Llega el verano y ahora más que nunca tenemos que extremar las precauciones para evitar accidentes en las piscinas. La Asociación Española de Pediatria ha elaborado un informe con una serie de recomendaciones a tener en cuenta en este sentido entre las que se encuentran:
Aprender a nadar, sobre todo a partir de los 4 años. Hay estudios que afirman que iniciar las clases de natación entre 1 y 4 años disminuye el número de ahogamientos, pero también hay que tener en cuenta la madurez del niño, sus limitaciones físicas o cuestiones de salud para decidir si comenzamos antes las clases o no.
Supervisión de un adulto: aunque el niño reciba clases de natación no nos proporciona una completa seguridad de que no haya accidentes, así que cuando son bebés o pequeños hay que mantener una supervisión continua. Para que esta vigilancia sea adecuada, la distancia al menor debería ser inferior a la longitud del brazo del cuidador, es decir, hay que tenerlos al alcance.
No perderlos de vista: si ya son más mayores y saben nadar siempre tienen que estar vigilados, o por un socorrista o por un adulto, evitando situaciones que puedan distraernos como hablar por teléfono, hablar con otras personas etc.
No dejarle bajo la supervisión de otro menor: mientras esté en la bañera, piscinas, «spas» o cerca de cualquier boca de riego.
Advertir a los adolescentes sobre el riesgo del alcohol y drogas: el 25% de los ahogamientos de adolescentes se producen porque están bajo los efectos de estas sustancias.
No tirarse de cabeza: puede provocar graves lesiones, es preferible que los niños se tiren al agua con los pies primero.
Medidas que debemos tomar en casa
También en casa se pueden producir ahogamientos, así que es necesario que se tomen en consideración una serie de medidas como las siguientes
Vaciar cualquier recipiente con agua después de su uso, como por ejemplo los cubos de la fregona, ya que en el caso de niños pequeños, el ahogamiento puede ocurrir con tan poca cantidad de agua como 2 cm en el fondo de un cubo, una bañera, una piscina portátil o un pozo.
Un ahogamiento de un bebé se puede producir en una piscina o cubo con tan solo 2 cm de agua en su fondo
Los asientos de baño para bebés y lactantes nunca deben considerarse como un sustituto de la vigilancia por parte de un adulto, pues se pueden escurrir a través de ellos.
Para prevenir ahogamientos en los inodoros, no se debe dejar a los niños pequeños en el cuarto de baño sin supervisión.
Otras medidas a tener en cuenta
En los últimos años se ha detectado un incremento en el número de accidentes que se producen en piscinas unifamiliares y comunidades de vecinos . Aquí sería necesario la presencia de socorristas, el vallado completo del recinto en el que se encuentra la piscina, que permita que los niños que no puedan trepar pero a la vez que se pueda ver la piscina, y el uso de chalecos salvavidas en actividades acuáticas.
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