Los complejos pueden aparecer porque el niño niña tenga una pequeña diferencia con el resto de niños que conforman sus grupo de pares. Por ejemplo, una diferencia física que no tiene porqué ser desagradable como llevar gafas puede acabar siendo un problema.
Los complejos pueden agruparse según su contenido, es decir, según el tipo de diferencia que el niño tiene y el resto observa y decide amplificar. En este sentido los complejos se dividen en físicos, intelectuales o sociales.
Los complejos físicos son aquellos que tienen que ver con el aspecto del niño o la niña, llevar gafas, tener cierto sobrepeso, tener unas orejas o dientes más grandes de lo habitual, …
Los complejos intelectuales vienen determinados en gran medida por el rendimiento académico que saca nuestro hijo o hija en el cole. “El tonto del bote” o “el gandul de la clase” son las frases que inician este tipo de complejos.
Los complejos sociales son los que pueden acompañar a un niño o niña con pocos amigos, niños que se quedan apartados del resto del grupo y a los que nadie hace caso
Sea cual sea el tipo de complejo que atormenta a nuestros pequeños debemos tener presente que todos acaban haciendo mella en su autoestima. Los padres debemos actuar y corregir, en la medida que sea posible, las posibles diferencias que distinguen a nuestro hijo negativamente del resto del grupo si bien lo mejor que podemos hacer será dotarle de buenas estrategias para enfrentarse a los ataques que provengan de los demás. Recordemos que este tipo de diferencias les hacen más vulnerables al bullying.
¿Cómo actuar ante los complejos de nuestros hijos e hijas?
Lo primero que debemos hacer es evitar que el niño sea objeto de este tipo valoraciones negativas de las diferencias que presenta, la educación en la diversidad es muy importante y es un recurso muy eficaz si bien todos sabemos que cuando los niños discuten suelen atacar donde más duele, buscando los puntos débiles del contrario y estas diferencias suelen convertirse en el blanco de todas las dianas.
Como padres y educadores debemos hacer ver al niño que empieza a presentar un complejo por estar gordo o llevar gafas que esta característica no es lo más importante que tiene. Su personalidad, su forma de ser y de actuar es lo que debe valorar y no solo su aspecto físico. Hay que hacerle ver, por ejemplo, todo lo bueno que tiene como persona, lo buen compañero, lo generoso y lo muy trabajador que es. Y que para él llevar gafas, ser bajito o estar gordito no debe representar ningún problema, en todo caso el problema quizás lo tienen los demás.
Es evidente también que el niño o niña debe aprender a defenderse de los ataques de los demás, debe aprender estrategias, habilidades sociales para llevarse bien con sus compañeros de clase, debe aprender a dialogar y cooperar con los demás. Habilidades que evitaran en gran medida que los compañeros sientan ganas de meterse con él si lo consideran un amigo que propone actividades, juegos o soluciones a los problemas de grupo.
Imagen cortesía http://www.freepik.es/
Fuente consultada: La educación de nuestros hijos. De 0 a 14 años. Josefina Aldecoa y otros. Ed. temas de hoy
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