Me llamo Montse y mi blog es Mis chic@s y yo. Y ¿por qué mis chic@s? Soy trimadre de dos niñas y un niño. La niñas con 15 y 12, ya sumidas en plena adolescencia y el niño acaba de cumplir 9. Me gusta compartir momentos en familia, es una de las cosas que más me llenan, preparar actividades juntos, ya sean galletas, manualidades o viajes. Reconozco que disfruto mucho descubriendo cosas nuevas junto a mis hijos y mi marido. La vida está llena de experiencias y de nosotros depende saber vivirlas para extraer la máxima esencia. Por otra parte, siempre he tenido la firme convicción de que los niños deben recibir todo tipo de estímulos y vivencias para desarrollar su intelecto y su personalidad. Para resumir: es tan importante hacer un taller en un museo como perderse en un parque de atracciones. Dicen que en la variedad está el gusto y eso es lo que intento aplicar en mi vida familiar.
1. Montse, descríbeme en tres palabras tu vida como madre.
Amor, felicidad, paciencia.
2. Hoy vamos a hablar de un tema que no se ha tratado en el blog aún y, aunque no es emocional, seguro que sí de mucha utilidad: las salidas y excursiones con nuestros peques. En tu blog vemos que hacéis muchísimas salidas… ¿Cómo las organizas?
Debo reconocer que si bien en el fondo soy algo caótica en la vida, el convertirme en madre de familia numerosa me ha enseñado a planificar, organizar y dejar poco al azar. No es lo mismo salir un domingo a la playa que preparar un itinerario cultural. Así que a veces planifico más y otras menos.
Normalmente, antes de salir de casa tengo un planning preparado y ya me he calculado el tiempo de coche, el presupuesto, los lugares que vamos a visitar, he comprado las entradas por Internet y tengo una idea de dónde y qué podemos comer. Sin embargo, a pesar de preparar un plan exhaustivo no suelo hacer partícipes a los niños de toda la información. Me gusta mucho jugar con el efecto sorpresa. Puedo decirles vamos a conocer Madrid y que los niños de repente se encuentren en el parque Warner. En casos como este (que reconozco que hago alguna que otra vez) el impacto que se produce en ellos no tiene precio.
3. ¿Cuál crees que es el principal consejo a seguir para que una excursión tenga éxito?
Ponerle mucha ilusión. Personalmente siempre me gusta aprender cosas nuevas y prepararme una excursión para explicar cosas a mis hijos me resulta muy motivante. Si los adultos lo viven con ilusión, son capaces de transmitir a los niños la pasión por lo que están viviendo.
4. ¿Crees que hay una edad mínima para organizar una excursión o los bebés también pueden disfrutar de estas salidas?
Para disfrutar de una excursión no hay edad mínima. A mi hija mayor la llevé a hacer un itinerario con 9 meses. Los hermanos pequeños siempre van a remolque de los mayores y desde muy bebés los he llevado a sitios. Aunque en este sentido sí que hay un elemento que encuentro de una importancia vital: adaptarse a las necesidades de los niños en el sentido de ofrecerles opciones de ocio adecuadas a su edad, o bien hacer visitas adaptándolas a sus intereses. Cubrir todas sus necesidades de sueño, horarios de comida, y mantenerlos limpios, por supuesto. Ante todo los padres somos los responsables de nuestros pequeños y los encargados de garantizar su seguridad. He visto bebés en viajes de turismo a países donde las condiciones de salubridad no eran las más idóneas, o meterse los niños en la mochila en rutas de senderismo difíciles, con pendientes escarpadas y pasos estrechos. Cuando he presenciado actuaciones de este estilo, he sentido bastante rabia.
A todos nos puede gustar disfrutar de planes de ocio que no sean compatibles con niños o bebés, pero creo, sin afán de aleccionar, que cuando tienes hijos debes priorizar y considerar si vale la pena asumir riesgos innecesarios. Un accidente puede tenerlo cualquiera, pero encuentro un absurdo caer en situaciones de peligro por hacer una actividad que nos llena a nosotros como padres, pero a los niños quizá ni les va ni les viene.
