Está comprobado que los miedos son evolutivos y que en cada etapa de crecimiento los niños suelen sufrir temores parecidos. A medida que van madurando psicológicamente, sus miedos van cambiando.
Miedos según la etapa de crecimiento
1. Bebés (de 0 a 12 meses)
Los recién nacidos pueden experimentar miedo ante los sonidos muy fuertes u objetos extraños que identifiquen como una amenaza. Hay que respetarlo, por ejemplo, si tiene miedo a un juguete determinado, es mejor evitarlo y esperar a que sea mayor para jugar con él.
Otro miedo que se comienza a experimentar en esta etapa, es a la separación de la mamá, el papá o el adulto de referencia. Si tus hijos se asustan cuando te pierden de vista, eso es porque todavía no conocen la permanencia, para ellos “lo que no se ve no existe”. Es recomendable que sigas hablándole cuando te separes de él o juegues al cucu-tras.
2. Primera infancia (de 1 a 3 años)
Del mismo modo que tienen miedo al abandono, también pueden temer a las personas extrañas. En el primer caso, si el niño tiene que quedarse en la guardería o con un canguro, lo mejor es que el proceso sea de manera gradual y siempre explicándole que volverás a por él, por muy pequeño que sea, lo terminará comprendiendo. En cuanto a los rostros desconocidos, no hay que forzar al niño a que se vaya con personas que le causan miedo, siempre es mejor mostrase amable con la persona cuando le tengas en brazos, de esta forma ganará confianza al ver que tú socializas con él.
A esta edad, también puede desarrollarse el miedo al agua. Para evitarlo, es importante que las primeras veces que nades con él, tú transmitas seguridad y confianza a través de frases motivadoras como: ¡Qué bien lo haces!
3. Preescolar (de 3 a 6 años)
A esta edad es frecuente que los niños tengan miedo a la oscuridad y a quedarse solos. Comienzan a creer en seres fantásticos o imaginarios y temen encontrárselos. Esto puede ser un problema a la hora de irse a la cama. Es recomendable realizar actividades relajantes antes de dormir, jugar a los monstruos entre risas o, incluso, dejar un lamparita encendida durante la noche.
También, es frecuente que comiencen a experimentar miedo por algunos animales, como por ejemplo los perros. Si nunca han tenido trato cercano con alguno, es probable que se asusten. En estos casos es mejor no obligarle a acercarse y explicarle cómo es el animal en cuestión y cómo se comporta. Debemos diferenciar el miedo racional del irracional.
4. Niñez (de 6 a 11 años)
Cuando ya cumplen los 6 años, la causa de los miedos cada vez es más realista y se alejan poco a poco de lo imaginario. Por ejemplo, comienzan a sentir el miedo a hacerse daño. Si se asusta cuando le cortas las uñas, siéntale sobre tus piernas para transmitirle confianza o si se hace cualquier rasguño, cúraselo y ponle una tirita por muy pequeña que sea la herida, eso le dará seguridad emocional.
Asimismo, durante esta etapa aparecen los primeros miedos sociales en la escuela, se preocupan por si pierden amigos o si hacen el ridículo ante los demás. Es importante estar pendientes de la autoestima del niño.
5. Pubertad (de 11 a 13 años)
Durante este periodo se acentúan los miedos sociales y escolares. Se producen muchos cambios en el cuerpo y temen ser rechazados por los amigos. La auto-imagen se puede convertir en un problema para los niños, por lo que es muy importante que los padres trabajen con ellos el aumento de confianza en ellos mismos.
Como padres, no debemos asustarnos, pero tampoco tomarnos a risa sus miedos. Debemos actuar con paciencia, cariño y, sobre todo, con mucha calma. Tenemos que explicarle cada situación y hacerles entender que vamos a estar a su lado pase lo que pase.