La caja de arena es una técnica creada en la primera mitad del siglo XX por la psiquiatra infantil Margaret Lowenfeld y expandida de forma más amplia en la segunda mitad del siglo XX por Dora Kalff que la desarrollo según el modelo Junguiano de psicoterapia.
La técnica consta de cuatro elementos fundamentales; una caja, arena, figuras y el guía. La caja suele ser de un tamaño determinado, suficientemente grande para que quepan las creaciones y suficientemente pequeña para que se vea con una mirada, sin tener que mover la cabeza para verla en su totalidad.
La caja está llena de arena, similar a la arena de playa y que puede estar seca o húmeda. Además de esto, contamos con figuritas que representan de alguna forma el mundo interno y externo (figuras de personas, de animales, de transportes, casas, de naturaleza....). Y por supuesto es necesario la figura del guía, de la terapeuta ó de la persona que acompaña y es contenedor y testigo de todo aquello que está sucediendo en la creación de la escena.
La caja de arena puede ser utilizada como técnica expresiva, proyectiva e integrativa según el modelo en el que se encuadre. Es una técnica para adultos, para niños y para adolescentes. Igualmente se puede trabajar en grupo o de manera individual, dependiendo del encuadre.
Ambito de aplicación
En un ámbito educativo escolar, se puede usar la técnica de manera expresiva de manera individual con los menores en las sesiones de orientación, o de manera grupal en las sesiones de tutoría. En el ámbito de la psicoterapia es habitual utilizarla como técnica proyectiva e integrativa, como herramienta diagnóstica y como herramienta terapéutica en consulta individual, pero también puede servir para trabajar aspectos de pareja.
En la terapia familiar es muy útil ya que todos los miembros de la familia pueden participar, ya que como técnica no verbal no favorecerá a los adultos frente a los niños. De alguna forma todos comenzamos a hablar el lenguaje universal del juego y del simbolismo.
Si nos centramos en la Caja de Arena como técnica de terapia infantil, tenemos que tener en cuenta la edad y la etapa evolutiva del menor, así como la forma de ser del niño o niña. Los menores hablan a través de los juegos, es su lenguaje natural. Y así de una forma fácil pueden ir expresando aquello que les preocupa, si ya son más mayores pueden ir practicando nuevas formas de hacer, como si se tratase de un role-playing en el que las figuras son los actores. A través de la construcción de varias cajas, el menor va integrando las cambios que necesita realizar a nivel emocional para adaptarse mejor a la situación actual.
Por ser una técnica segura para los menores, con la que se sienten cómodos y pueden ir a su ritmo, es óptima para trabajarla en menores que han sufrido traumas. Igualmente, al ser una técnica no verbal es muy útil para menores con dificultades de expresión verbal.
No todas las sesiones serán de construcción de mundos en la arena, de hecho hay niños y niñas que lo solicitan ellos mismos nada más entrar en la sala, mientras que hay otros que no lo buscan. Generalmente los menores que lo evitan son aquellos en los que en algún momento el terapeuta ha ido muy rápido y ha comprometido el espacio de seguridad y protección de la técnica.
La caja de arena en España
En España todavía es una herramienta poco conocida, aunque poco a poco va introduciéndose en diferentes consultas de psicoterapia y psicología por su alta utilidad y versatilidad.
Para aprender la técnica es necesario realizar una formación que profundice en la herramienta, y que facilite la adquisición de la actitud en la forma de acompañar, así como la capacidad de leer y comprender lo que nos indica el niño a través de la creación de escenas en la caja de arena. Igualmente se suele recomendar vivenciarlo en uno mismo, no solo practicando como guías, sino también creando mundos en la arena.
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