5. Y respecto a los adolescentes… ¿Cómo organizar una salida que no sea aburrida para ellos en esas edades tan difíciles?
En ese sentido creo que de momento tengo suerte porque todavía soy capaz de ilusionar a mis hijas con una salida familiar. Incluso alguna que otra vez han venido los amigos de las niñas. Aunque soy muy consciente de que irremediablemente llegará un día que encontraran aburrido venir con nosotros, aunque sea solo por pose. Es la ley de la adolescencia: siempre hay una etapa en la que ir con los padres resulta algo poco atrayente.
6. ¿Aconsejas la preparación al máximo o mejor que haya algo de improvisación?
Mi propia experiencia es que cuando vas con niños, y más en mi caso, en el que entre la mayor y el pequeño van casi 7 años de diferencia, es mejor algo de planificación para poder encontrar actividades que se adecuen al rango de edad, o como mínimo que se alternen actividades satisfactorias para cada uno.
La planificación en mi casa es la clave del éxito, principalmente en los viajes de varios días de duración.
Por poner un ejemplo, cuando los niños tenían 2, 6 y 9 años viajamos unos días a Nápoles. No fue un viaje pensado para ellos, era uno de mis sueños, pero tampoco los quería dejar en casa, así que lo adapté a ellos de la mejor manera que pude. Semanas antes de salir, cada niño estuvo preparando actividades, el niño era muy pequeño así que nos limitamos a dibujos, cuentos,… Con la mayor preparamos una maqueta de una domus romana. Y con la mediana hicimos un trabajo buscando información sobre los diferentes tipos de Roma. Así que, antes de salir ya los llevaba empapaditos de cultura romana. Yo no me quedaba corta, cuando llegamos a la ciudad, me conocía cada calle y cada casa al detalle, como si hubiese estado allí toda la vida. Ni audioguias, ni cicerones. Es poco probable que a esas edades hubiesen aguantado un sin fin de visitas guiadas. Pero para eso me lo había preparado tanto: para explicarles lo que veían a su nivel, con anécdotas, acertijos o cosas divertidas. Nos pilló una tormenta en el templo de Apolo y allí aproveche para hablarles de la erupción. También cogía lapilli del suelo y los dejaba caer en sus pequeñas manos desde lo alto aprovechando para explicar que esas piedras caían del cielo como la lluvia y les invitaba a imaginar a la gente que corría por las calles cubriéndose con almohadas para protegerse de esa lluvia tan peculiar. Nos acercamos hasta la playa para leer la carta sobre el testimonio que nos dejó Plinio el Viejo de la erupción. Los niños echaron mano de su capacidad de observación y crearon sus propias hipótesis. Incluso cuando nos llovió a cantaros (lástima, el tiempo no se puede planificar a largo plazo), la mediana contenta porque decía que así podíamos ver como funcionaba un impluvium.
Algunos pensarán que menuda ocurrencia la llevar a tres pequeños a semejante empacho arqueológico… Pero aquí el único riesgo era que se aburrieran. Mientras no haya peligro y se cubran sus necesidades, la clave está en adaptar la salida a los niños. Y la prueba es que los tuve tres días a base de arqueología, lecturas y pizzas pero os garantizo que, cada uno a su manera, lo vivió como una experiencia genial.
7. ¿Cuáles crees que son las principales ventajas de ir de excursión con los peques?
Lo primero creo que es una forma de afianzar los lazos familiares, de proporcionar tiempo exclusivo y de calidad, de compartir experiencias y de crear entre todos bonitos recuerdos.
No sé a ti, pero a mi personalmente no me importaría que Montse me organizara una excursión. No he estado en Italia, pero tal y como lo explica ella estoy segura de que los niños disfrutarían un montón. Y aprenderían, que también es importante ¡Muchas gracias Montse! Seguro que tus consejos nos van a venir muy bien. Y no olvideis pasar por su blog donde nos explica un montón de experiencias más.
¿Tu también realizas excursiones a menudo? ¿Con peques o adolescentes? ¿Que te parece la manera de organizar las excursiones de Montse?
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