Junto a la paella y la tortilla de patatas, la siesta es el signo de la cultura española. Este hábito tan típico resulta muy beneficioso para todos, pero sobre todo para los niños, ya que les ayuda a reponer energía, favorece la actividad cerebral, previene el estrés y aumenta la capacidad de aprendizaje. Lo ideal es que, habitualmente, los niños mantengan el hábito de la siesta hasta, aproximadamente, los cuatro años, aumentando esta edad al máximo posible cuando estemos en verano.
En la edad preescolar los niños suelen dormir un promedio de entre 11 y 12 horas por la noche, incluyendo una siesta por la tarde de unos 20 minutos, esto es lo que llaman la siesta infantil. La mayoría dejan de lado de estas cabezadas en torno a los cinco años para tener una buena siesta infantil. De 5 a 12 años. En esta etapa, los niños necesitan dormir entre 10 y 11 horas por la noche para que puedan tener una gran siesta infantil.
El niño debe dormir en su cama, no dejes que lo haga en el sillón porque entonces querrá hacerlo también por la noche, debe coger un buen hábito. Debemos mantener su habitación en penumbra y no totalmente a oscuras, para que diferencie entre el sueño nocturno y el diurno y no quiera seguir durmiendo horas y horas. No hace falta que le pongas el pijama, con ropa cómoda que le permita moverse y no sudar, bastará.
Si tu hijo es de aquellos que odian la siesta, no le obligues a dormir. Pero sí intenta que repose ofreciéndole alternativas interesantes que le hagan permanecer un tiempo relajado, como una película infantil o leer cuentos junto con mamá, lo interesante es que descanse un tiempo y recupere energías.
¿Consigues que duerma la siesta?
Imagen: cotaro70s/flickr