Hoy os voy a hablar de nutrición. Es una de las cosas que más me gusta hablar en la consulta, porque al fin y al cabo comer es algo que hacemos todos los días y es un pilar importantísimo para mantener la salud. La buena alimentación es la base de todos los tratamientos para controlar los factores de riesgo cardiovascular como la diabetes, la tensión arterial o el colesterol. Y lo que más me gusta es desmontar mitos.
Un gran mito, que se ha puesto de moda, es la fiebre por los smoothies. Con solo poner smoothies en un buscador te das cuenta la cantidad de entradas que asocian smoothie con pérdida de peso y desintoxicación. Y entonces es cuando a mi me dan los siete males.
El smoothie, ese inocente batido de verdura y frutas de color sospechoso, puede ser una autentica bomba de azúcar y por tanto de calorías.
Si el smoothie estuviese hecho solo de verduras, espinacas, apio y acelgas, no sería un problema porque serían pocas calorías por vaso. Pero a ver quien es el valiente que se toma semejante zumo. Entonces para que sepa mejor mezclamos verduras y frutas. Y ahí radica el verdadero problema.
El uso de frutas licuadas hace que bebamos una gran cantidad de fructosa en un solo vaso de zumo/batido. El problema de la fructosa es que nuestro cuerpo lo transforma rápidamente en grasa.
Por ejemplo, beber un smoothie que lleve una naranja, una manzana, un kiwi ademas de las verduras, sería lo mismo que tomarse entre 4 ó 5 sobres de azúcar. Mucho ¿no?
La fruta es una fantástica fuente de energía y es básica en nuestra alimentación. Pero la fruta de una en una y por piezas enteras. Así aprovecharemos toda la fibra, será mas saciante, por lo que con una pieza será más que suficiente.
Y si los smoothies es lo que más te gusta en el mundo, de vez en cuando puedes darte un capricho. Porque nuestro objetivo es estar sano, pero también felices.
Doctora sin zapatillas