguales que la gente hable de mi embarazo como un problema. Como si fuera SU problema. Ese problema al que todo el mundo preocupa, que todo el mundo pretende solucionar de palabra -sin hechos-, desde la comodidad de su vida, en el que cualquiera se cree con derecho a opinar sobre él, sobre mi, sobre mi familia, sobre MI vida.
Algo que, de ser un problema, es MI problema, no el de fulanit@ o menganit@. Nadie va a mantener a mi hijo ni va a venir a mi casa a criarlo, nadie se va a desvelar por él ni sufrir cada uno de sus malos momentos. Lo voy a hacer yo, que soy su madre. Con eso debería bastar para cerrar bocas ajenas por mi parte o para ser prudente y guardarse sus opiniones quien se cree con algo de derecho a hacerlo. Que nadie se crea en el derecho de opinar sobre mi vida y circunstancias por mucha confianza que me tenga o por mucho que se crea que me conoce porque yo no lo hago con los demás. La vida que no es mía ni me importa, ni me concierne.
Estoy harta de que todo el mundo me repita una y otra vez lo negativo de tener un tercer hijo "como están las cosas" -y si las cosas no estuvieran así seguro que también lo harían, el caso es opinar-, no escucho palabras de ánimo ni mensajes positivos sino predicciones dignas del apocalipsis, "pues verás cuando tengas a los tres...". ¿De verdad es una tragedia tener un tercer hijo?.
Por no decir que no tengo derecho a quejarme lo mínimo, yo me lo he buscado y ya sabía lo que se me venía encima. Más de un@ se queda las ganas de decirme "pues te jodes, no haberte preñado" y hasta se atreven a decirlo disfrazando el comentario de broma hecha desde el cariño y la confianza. Como si este embarazo y mi bebé fueran un castigo divino que me merezca por haber hecho algo malo, cuando debería ser visto como una bendición.
A veces pierdo el filtro, soy borde y contesto "es un bebé, no un cáncer, ojalá todos los males de mi vida sean como este, ¿dónde hay que firmar que lo hago ahora mismo?".
Me llevo el sabor agridulce de que nadie prácticamente nadie se haya alegrado de mi estado, que casi nadie vea algo positivo en la llegada de mi bebé al mundo. Yo, que no soy de lamentarme por los problemas sino de buscar soluciones, que siempre quiero ver el lado bueno de las cosas, que procuro sacar las ventajas y hacer menos los inconvenientes, topo una y otra vez con el muro de la negatividad ajena y parece que tengo que disculparme y sentirme mal por ilusionarme y alegrarme de ser mamá de nuevo.
Me da rabia que mi pequeñín sea "otro más". No es el primero, no es la niña que completa la parejita. Es otro. Insignificante.
Y me niego a ello. Creo que mi niño vendrá con una luz especial, esa luz que solo he sentido yo desde que se que lo llevo dentro. Creo que mi niño tenía que venir a este mundo y nos va a hacer muy felices. Creo que nos dará algo que no esperábamos y que pronto no imaginaremos nuestra vida sin él. Creo que cerrará muchas bocas. Estoy segura de que nos hará muy felices y que sentiremos que es lo mejor que nos ha pasado en la vida, junto a mis otros dos hijos.
Por suerte puedo contar también con quien se alegra de corazón por mi estado, me anima, me apoya y me acompaña. Desearía que todo eso viniera también de gente más cercana e importante en mi vida, pero reconforta saber que hay quien cree que tengo verdadera suerte por la vida que voy a dar, la familia que voy a formar,la experiencia que voy a vivir, y que sabe que las circunstancias adversas tan pronto lo son como dejan de serlo. A esta gente agradezco profunda y sinceramente su compañía, su saber estar, sin opinar, sin entrometerse.
Nadie tiene la seguridad absoluta de que la vida le va a ir siempre cojonudamente y hasta es absurdo pensar que porque hoy nades en la abundancia eso es una garantía de por vida. La vida no es solo un momento, el momento presente. A tod@s nos pueden venir reveses en cualquier momento, igual que a quien hoy le va de maravilla mañana está hundido en un pozo, quien sabe.
La vida hay que disfrutarla tal y como viene y sacarle el máximo partido, a pesar de las contrariedades. Porque todo tiene solución menos la muerte. Para penas, lamentaciones y negatividad siempre hay tiempo, y son actitudes que desde luego quiero bien lejos de mi vida y de mi pensamiento.
Quizás no es el mejor momento para los demás, a lo mejor tampoco lo es para nosotros como familia, para mi no es ni mejor ni peor que mis otros dos embarazos -que tampoco vinieron en buena época y mira, salimos adelante-, pero es el momento de mi bebé. Él lo ha decidido así. Y yo estoy dispuesta a recibirlo con todo mi amor y darle lo que pueda y más.