Los hábitos de higiene deben empezar a inculcarse desde la más tierna de las infancias. Lavarse las manos, cepillarse los dientes, bañarse, ducharse, … deben ser acciones diarias que han de tender a realizarse de un modo prácticamente automático. Lo sé, es no es tan sencillo como parece, pero en realidad tampoco es tan complicado como lo pensamos. Se trata sencillamente de convertir todas estas acciones en parte de la rutina del día a día de nuestros hijos. ¿De qué manera? Poco a poco y paulatinamente desde el primer día.
Cuándo empezar a inculcar hábitos de higiene a los niños
Los hábitos de higiene se inician desde el mismo momento del nacimiento de nuestros bebé y deben continuar día a día, durante toda su vida. Aprender a mantener unos adecuados hábitos de higiene significa aprender también a quererse y cuidarse uno mismo, a la vez que es una de las mejores formas de estar saludables y sanos.
Poco a poco debemos enseñar a nuestros hijos que siempre deben lavarse las manos al llegar a casa, antes de comer y después ir al baño. Seguir este sencillo hábito les mantendrá alejados de las enfermedades contagiosas que entran en nuestro cuerpo a través de las manos.
Los pequeños han de empezar a ser conscientes de este tipo de acción desde mucho antes de que puedan aprender a hacerlo por sí mismos. Con esto quiero decir que, es importante que cuando les lavemos las manos tras haber jugado en el parque con apenas 9-12 meses les expliquemos que sus manitas deben permanecer limpias para comer.
Lo mismo ocurre con otros hábitos de higiene como el cepillado de dientes que debe ser tres veces al día. Con una es insuficiente y corremos un alto riesgo de que las caries empiecen a aparecer. Para evitarlo al máximo, los padres debemos empezar con estas rutinas aun cuando los peques no tengan dientes. Poco a poco y con la constancia diaria cuando llegue el momento de que lo hagan solos costará menos inculcar este hábito.
Cómo empezar a inculcar estos hábitos de higiene en los niños
Como cualquier otro aprendizaje que realizará nuestro hijo aprender a interiorizar y automatizar los hábitos de higiene va a requerir de mucha paciencia de nuestra parte, y de repetición y constancia de la suya.
Bajo un ambiente relajado, libre de gritos y amenazas conseguiremos mucho más que si nos pasamos el día repitiendo y gritando la tan conocida frase “¡Lávate las manos antes de comer!” Y es que a medida que los niños crecen y deben ir haciendo más cosas solos … más les cuesta o se les olvida.
Para que les resulte más fácil, al principio, les ayudaremos dejando todo preparado para que puedan encontrar sus cepillos de dientes y pasta dentrífica a su altura, las toallas y el gel de baño listos, y así con cualquier otro artículo de aseo personal que necesiten utilizar cuando ellos ya tengan la autonomía necesaria para hacerlo solos sin supervisión de un adulto (sobre los 8-10 años)
Durante los primeros años de aprendizaje (sobre todo hasta los 6-7) los padres debemos acompañarlos y motivarlos en cada uno de sus pasos. Los elogios, por más que en algunas teorías nos pretendan vender que no son buenos, en estos casos está más que probada su eficacia. Hacerle notar a nuestro hijo que está haciendo bien algo en ningún caso es perjudicial, todo lo contrario. Lo perjudicial es hacer como si nada o estar remarcando todo aquello que no hace bien.
Nuestro ejemplo será, una vez más, determinante. Teniendo en cuenta que somos sus principales modelos de conducta y por tanto sus referentes, debemos dar ejemplo en todo aquello que hacemos incluidos los hábitos de higiene.