El kéfir es una bebida fermentada muy rica en vitamina B, D y K, así como en minerales como el calcio, el fósforo y el magnesio. No hay ninguna duda de que su consumo es aconsejable para personas adultas, pero sí que existe cierto debate sobre la conveniencia de incluirlo en dietas infantiles. Esto se debe a que el yogur búlgaro contiene una ínfima cantidad de alcohol que no llega al 0,7%.
Muchos expertos ya se han pronunciado y afirman que el consumo de kéfir por parte de niños y bebes no solo no es perjudicial, sino que es muy beneficioso en diferentes aspectos, como te explicamos más adelante.
¿Pueden tomar kéfir los bebés?
La respuesta es afirmativa. Y no solo pueden, sino que deben por sus estupendas cualidades. Ahora bien, hay que aclarar algunos puntos sobre su consumo para que sea lo más beneficioso posible para los pequeños.Existen diferentes tipos de kéfir, siendo los más populares los de leche y los de agua. Ambos son beneficiosos, pero en el caso de los niños el más adecuado es el de leche, cuyo alto contenido en calcio contribuirá al desarrollo de sus huesos. Además, su sabor es más agradable y los pequeños lo ingerirán con mayor facilidad.
¿Cuándo pueden comenzar a tomar kéfir y cómo ofrecérselo?
Del mismo modo que ocurre con la leche de vaca, el mejor momento para introducir el kéfir en la dieta de los bebés es a partir del año de vida, cuando su sistema digestivo ya tiene la suficiente madurez para aceptar estas bebidas.Ahora bien, debes tomar una serie de precauciones para que sus efectos sean los deseados.
Para empezar, no debes añadir azúcar al kéfir, ya que esta puede provocar diferentes problemas en los niños, como caries o sobrepeso. En su lugar, puedes acompañarlo con un poco de miel o pasta de dátiles casera.
Es buena idea agregar al kéfir algo de fruta y cereales. El kéfir con plátano, por ejemplo, es una opción perfecta para bebés y niños pequeños.
También es importante que no introduzcas el kéfir en la dieta de tus hijos de golpe y sopetón, sino poco a poco, comprobando que los pequeños no tengan ninguna intolerancia a este tipo de producto. Esta medida de precaución es aplicable a prácticamente cualquier nuevo alimento que vayas a incluir en el menú de los pequeños.
Hay que tener en cuenta que dependiendo del tipo de kéfir y la forma en que se haya elaborado puede contener cantidades más o menos significativas de alcohol, sustancia que se produce durante el proceso de fermentación. Partiendo de esta base, es importante evitar el kéfir comercial, cuyos niveles de alcohol pueden ser más elevados.
Si quieres ofrecer kéfir a tu bebé o hijo pequeño, elabóralo con tus propias manos, poniendo especial atención a la higiene y haciendo fermentaciones cortas, de no más de 48 horas. Asimismo, se recomienda rebajar un poco el kéfir antes de ofrecerlo para limitar al máximo la dosis de alcohol del fermento. Esto puede hacerse simplemente agregando un poco de agua o leche a la ración de kéfir.
Beneficios del kéfir para los niños
El carácter probiótico del kéfir proporciona una serie de beneficios generales tanto para adultos como para niños. Por ejemplo, facilitar unas digestiones muy livianas, fortalecer el sistema inmunológico, combatir patologías como la gastritis y la osteoporosis, reducir el estreñimiento y favorecer la fortaleza de los músculos y la pérdida de grasa por su alto contenido en proteínas y su bajo contenido calórico.En el caso de los niños estas cualidades son aún más visibles. Las bacterias y levaduras del kéfir contribuyen al desarrollo y fortalecimiento de su flora intestinal, consiguiendo una mejor absorción de los nutrientes y evitando problemas gastrointestinales muy habituales entre los bebés como las diarreas y el estreñimiento.
Entre los componentes del kéfir destaca la inmunoglobulina E, un potente inhibidor de alérgenos, lo que proporciona al organismo de los pequeños una gran aliado a la hora de prevenir la aparición de diferentes alergias (respiratorias, alimentarias, a fármacos…).
El kéfir no solo es muy rico en calcio (especialmente el kéfir de leche), sino que entre sus vitaminas se encuentra la K2 y la D, que contribuyen a la absorción de ese mineral por los huesos. Es un alimento verdaderamente sano para la salud ósea de bebés y niños.
También son de reseñar las múltiples propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y anticancerígenas del kéfir, todo un estímulo para el sistema inmune de tus hijos y una garantía de que su organismo estará mejor preparado para atajar cualquier enfermedad.
En definitiva, nada debes temer a la hora de incluir el kéfir, o yogur búlgaro, en la dieta de tus hijos. Los mejores expertos aseguran que es la mejor apuesta para fortalecer el sistema inmune y los huesos de los pequeños, además de favorecer sus digestiones. Y, por si fuera poco, su sabor les encanta, así que no tendrás ningún problema para dárselo.
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