Una de las habilidades de un coach es ser empático con sus clientes (coachees). A pesar de que podemos encontrar diferentes significados de esta palabra, el reto no es aprenderse de memoria de qué se trata la misma. Practicar la empatía es el reto al que te enfrentas día a día y en cada momento de tu vida.
En un video que presentaron en un taller de Formación de Formadores que tomé recientemente, Stephen Covey decía que la empatía no toma mucho tiempo como otros dicen, es decir, lo que tienes que demostrar es un genuino interés en la otra persona.
En las relaciones de amistad por ejemplo, soy de las que pienso que no puedo ser empática contigo si en realidad no me interesas como persona. Puede sonar egoísta, pero prefiero ser sincera en mi trato contigo y no ser una verdadera hipócrita.
Con nuestros hijos practicar diariamente la empatía es una tarea ardua, puesto que como madres tenemos que estar alertas a las necesidades de nuestros hijos, anticiparnos para cubrirlas y ver las cosas desde su punto de vista.
Una vez, cuando tenía apenas 13 años, una persona de mi familia escuchó que dije que yo tenía problemas y luego ella me preguntó: “¿Qué clase de problemas puede tener una niña como tú, que tienes todo en la vida?” Me sentí ofendida con la pregunta y ahora que ya tengo hijos y pienso por sus necesidades, entiendo aún más que los niños ¡sí tienen problemas, y muchos! Lo que para ti es un problema de salud que te impide trabajar, para un niño es un problema de salud que le impide jugar. De igual forma, aquel lujo que no puedes comprarte porque no tienes dinero, para un niño es un juguete que no tendrá la oportunidad de probar y tener.
Los hijos son seres humanos y merecen ser respetados como tal. No puedes impedirles que sientan emociones que no son positivas a los ojos de los demás. Decirle a un niño “no llores” es privarle de la libertad que le ha sido otorgada para ser simplemente un ser humano como cualquier otro.
Por último, quiero invitarte a que pienses: así como le ofreces una “pela” lo que en mi país significa darle un golpe físico a un niño, ¿qué cosas realmente te pasan por la mente cuando alguien te ofrece darte un golpe? ¿Sonríes y pides que te lo den? ¿Te sentirás alegre de que alguien te pegue?
Soy psicóloga, lamentablemente para muchas personas que no estudiaron lo que yo estudié, es difícil entender mi punto de vista. Requiere de mucha madurez, apertura mental y “ceder el paso” a un nuevo estilo de criar a los hijos. Como escuché en un programa de radio hace unos días: “El hecho de que hayas crecido con golpes y con una crianza enfocada en el “respeto” inculcado a través del miedo, no te da derecho a querer formar una nueva generación con aquellos estilos de personas que no estudiaron lo suficiente para entender que todos somos seres humanos, que sentimos y padecemos las consecuencias de una crianza con violencia”.
Revisa tu estilo de crianza y documéntate, lee, estudia, aprende, rompe con tus propios paradigmas y atrévete a hacerlo diferente. Es mi humilde consejo.
Hasta la próxima.