Despertarse y descubrir que aún te quedan 15 minutos más en la cama, oler a café recién hecho y a pan tostado, una buena ducha fresca, estrenar una camisa, oler a tierra mojada, escuchar a los pájaros por la mañana, recibir buenas noticias de alguien a quien aprecias, cocinar, conseguir un reto en el trabajo, llegar a casa y que los tuyos te reciban con un gran abrazo, escuchar la carcajadas de tus hijos, charlar con tu pareja, dormir en sábanas limpias...
Si lo sabes apreciar, ¡se necesita tan poco para ser feliz! Pues ese debe ser el mantra que enseñemos a nuestros hijos. No les debemos crear grandes expectativas para lograr la felicidad. Si aprenden a obtener la felicidad de las pequeñas cosas de la vida serán muy felices. Y eso es de lo que se trata, ¿no?
¡¡FELIZ MIÉRCOLES!!