La idea de que la concentración de espermatozoides está desplomándose no sólo es aceptada generalmente en la sociedad, sino que hasta ahora tenía fundamentos científicos. Esta concepción comenzó con un artículo alarmante publicado en 1992 por un grupo de investigadores daneses. La concentración de espermatozoides, informaban, bajaron en un 50 por ciento en todo el mundo entre 1938 y 1991, y la tendencia continuaría, decían.
Contradicciones entre científicos
Pero una revisión lo contradice. Durante 15 años se han recogido datos de hombres daneses de 18 años que han pasado los reconocimientos médicos militares y, al final, no muestran ninguna merma del número de espermatozoides.
Muchos investigadores ya habían criticado los datos que cuestionaban la calidad del semen, y citaban defectos como una falta de métodos estandarizados para recoger el semen, cuestiones metodológicas en el análisis del semen, sesgos en las maneras como los hombres fueron seleccionados y variaciones en la longitud del tiempo que los hombres se abstuvieron de eyacular antes de que se recogiera el semen.
El estudio, según Dolores Lamb, experta en fertilidad en el Baylor College de Medicina, el estudio era problemático y generaba alarmas en la sociedad, sin plantearse de una manera crítica los problemas y debilidades inherentes a los datos ya su análisis.
No obstante, el artículo fue altamente influyente, citado en cientos de artículos posteriores.
De nuevo, otros investigadores publicaron sus propios estudios, aunque los problemas metodológicos persistían, llegando a conclusiones contradictorias. Mientras que algunos decían que el número de espermatozoides estaban bajando, otros decían lo contrario.
El resultado era científicamente tan pobre que un grupo de expertos anunció que no podían llegar a un consenso: dijeron que no se ponían de acuerdo si los espermatozoides estaban disminuyendo o no, sobre todo por culpa de estudios seriamente defectuosos.
Nuevo estudio más fiable sobre la calidad del semen
Mientras tanto, el mismo grupo danés que había puesto en marcha el debate comenzó un estudio que consistía en recoger y analizar muestras anuales de semen de hombres de 18 años aprovechando el momento que pasaban el examen de su estado físico en el ejército -pruebas que son un requisito en Dinamarca-. Durante los últimos 15 años, un total de 5.000 hombres han dado semen para el análisis.
Este diseño ya era una mejora respecto de estudios más antiguos, dice Lamb. Los datos eran de hombres de la misma edad y de una determinada área geográfica (así se evitan las variaciones que pueden darse en el número y la calidad del esperma de una región a otra).
Ahora, pues, el análisis del esperma es mejor ahora de lo que era en el pasado. Y con 15 años de datos, dice Lamb, cualquier declive en número o calidad del semen debería haber sido evidente.
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